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Junts y Podemos dejan en la estacada a Marlaska y provocan otra derrota del Gobierno

El Ejecutivo saca adelante el techo de gasto, pero el PP anticipa que lo volverá a rechazar en el Senado

Fernando Grande-Marlaska ministro del Interior
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, durante la sesión de control al Gobierno, el miércoles en el Congreso.Mariscal (EFE)
Xosé Hermida

La oposición bombardea sin tregua, mientras algunos de los teóricos aliados se entregan a las maniobras de desmarque. Bajo un ataque masivo del PP por el caso Koldo, el Gobierno se tropezó este jueves con otra desagradable sorpresa en el Congreso. Los populares lograron sacar adelante una moción que pide el cese del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, gracias a que Junts y Podemos se alejaron de la mayoría que sostiene al Ejecutivo y se abstuvieron. El bloque de investidura sí se mantuvo unido para aprobar el techo de gasto y la senda de déficit, paso previo a elaborar los Presupuestos, pero el rotundo rechazo del PP prefigura un nuevo bloqueo en el Senado que obligará al Gobierno a buscar otra vía para despejar el camino a las cuentas públicas.

Los populares están exultantes. El escándalo que ha mandado al Grupo Mixto al exministro y ex número tres socialista José Luis Ábalos ha actuado como un euforizante sobre su bancada parlamentaria. Cada orador del PP que se asoma a la tribuna, sea cual sea el tema a debate, de un tratado internacional al marco financiero de los próximos Presupuestos, se arranca proclamando a los cuatro vientos que este es un Gobierno corrupto, afirmación que de inmediato desata grandes salvas de aplausos.

Los populares tuvieron este jueves otro motivo para celebrar, un regalo inesperado de los aliados del Gobierno, acogido con gestos de sorpresa y contrariedad en las filas de los grupos del Ejecutivo y con otra gran ovación en las del PP. La oposición logró sacar adelante la reprobación de Marlaska, señalado como responsable de la muerte de dos guardias civiles en Barbate (Cádiz) el día 16, después de que su embarcación fuese embestida por una narcolancha. Podemos ya había anunciado su abstención durante el debate celebrado el miércoles. Pero no se contaba con que se apuntaría Junts, que guardaba silencio. El trío disidente del bloque de investidura se completó con la única parlamentaria de Coalición Canaria, Cristina Valido.

Otros aliados del Gobierno como ERC, EH Bildu o PNV han sido muy críticos con la gestión del ministro del Interior, sobre todo con su política migratoria, pero no se sumaron a la ofensiva de la derecha por el trágico episodio de Barbate y cerraron filas con el Ejecutivo. Un gesto insuficiente: la solicitud de destitución de Marlaska —sin ningún carácter vinculante— prosperó por 171 votos a 165. Es la tercera reprobación parlamentaria al ministro y la segunda en una semana, tras la aprobada el día 21 por el Senado, donde el PP dispone de mayoría absoluta, también por la falta de medios de la Guardia Civil para la lucha contra el narco en el Estrecho. La primera reprobación al ministro fue en febrero de 2023, por la gestión de la tragedia en la valla fronteriza de Melilla de junio del año anterior, en la que fallecieron al menos 23 personas.

Junts y Podemos han vuelto a demostrar que constituyen el flanco más débil de la base parlamentaria del Gobierno. Con el grupo independentista todo está pendiente de cómo desemboquen las negociaciones sobre la ley de amnistía, tras el primer fracaso, el 30 de enero. Podemos, que ya hizo caer un decreto del Ministerio de Trabajo, ha intensificado el discurso crítico con el Ejecutivo. Su líder, Ione Belarra, aprovechó el miércoles una pregunta a Pedro Sánchez para recriminarle que, desde que se constituyó el Gobierno, “solo haya hablado de amnistía y de corrupción”.

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Las dos formaciones sí se mantuvieron fieles a la mayoría para aprobar el techo de gasto y la senda de déficit. Pero el triunfo del Gobierno resultó de escaso valor. En este asunto, paso previo a la elaboración de los Presupuestos, la última palabra la tiene el Senado, donde la derecha ya lo tumbó el día 7. Y su actitud no ha variado desde entonces. El Gobierno, pese a todo, dice que podrá elaborar los Presupuestos dentro del marco financiero establecido en el pacto de estabilidad pactado en abril de 2023 con Bruselas, y que contempla un margen de gasto menor para comunidades autónomas y ayuntamientos.

La vicepresidenta y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, intentó, una vez más, convencer a los populares de que están tirando piedras contra su tejado, ya que ellos gobiernan en la mayoría de las comunidades y municipios, los más perjudicados por el bloqueo. “Dejen ya la política de tierra quemada, no perjudiquen a los territorios donde gobiernan”, recriminó Montero.

Los populares ni se inmutaron. El diputado José Vicente Marí comenzó su réplica reproduciendo unas palabras de Ábalos en las que pedía a sus hasta ahora compañeros que lo mirasen a la cara. Y como transmutándose en portavoz del exministro, Marí se dirigió a la vicepresidenta parafraseando: “Míreme a la cara, señora Montero”. Luego se explayó con el caso Koldo, lo encadenó con una crítica total al estado de las cuentas públicas y evidenció que el Gobierno no podrá contar con ellos.

Toda la mañana transcurrió así, entre proclamas de los populares tachando a todo el Gobierno de corrupto, acogidas con gran alborozo en sus escaños. Se registró un amago de incidente cuando el portavoz popular, Miguel Tellado, pidió la palabra porque, en su ausencia, algunos socialistas habían aludido a que en el sumario del caso se recoge una conversación en la que Koldo García, exasesor de Ábalos, asegura que va a verse con él. Tellado ya lo había desmentido fuera del hemiciclo y quiso repetirlo dentro. La presidenta, Francina Armengol, se lo impidió alegando que habían sido muchas las personas aludidas en los debates. Tellado se resistió a acatarlo y no calló hasta que Armengol —una de las dianas predilectas del portavoz popular— lo llamó al orden. Concluido el pleno, la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, aún convocó a la prensa. ¿El motivo? Denunciar que Sánchez preside un “Gobierno corrupto”.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.
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