El Gobierno pone en marcha los Presupuestos de 2024 y Alegría le pide al PP una oposición “constructiva”

El Gobierno no tenía tiempo que perder después de cuatro meses en funciones y en medio de un contexto internacional marcado por incertidumbre e inestabilidad provocada por guerras que se alargan como la de Ucrania o que resurgen con muchísima virulencia como el conflicto entre israelíes y palestinos, por no hablar de la expansión de los populismos de derechas con la llegada al poder del ultraliberal Javier Milei en Argentina. España no escapa a la crispación de la política doméstica y a las turbulencias de un mundo globalizado, por mucho que sea la economía de la UE que más crece y mejor resiste ante las alertas de desaceleración, motivos de sobra por los que Sánchez ha sido resolutivo en la primera ocasión que ha tenido tras su investidura como presidente, en principio hasta 2027. Los Presupuestos son la prueba del algodón de un Gobierno estable, que es la imagen que Sánchez quiere trasladar frente a una oposición que no hará concesiones, y por esa razón la primera medida que ha aprobado el primer Consejo de Ministros del nuevo Ejecutivo ha sido la orden ministerial de Hacienda para iniciar la elaboración de los Presupuestos para 2024.

Pilar Alegría, la nueva portavoz, ha evitado poner fecha a las cuentas públicas del próximo ejercicio pero confía en que sea “lo antes posible”, aunque el Gobierno no tendrá un calendario fácil y, sobre todo, jugará en su contra la mayoría absoluta del PP en el Senado, donde el partido de Alberto Núñez Feijóo aguarda para tumbar el techo de gasto de los Presupuestos, es decir el límite de gasto no financiero del Estado. La ley de estabilidad presupuestaria, de 2012, establece en su artículo 15 que tanto el Congreso como el Senado “se pronunciarán aprobando o rechazando los objetivos propuestos por el Gobierno” de estabilidad presupuestaria y de deuda pública. “Si el Congreso o el Senado rechazan los objetivos, el Gobierno, en el plazo máximo de un mes, remitirá un nuevo acuerdo que se someterá al mismo procedimiento”, regula en su quinto punto. “La determinación del Gobierno es clara, y se demuestra con la acción, con el trabajo, con la primera decisión que hemos tomado”, ha subrayado Alegría, que ha remarcado que si en el PP “quiere poner palos en las ruedas, serán ellos quienes lo tengan que explicar” por el impacto que podría tener en el aumento de becas o la revalorización de las pensiones. El PSOE y Sumar tendrán además que asegurarse el respaldo de los socios de investidura como Junts o ERC, que parece que lo pondrán más difícil que el PNV y EH Bildu.

Los nubarrones en el horizonte, a las puertas de un año en el que volverán a estar vigentes las reglas fiscales de la UE, que fijan el máximo de déficit en el 3% —España espera cumplirlo en 2024— y la deuda pública en el 60% del PIB —aquí España lo tiene imposible a corto plazo, con una deuda que prevé dejar por debajo del 110% tras el impacto de la pandemia y la inflación por la guerra de Ucrania—, no han impedido que el ambiente en el primer Consejo de Ministros, con 13 ministros que siguen y 9 debutantes fuese “magnífico” según la portavoz del Ejecutivo. “Nos juntamos hombres y mujeres con ganas de trabajar, de aportar soluciones, de atender a todos los españoles”, ha resumido Alegría, que ha evitado el choque con las exministras de Podemos, Ione Belarra e Irene Montero, que el martes en el traspaso de carteras han acusado con un tono muy crudo a Sánchez de haber echado al partido del Gobierno. “Yo solo quiero desearles lo mejor. Hoy nos hemos reunido un equipo de 22 ministros y ministras, algunos repetimos y otros no. Hago mías las palabras del actual Ejecutivo de reconocer el magnífico trabajo y labor de quienes no continúan y por supuesto, como no, desearles lo mejor”, ha señalado.

La portavoz ha evitado de esa forma contribuir al incendio con Podemos, cuya salida del Ejecutivo ya se aprecia en que se haya rebajado el ruido interno en la coalición, según fuentes de la parte socialista del Gobierno. Pero donde de veras se ha visto que será una de las piezas fundamentales del baluarte de La Moncloa y Ferraz frente al PP ha sido cuando ha instado al PP a ejercer una oposición “constructiva”. El motivo han sido las descalificaciones de Feijóo, que el martes afirmó ver un “tic patológico” en la conducta del presidente del Gobierno en el debate de investidura. “El sentido del humor es una de las máximas expresiones de inteligencia, cuando no hay argumentos uno cae rápidamente en el insulto. Sinceramente, creo que la mayoría de españoles no se sienten reconocidos en ese tipo de declaraciones, incluso los votantes del PP”, arremetió la portavoz, que pertenece a la dirección del PSOE. “Los ciudadanos esperan de los dirigentes políticos mesura, que no caigan en el insulto. El Gobierno arranca con la determinación de mejorar la vida de la gente, esa es nuestra carta de presentación, la de la política útil. Pero la oposición también marca desde el primer momento cual quiere que sea su carta de presentación. ¿Quiere que esté marcada por el insulto? Los ciudadanos merecen un Gobierno que trabaje y una oposición que construya”, ha apostillado.

Los ministros del nuevo Gobierno se han encontrado una carta personalizada del presidente del Ejecutivo en sus respectivos sitios en la mesa del Consejo de Ministros. En ella Sánchez les ha instado a actuar “con unidad, solvencia y determinación en el afán compartido de contribuir al avance social, la convivencia, la estabilidad institucional y el diálogo entre diferentes” en una legislatura de alto voltaje en la que el PP ya ha dejado claro que no dará tregua. Pero no solo la derecha, como ha dejado claro Podemos: Belarra ha advertido de la autonomía que los cinco diputados que Podemos mantienen en el Congreso.

“Robustecer aún más” el Estado del bienestar y “reducir la desigualdad con más recursos destinados a educación, sanidad y dependencia” serán las grandes prioridades para los próximos cuatro años, en un claro mensaje socialdemócrata con un objetivo concreto: “Mejorar la vida de las españolas y los españoles”, que es lo que La Moncloa quiere contraponer a la estrategia del PP y Vox de centrar en la ley de amnistía a los encausados del procés la gestión y el trabajo del segundo Gobierno de coalición progresista desde la restauración de la democracia.

Sánchez no menciona en la misiva la medida de gracia de forma expresa; en su lugar, incide en “avanzar en la agenda del reencuentro para garantizar la concordia en nuestro país”. “Trabajaremos sin descanso para seguir fortaleciendo la convivencia en esta España abierta, diversa y plural”, añade en la carta a los 22 ministros.

Pero eso no quiere decir que el líder del PSOE obvie el ambiente de crispación y polarización: ya van tres semanas de protestas ultras en la calle de Ferraz de Madrid, ante la sede del principal partido del Gobierno, y los actos vandálicos contra las casas del pueblo y el acoso a cargos socialistas no remiten. “No somos ajenos al clima político actual. Un clima exacerbado por aquellos que no solo niegan la legitimidad de origen a este Ejecutivo, sino que buscan cuestionar su legitimidad de ejercicio. A la crispación, responderemos con trabajo. Al ruido interesado, con diálogo y mano tendida. A la descalificación y el insulto, con una apelación sincera a la concordia y la convivencia que anhela la inmensa mayoría de la sociedad”, señala Sánchez a su Gabinete.

La hoja de ruta para la legislatura parte de la premisa de “culminar la modernización y transformación” del modelo productivo español “en clave verde y digital para avanzar hacia el pleno empleo, de más calidad y mejorar el poder adquisitivo de la clase media y los trabajadores y trabajadoras”. El programa electoral del PSOE en las generales del 23-J incluía el compromiso de rebajar el desempleo al 8% ―ahora es inferior al 12%―, lo que a efectos prácticos significaría conseguir unas cifras de pleno empleo. Seguir impulsando una transición ecológica justa para la mitigación y adaptación a la emergencia climática y “convertir este desafío en una oportunidad para la reindustrialización de todos los territorios” se enmarca en esa línea, en la que la vicepresidenta tercera Teresa Ribera desempeñará un papel crucial y que refuerza al PSOE como el partido socialista de Europa que abandera los postulados ecologistas, lo que ha impedido la pujanza de formaciones como los Verdes, muy fuertes en otros países comunitarios como Alemania.

Mejorar el acceso a la vivienda, “sobre todo para los jóvenes”, es otro de los compromisos que resalta Sánchez, aunque se trata de una competencia transferida a las comunidades autónomas. El Gobierno ha creado un ministerio, de Vivienda y Agenda Urbana, que dirigirá Isabel Rodríguez y que parte del rechazo de las 11 comunidades que preside el PP. Un frente que la derecha planea repetir con otras ministras como Mónica García, de Sanidad, o Alegría, que además de portavoz es ministra de Educación y Deporte.

Consolidar España como “referente mundial en igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres”, es otro de los compromisos. Sánchez ya anunció en primavera la primera ley de representación paritaria y presencia equilibrada de hombres y mujeres en órganos de decisión de empresas e instituciones, pero la situación de interinidad del Gobierno no ha permitido retomar este objetivo. Hasta ahora. Aunque Sánchez no lo explicita en la carta a los ministros, la ministra de Igualdad, la socialista Ana Redondo, deberá recuperar la unidad perdida entre los colectivos feministas.