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La heredera al trono jurará la Constitución ante un Parlamento paritario

Protagonistas de la sesión en la que el ahora Rey juró en 1986 la Constitución valoran la consolidación de la Monarquía y el simbolismo de la princesa Leonor como mujer

Jura de la Constitucion Leonor
Jura de la Constitución en el Congreso del entonces Príncipe de Asturias, el 30 de enero de 1986.Congreso de los Diputados
Javier Casqueiro

Cuando la princesa Leonor jure el martes, hacia las 11.30, “guardar y hacer guardar” la Constitución de 1978, como hizo el ahora rey Felipe VI hace 37 años, no estará sola ni será la única mujer en la tribuna principal ni en el hemiciclo del Congreso. La heredera al trono estará arropada ya en ese estrado por su familia, la Reina y la infanta Sofía. Y en la imagen para la historia quedará grabada su presencia al lado de la presidenta de las Cortes, la socialista Francina Armengol, y serán mujeres cinco de los nueve miembros de la Mesa de la Cámara, y un 44% de las parlamentarias (diputadas y senadoras) de la sala. El Gobierno actual, que está en funciones, también es paritario. Es la gran diferencia, mucho más que simbólica, de aquel retrato del 30 de enero de 1986, cuando los diputados hombres copaban el 94% de los escaños. Ponentes de la Constitución y diputados de todos los partidos de aquella II legislatura, la primera en la que arrasó el PSOE de Felipe González, reconstruyen para EL PAÍS cómo era de masculina aquella Cámara, cómo han cambiado esas tornas y hasta qué punto es relevante para la consolidación de la democracia que instituciones como la Monarquía se sometan con este acto solemne al respeto a los valores de la soberanía de los ciudadanos.

Solo dos de los 350 diputados del Congreso y que estuvieron en aquel institucional juramento de la Constitución del entonces príncipe Felipe siguen en activo y estarán este martes en el hemiciclo. Uno es el ministro de Agricultura en funciones, Luis Planas, que entonces, con 33 años, era diputado socialista por Córdoba y lo recuerda casi todo de aquella histórica sesión y del importante contexto político. El otro es Ignacio Gil Lázaro, de Vox, que por aquella época estaba en Alianza Popular, embrión del PP.

La jura de la Ley Fundamental del ahora Rey se programó y celebró el 30 de enero de 1986, al final de la primera legislatura en el poder de un Gabinete del PSOE pletórico con 202 escaños y encabezado por Felipe González, siete meses después del ingreso de España en la Comisión Europea y un día antes de que se convocase el polémico referéndum para la entrada en la OTAN, en contra de lo que se había prometido. “A veces”, remarca Planas, “estos actos se ven como protocolarios, pero son actos constitucionales de reforzamiento de la Jefatura del Estado y de estabilidad institucional. Ese juramento expresa un compromiso de respetar y hacer respetar las leyes y a los ciudadanos y en el caso actual refleja el cambio más importante ocurrido en la sociedad española desde 1986, que es el papel de la mujer en España”.

El Gobierno de Felipe González, en 1986, junto a los reyes Juan Carlos y Sofía. El entonces presidente posa junto a su vicepresidente, Alfonso Guerra, y los 15 ministros del tercer gabinete.
El Gobierno de Felipe González, en 1986, junto a los reyes Juan Carlos y Sofía. El entonces presidente posa junto a su vicepresidente, Alfonso Guerra, y los 15 ministros del tercer gabinete.MILLÁN / BARRIOPEDRO (EFE)

El ministro socialista destaca que en aquel Congreso apenas había mujeres diputadas, una en la Mesa y ninguna en el Gobierno de González. En el Gabinete de Pedro Sánchez, también socialista, 12 de los 22 Ministerios están dirigidos por mujeres y tres son vicepresidentas. Planas no cree que sea casual que aquel y este sean gobiernos socialistas y presume: “El PSOE es el único partido que persiste de la ponencia constitucional y siempre ha apoyado a las instituciones y a la Monarquía”. Durante el debate constitucional, los socialistas hicieron una apasionada defensa de la República y en la votación sobre el modelo del Estado, cuando tocaba votar a favor o en contra de la Monarquía parlamentaria, se abstuvieron.

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Adolfo Suárez Illana, hijo del expresidente Suárez, entonces ya en la oposición, señala esa evolución básica del PSOE desde el instante en el que Juan Carlos I sancionó la Constitución, el 27 de diciembre de 1978, dos días antes de su entrada en vigor, a través de una conversación que mantuvieron aquel día su padre y el entonces Monarca: “El PSOE había recibido con frialdad aquella firma de don Juan Carlos y a la salida el Rey se lo comentó a mi padre y él le dijo: ‘Esto mejorará, no se preocupe, mi objetivo no era tanto esta jura sino mi compromiso de que se pueda celebrar la de sus nietos y eso se va a cumplir’”. Sucederá este martes, aunque el rey emérito no estará presente en el hemiciclo para verlo porque La Zarzuela y el propio exjefe del Estado no lo creen conveniente. Sí estará luego en la celebración privada y familiar en el palacio de El Pardo.

Miquel Roca, entonces portavoz de la CiU pactista y pragmática que lideraba el expresidente catalán Jordi Pujol, presente aquella jornada de hace 37 años en la tribuna de invitados junto al lehendakari José Antonio Ardanza, fue, además, ponente de la Constitución, tiene un recuerdo vívido de aquel día y volverá el martes al Congreso como invitado, y cataloga el acto de este martes como “la grandeza de lo normal en un Estado de Derecho”. El abogado Roca, que ha defendido en algún proceso a la infanta Cristina, se explica: “Dice mucho de la solvencia democrática de nuestro sistema que la princesa heredera Leonor se comprometa así con el cumplimiento de la Constitución en un acto de sometimiento normal, pero con grandeza desde la más alta representación del país desde el punto de vista institucional a los valores democráticos y la soberanía popular, para que se vea que no está al margen la más importante institución del Estado”. Y profundiza en el simbolismo de que la princesa sea mujer y se muestre “que no hay cotos masculinos o de género en una democracia que es igual para todos”.

Anna Balletbó, diputada catalana del PSC durante 20 años y entonces escéptica sobre la durabilidad de la incipiente Monarquía, incide hoy en la relevancia de que la heredera ahora sea una mujer: “Hay que alegrarse de que vayamos a tener una reina en España. Será la tercera después de la reina Juana e Isabel II. Signo de los nuevos tiempos, también en Europa. Leonor es un gran activo, cara el futuro, para modernizar y consolidar la monarquía parlamentaria y representa a la generación Z que hoy constituye el 18% de la población”.

Teresa Cunillera, también del PSC, remacha dos imágenes. La primera sobre las pocas mujeres que veía en aquel hemiciclo hace 37 años. Fueron 23 en el Congreso (5,9%). Ahora serán 154 diputadas (44%) y 113 senadoras (43,2%). La otra es sobre la relevancia que se quiso dar al propio acontecimiento: “Era todo nuevo y no pautado, en aquel Congreso no teníamos ni despachos, y Peces Barba, que era muy monárquico, le quería imprimir empaque y solemnidad”.

Foto de familia del Gobierno de Pedro Sánchez, el 25 de abril de 2023.
Foto de familia del Gobierno de Pedro Sánchez, el 25 de abril de 2023.Fernando.Calvo

La idea de la particularidad del sometimiento al Parlamento la refrenda el expresidente socialista Felipe González, que entonces tuvo sus tiranteces con el presidente de las Cortes, el socialista Gregorio Peces Barba, sobre quién debía acaparar el protagonismo del evento: “Es un acto de continuidad de la democracia española, tal y como la votamos y la autoproclamamos en 1978; el soberano es el Parlamento, que es el que produce el juramento, algo que no pasa en otras monarquías europeas de nuestro entorno”.

El diputado de Vox Ignacio Gil Lázaro remarca su emoción: “Volver a vivir ese acto pasados los años significa para mí una oportunidad personal de reafirmación de mi compromiso de lealtad a la Corona como símbolo de la unidad y la permanencia de España, tal y como establece la Constitución”.

Arturo García Tizón, entonces en la Coalición Popular de Manuel Fraga, subraya su impresión de que entonces “el ambiente era más pacífico y sereno que el de hoy”. Josep López de Lerma, de CiU, insiste en que en aquellos años “había más sentido institucional que ahora” y corrobora que tanto él como miembro de la Mesa del Congreso como Roca acudían a las fiestas del 12-O, al Palacio Real o las rondas de contactos con el Rey para las investiduras.

Jordi Pujol tiene ahora 94 años y está delicado de salud, pero transmite a través de su quinto hijo, Oriol, exsecretario general de Convergencia, que en 1986 quiso estar en el Congreso por respeto a la monarquía parlamentaria, al papel jugado por Juan Carlos I y, sobre todo, a la Transición democrática: “¿Cómo no iba a ir? Yo fui protagonista de la Transición, yo la valoro positivamente, aunque ahora se la quiera cargar todo el mundo. El régimen monárquico fue el pal de paller o el palo que articuló el pajar de la Transición”. Pujol rememora ahora que aprovechó la proximidad de aquella jornada junto al lehendakari para espetarle algo que ha retratado en sus memorias y que dice sustentar en su condición de historiador en alusión a la colaboración de sus clases dirigentes con el Estado español: “Vosotros los vascos participáis de esto, los vascos siempre habéis estado aquí, nosotros no”.

El expresident Pujol sigue guardando una buena opinión de Juan Carlos I, del que valoró que le atendiera telefónicamente en la larga noche del golpe del 23-F (cuando le dijo “tranquilo, Jordi, tranquilo”) y de la Familia Real en su conjunto. A Felipe VI también le agradece, en sus memorias, el viaje oficial que realizó como Príncipe de Asturias y de Girona en abril de 1990 a Cataluña y recientemente los múltiples detalles que le regaló hasta compartir portada el pasado 20 de septiembre en la fiesta del 142º aniversario de La Vanguardia. A la salida, cuando Felipe VI se le acercó para presentarle a la reina Letizia, el anciano Jordi Pujol le comentó, sorprendido: “Perdone, es usted muy alto, ¿cuanto mide?”. Felipe VI le contestó en ese tono cordial: “Me parece que estoy encogiendo, ya no llego a 1,97″.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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