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Voces de la vieja guardia del PSOE se plantan ante González y Guerra: “El felipismo se acabó cuando Pedro Sánchez fue presidente”

Veteranos socialistas muestran su “desgarro” y tristeza por que el expresidente y exvicepresidente contribuyan al debilitamiento del actual líder del partido

Foto histórica de la tortilla, de 1974, en la que aparecen varios dirigentes del PSOE. Desde la izquierda, en el suelo, Carmen Hermosín, María Martín, Felipe González, Luis Yáñez y Manuel Chaves. Desde la izquierda, de pie, Juan Antonio Barragán, Isabel Pozuelo, Pablo Juliá, José Manuel Amores, Rosa Rodríguez, Carmen Romero, Alfonso Guerra, Carmen Reina y Antonia Iborra, en una imagen tomada en Pinares de Isla Mayor (Sevilla).
Foto histórica de la tortilla, de 1974, en la que aparecen varios dirigentes del PSOE. Desde la izquierda, en el suelo, Carmen Hermosín, María Martín, Felipe González, Luis Yáñez y Manuel Chaves. Desde la izquierda, de pie, Juan Antonio Barragán, Isabel Pozuelo, Pablo Juliá, José Manuel Amores, Rosa Rodríguez, Carmen Romero, Alfonso Guerra, Carmen Reina y Antonia Iborra, en una imagen tomada en Pinares de Isla Mayor (Sevilla).Manuel del Valle / Archivo Pablo Juliá

Dolor, desgarro, tristeza y hasta ganas de llorar. Ese es el sentimiento que les provocan a un buen puñado de veteranos dirigentes del PSOE las posiciones contrarias de Felipe González y Alfonso Guerra al rumbo que marca el secretario general del partido y presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, en uno de los momentos más complicados para enjaretar acuerdos que permitan otro Gobierno de coalición de izquierdas. Y no solo por eso, sino sobre todo porque entienden que ambos “se han prestado al juego del aquelarre del PP” de subirlos a los altares para atacar a Sánchez.

González y Guerra son como estampitas laicas que todo socialista lleva en el corazón, a las que en momentos de zozobra se les da besos para espantar temores. Cuando el gesto no funciona, se les da la vuelta y eso es lo que está pasando. Algo que ya se vio en la campaña de las elecciones generales del 23 de julio, en la que dirigentes históricos del PSOE, incluidos 39 ministros de todos los gobiernos socialistas desde la restauración de la democracia, promovieron manifiestos por toda España en respaldo de Sánchez frente a un posible Gobierno del PP y Vox.

Muchos veteranos están disgustados con González y Guerra —que no secundaron ninguno de esos manifiestos ni pidieron el voto al PSOE—, pero se remiten a su apoyo a Sánchez en los manifiestos del verano y no se pronuncian sobre la supuesta amnistía a los encausados del procés a la espera de escuchar al actual líder del partido. Otros sí se animan y hablan claro. Por ejemplo, Luis Yáñez (80 años), que formó parte del equipo fundacional del PSOE. Escribió en Facebook un post encabezado por la frase “Conmigo que no cuenten”, a raíz del reciente premio que recibió el expresidente González en Sevilla, sin apenas invitados socialistas y rodeados de dirigentes del PP andaluz y sevillano, entre ellos el presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, que los ensalzó como “hombres de Estado”. Escribió Yáñez: “Son elogios interesados, están dichos contra otro que no está. Y ese otro es Pedro Sánchez, al que la derecha quiere destruir a cualquier precio y con todas las armas a su alcance. Se trata de evitar que se reedite el Gobierno de coalición”

Yáñez afirma a EL PAÍS: “A Felipe y Alfonso los conozco mejor que a nadie, desde hace 60 años. Y yo creo que lo que tienen es un ataque de celos tremendo con Pedro Sánchez porque no les llama o no les consulta. Con 80 años no puedes estar condicionando la política de las nuevas generaciones”. Este político sevillano es uno de los protagonistas de la célebre foto de la tortilla tomada en 1974, donde aparecen los jóvenes andaluces que refundaron el PSOE. Yáñez cree hoy que ambos tienen “la espina clavada” cuando apoyaron a Susana Díaz —que avaló la abstención del grupo socialista para elegir presidente a Mariano Rajoy— en las primarias de 2017 frente a Sánchez. “El fin del felipismo y del guerrismo se produjo cuando Pedro Sánchez ganó las primarias y fue presidente del Gobierno”.

Yáñez elogia a Pepe Romero, el sindicalista de la UGT y exconsejero andaluz de Trabajo en el Gobierno de José Rodríguez de la Borbolla y el alma del grupo de WhatsApp Jóvenes socialistas del 68. Romero ideó la pancarta que recibió la semana pasada a González en Sevilla —que rezaba: “Siempre PSOE. Antes con Felipe, ahora Pedro Sánchez”— y que le espetó al expresidente: “Nos duele lo que dices”. “Lo que yo digo se verá en las resoluciones del partido”, le contestó González. ¿Tienen González y Guerra un objetivo político? “No lo sé, pero no lo creo”, dice Yáñez.

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El exministro Barón: “La historia no acaba con nosotros, la historia sigue”

“Respeto pero no comparto las críticas de Felipe y Alfonso”, expone Enrique Barón, ministro de Transportes, Turismo y Comunicaciones en el primer Ejecutivo de González. “Esta es otra hora y le corresponde a otra gente, la historia no acaba con nosotros, la historia sigue”, abunda a la espera de conocer los detalles de los acuerdos con Junts y ERC. “De momento, me parece que toda medida que contribuya a la convivencia, una medida que no culpabilice a cientos de personas, sobre todos funcionarios, y contribuya a superar esta etapa errónea, me parece positiva y razonable”, plantea Barón, que formó parte de la primera legislatura de la democracia y votó la amnistía de 1977.

Demetrio Madrid, primer presidente de Castilla y León y referente ético del PSOE por su renuncia como presidente tras ser procesado por un delito del que fue absuelto, observa: “Yo les respeto mucho, somos quintos de la misma generación, soy diputado constituyente como ellos y estamos en el mismo barco, el PSOE, y lo reflotamos. Son opiniones valiosas porque ellos lo son, pero a mí no me representan ni a la inmensa mayoría de los afiliados que yo conozco, con los que trato y se dirigen a mí. Su opinión es una opinión cualificada, pero una opinión más. Y además, [sus palabras] me parecen inoportunas”.

”Lo que vimos con los manifiestos [en verano] fue al partido en positivo. La reacción que tuvimos la mayor parte del partido creo que es el verdadero partido. Lo otro es excepcional; cada uno tiene que responder de sus actos”, añade Madrid sobre las discrepancias de González y Guerra. ”En política hay que respetar los tiempos políticos y las formas. La derecha está intentando trasladar sus problemas al siguiente candidato. Hablemos de quien tiene que hacer los esfuerzos para obtener las mayorías para gobernar, lo otro son fuegos artificiales que desvían la atención”, piensa.

Un ex alto cargo del PSOE andaluz: “El objetivo es debilitar a Pedro Sánchez”

Enrique Linde, exvicesecretario del PSOE andaluz y exportavoz parlamentario, una de las cabezas más lúcidas de la federación andaluza, contesta en la misma línea: “Que den su opinión me parece muy bien, pero me llama la atención la agresividad del corifeo de la discrepancia porque tiene poco de espontánea. El objetivo es debilitar a Pedro Sánchez porque entiendo que no les gusta su línea política”. Linde fue de los firmantes del manifiesto suscrito por más de un centenar de veteranos dirigentes socialistas andaluces en la pasada campaña en defensa de Sánchez y en contra de la propuesta del PP de “derogar el sanchismo”.

También lo firmaron los expresidentes andaluces Manuel Chaves y Rafael Escuredo. Este en su cuenta de Twitter (ahora X) se ha pronunciado varias veces. “Cuando alguien en lugar de defender al PSOE busca sin pudor los continuos aplausos de la derecha, podrá decir lo que quiera, pero algo anida en su interior que le lleva a buscar el aplauso, para seguir alimentando su ego”.

Con “profundo dolor” contempla esta situación el expresidente del Parlamento andaluz Javier Torres Vela. “No lloré de milagro cuando vi la portada de Abc de Sevilla con las fotos de Borbolla, Rojas-Marcos y Soledad Becerril”. El titular era: “Los líderes de la autonomía se rebelan contra Sánchez”. El dirigente andaluz no entiende cómo los históricos “le han comprado el marco narrativo al PP y compartan el objetivo de que Pedro Sánchez no gobierne. Ver que gente que es tu referente asuma ese papel causa un desgarro tremendo. La forma que están aplicando es la contraria de la que nos enseñaron: las cosas del partido se debaten dentro. Las tensiones entre el centro y la periferia en España no van a acabar nunca y eso obliga a pactos que den estabilidad al menos a una generación”.

Pablo Juliá, fotoperiodista de El PAÍS, aparece con González, Guerra y Yáñez entre otros en la foto de la tortilla. Muestra su “tristeza” y se sorprende de que González “vaya de la mano ahora con Alfonso Guerra”. “Yo quiero un Gobierno de Pedro Sánchez, pero sin tragar ruedas de molino”. Isabel Pozuelo, exdiputada del PSOE, otra de las protagonistas de la foto, asegura: “No creo que haya un frente común entre Felipe y Alfonso. Han buscado reencontrarse no solo en lo político, sino sobre todo en lo humano. Cuando en el acto del 40º aniversario de la victoria socialista [en las elecciones generales de 1982] Alfonso no estuvo, Felipe lo reclamó”. Pozuelo defiende el “derecho de Sánchez de formar Gobierno y explorar todas las fórmulas dentro de la Constitución”.

Jaime Montaner, exconsejero andaluz de Política Territorial con Escuredo y Borbolla, también está en la línea de “apoyar al partido al margen de quién esté. El partido es lo estable y lo demás son opiniones personales”. Una reflexión que comparte Jorge Alarte, exsecretario general de la Comunidad Valenciana: “La mejor de las contribuciones de todos los que militamos en el PSOE es, desde la responsabilidad y la confianza, darle nuestro apoyo a Pedro Sánchez en la tarea de articular para su investidura una mayoría siempre en el marco de la Constitución”. Emilio Alonso Sarmiento, diputado constituyente por Baleares, refiere: “Me siento muy amigo de Felipe y Alfonso, pero hace mucho tiempo que no estoy en su tesitura, porque fui de los primeros que apoyó a Sánchez a la secretaria general en 2017″. “La política ha cambiado mucho desde los tiempos en que era un jovencito diputado y estábamos haciendo la Constitución. Pensar que hoy la política se tiene que hacer igual que en los años setenta me parece una aberración total”, reflexiona sobre los intentos de influir en las decisiones de Ferraz y La Moncloa. En su caso, la amnistía no le supondría “ningún problema”, a la espera de ver en qué quedan las negociaciones de la investidura de Sánchez.

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