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Sánchez descarta la repetición electoral y se muestra convencido de que habrá acuerdo con los independentistas

El presidente señala en las Naciones Unidas que casi el 90% de los catalanes está contra la unilateralidad y asegura que las críticas de Felipe González ya no hacen mella en la militancia ni en el electorado

Pedro Sánchez, en la sede de la ONU en Nueva York, el día 18.
Pedro Sánchez, en la sede de la ONU en Nueva York, el día 18.MIGUEL RODRIGUEZ (EFE)
Carlos E. Cué

A medida que se acerca el momento decisivo, y los contactos entre el PSOE y Junts avanzan, Pedro Sánchez parece cada vez más convencido que habrá acuerdo con los independentistas catalanes y, por tanto, podrá volver a ser investido como presidente del Gobierno por tercera vez —primero lo logró en 2018 con una moción de censura y después en 2019 tras dos elecciones generales—. En Nueva York, en la sede central de la ONU, el presidente ha mantenido una conversación informal con los periodistas que siguen el viaje y ha sostenido en todo momento que no se plantea como opción la repetición electoral. Algunos sectores del independentismo creen que Sánchez podría estar tentado a forzar una repetición para mejorar su posición, que ahora es frágil porque necesita el sí de Junts prácticamente en cada votación, pero el presidente lo desmiente categóricamente y dice que su plan a, b y c es lograr un Gobierno progresista porque se dan los números y no contempla la opción de ir de nuevo a elecciones. En 2019 se probó esa fórmula y salió mal para el PSOE, que perdió escaños y se complicó la gobernabilidad.

El presidente no quiere entrar todavía en el contenido de la negociación, para no complicarla, y evita en todo momento pronunciar la palabra amnistía, el eje de toda la discusión. Pero sí habla con más naturalidad de la unilateralidad, otro elemento central del debate. Yolanda Díaz planteó el domingo en La Vanguardia que, a cambio de la amnistía, los independentistas tienen que renunciar a la unilateralidad, esto es, la amenaza de volver a hacer otro procés en el futuro. Junts rechaza de momento esta posibilidad, y Carles Puigdemont ha dicho expresamente que nunca renunciarán a la unilateralidad. Sin embargo, en el PSOE confían en que aquí habrá espacio para negociar soluciones y buscar un punto de encuentro.

Sánchez no quiere entrar a tanto detalle, pero sí ha dado un dato que apuntala la idea de que el PSOE va a reclamar a Junts que renuncie a la unilateralidad a cambio de explorar la amnistía. El presidente asegura que la unilateralidad tiene un apoyo muy minoritario de los catalanes, solo del 11%, citando una reciente encuesta del CEO (el CIS catalán).

Sánchez insiste, sin hablar expresamente de amnistía, pero con esa idea implícita, en que los resultados en Cataluña en las últimas generales avalan la política por la que ha apostado el Gobierno en los últimos años, esto es, los indultos o las reformas del Código Penal para facilitar la convivencia y la concordia, que son los términos que usa habitualmente el Ejecutivo además del mantra de “el objetivo es la convivencia, el método es el diálogo y el marco es la Constitución”. El presidente insiste en que es la sociedad catalana la que está pidiendo avanzar en esta línea para superar el desgarro del procés, y por ahí es donde se moverá el Gobierno.

El líder del PSOE defiende que su partido aún no ha hablado, mientras se desatan las especulaciones de hasta dónde llegará la amnistía, pero cuando le llegue su momento, lo hará de manera clara y rotunda. Preguntado por las críticas que ha recibido la amnistía de dirigentes históricos del PSOE como Felipe González, Sánchez transmite su máximo respeto a la figura del expresidente, y recuerda que él mismo se afilió al partido en 1993 por apoyar al entonces secretario general, pero no comparte la crítica y además cree que en este momento ese reproche duro del hombre que más años dirigió el PSOE no hace mella ni en los militantes socialistas ni en los votantes progresistas. Sánchez cree que estos últimos, como los militantes, lo que quieren es que haya un gobierno progresista cuanto antes, y se evite otro del PP y Vox, y por eso cree que cuando se conozca su propuesta, tendrá un apoyo muy claro tanto en el PSOE como en el mundo progresista. Sánchez sostiene además que él y su dirección están haciendo lo mismo que González en su día y José Luis Rodríguez Zapatero después: transformar el partido para adaptarlo a los tiempos, hacer avanzar el país.

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El presidente no quiere avanzar mucho sobre su propuesta negociadora ni su proyecto de país, pero asegura que en cuanto pueda, es decir, cuando el Rey le encargue que intente la investidura, él y el PSOE hablarán muy claro con detalle de lo que piensan hacer, para despejar todas las especulaciones que, dice, le están sorprendiendo en estos últimos días. Y también habrá procedimientos dentro de los órganos socialistas, con la Ejecutiva, el Comité Federal y una consulta a las bases incluida. Por eso cree que ahí se verá el respaldo del PSOE a la negociación que está dirigiendo su equipo de confianza, con Félix Bolaños, María Jesús Montero y Santos Cerdán a la cabeza. Sánchez además ha tenido palabras amables para Yolanda Díaz, ha evitado criticar su encuentro en Bruselas con Puigdemont y ha insistido en que están en sintonía y en diálogo permanente sobre este asunto tan delicado.

Sánchez es especialmente crítico con el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo. Cree que ha demostrado que no tiene liderazgo autónomo, que se mueve impulsado por lo que hacen José María Aznar, Isabel Díaz Ayuso o Vox. Es más, cree que el acto del próximo domingo, en el que los populares protestarán de forma preventiva por la amnistía antes del propio intento de investidura de Feijóo, es un dislate que demuestra en su opinión que no hay nadie al mando del PP. Sánchez cree que Feijóo tuvo una oportunidad de mostrar su autonomía cuando estuvieron a punto de pactar la renovación del Consejo General del Poder Judicial, pero al echarse atrás en el último momento mostró poco liderazgo y desde entonces no lo ha podido recuperar. El líder del PSOE cree que el PP está atrapado en sus pactos con Vox y no puede salir de ahí. Mientras, él prepara ya su investidura, convencido de que finalmente habrá acuerdo con los independentistas y todos los demás aliados necesarios.

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