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El PP y Vox chocan por la existencia de violencia machista mientras pactan por toda España

Feijóo y su equipo salen en tromba para afirmar que no darán “ni un paso atrás” en la lucha contra el maltrato a las mujeres y Abascal avisa de que sus votos son para un relevo de políticas, no de personas

Santiago Abascal en un acto de Badajoz
El candidato de Vox a la alcaldía de Badajoz, Marcelo Amarilla, Abascal y el candidato de Vox a la Junta de Extremadura, Ángel Pelayo, el 28 de abril en Badajoz.Andrés Rodríguez (Europa Press)
Javier Casqueiro

El pacto exprés entre el PP y Vox para gobernar juntos la Comunidad Valenciana, anunciado el martes entre elogios de ambos partidos, ha dado paso en cuestión de días al tormento de una relación imprevisible, que estalló este viernes por los puntos de partida de populares y extrema derecha ante una cuestión capital: la lucha contra la violencia machista. Vox no cree que exista la “violencia de género”, como ha vuelto a expresar este viernes José María Llanos, número dos en Valencia y candidato a presidir las Cortes valencianas. La cúpula de Vox, con su líder, Santiago Abascal, lo ha respaldado. Y la dirección nacional del PP ha salido en tromba a replicar que la violencia machista existe y que el partido de Alberto Núñez Feijóo no dará “ni un paso atrás” en esa política: “Cueste lo que nos cueste”. Ambos partidos, sin embargo, negociaban al mismo tiempo pactos de gobierno en varias capitales de provincia, ante la constitución de los ayuntamientos que se producirá el sábado.

La cúpula del PP intentó, en un primer momento, disolver la creciente polémica en un debate terminológico sobre el machismo, pero acabó precipitando la respuesta de sus máximos responsables para asegurar que no permitirán ni en Valencia ni en otras partes de España un retroceso en la lucha contra violencia ejercida contra las mujeres. Al mismo tiempo, dirigentes locales del Partido Popular firmaban acuerdos con Vox para gobernar en decenas de ayuntamientos.

En la medida 43 del acuerdo programático ampliado que firmaron el lunes PP y Vox en Valencia figura literalmente: “Defenderemos los derechos de las familias y promoveremos políticas que perseguirán erradicar la violencia intrafamiliar, en especial las que sufren mujeres y niños, garantizando la igualdad entre todas las víctimas”. El PP asumía así de entrada una terminología propia de Vox, que ese partido expresa durante sus intervenciones en las Cortes, pero que no es la de la mayoría de las formaciones del Congreso, tampoco la del PP desde hace años, y que se contrapone a las definiciones marcadas sobre ese concepto por Naciones Unidas y numerosos organismos internacionales.

El número dos de Vox en Valencia, José María Llanos, defendió este viernes, sin embargo, que “la violencia de género no existe, la violencia machista no existe”. El PP barajó en un primer instante la posibilidad de ignorar esas expresiones y superar la polémica por la vía de limitarlas a una discusión casi semántica. Pero el escándalo no solo no amainó, sino que amenazó con destrozar su estrategia de presentarse como un partido moderado, transversal, que persigue ocupar un amplio espectro ideológico en el centro del panorama político del país. Y todo eso a apenas 35 días de las elecciones del 23-J. En el PSOE se empezaron a frotar las manos por primera vez en mucho tiempo.

Al final, hasta el líder, Alberto Núñez Feijóo, ha tenido que publicar un tuit para aclarar posiciones: “La violencia de género existe y cada asesinato de una mujer nos conmociona como sociedad. Desde el @ppopular no daremos ni un paso atrás en la lucha contra esta lacra. No vamos a renunciar a nuestros principios, cueste lo que nos cueste”.

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Marcado así el camino, lo siguieron ya prácticamente todos. Cuca Gamarra, la número dos y secretaria general: “La violencia de género existe. ⁦@ppopular desde todas las instituciones no pararemos de luchar contra ella, con todos los medios a nuestro alcance. Con esta lacra ni se juega ni se negocia”. El propio Carlos Mazón, candidato a presidir la Comunidad Valenciana y que firmó el lunes el pacto con Vox, escribió: “Violencia de género o violencia machista. Sin ninguna duda”. El mismo guion siguieron Borja Sémper, Carmen Fúnez y otros.

Algún dirigente del PP, como Miguel Tellado, vicesecretario de Organización, aprovechó para intentar replicar los ataques que los populares empezaron a recibir en aluvión de los partidos del Gobierno y de la propia vicepresidenta segunda. Yolanda Díaz fue de las primeras que le recordó a Feijóo que pactar con partidos de extrema derecha tiene esos riesgos de dar pasos atrás en derechos adquiridos. Tellado replicó duro y enseñó otra pauta de contraataque: “Lo que es un paso atrás y una vergüenza es poner a violadores y pederastas en la calle, tardar seis meses en cambiar la ley que lo permite, reírse de las víctimas, y que nadie haya dimitido por ello. Y todo eso también es culpa suya, señora Díaz. Lecciones, ninguna”.

El que no entró directamente en la refriega sobre la violencia machista fue el líder de Vox, Santiago Abascal, que prefirió optar por avalar en genérico el pacto valenciano y lanzar unos cuantos mensajes a Feijóo y a los diferentes PP que observa en estas negociaciones que proliferan entre los dos partidos por toda España. Abascal sí elogió la responsabilidad demostrada en Valencia por el líder regional de Vox, Carlos Flores, condenado por violencia machista, al renunciar a estar en ese Gobierno local, y también por el ahora promovido como vicepresidente y consejero de Cultura, Vicente Barrera: “Es fabuloso que un torero sirva para dar la puntilla al nefasto Gobierno socialista en la Comunidad Valenciana”. El candidato ultra a las elecciones del 23-J confirmó que no ha tenido ningún contacto estos días con Feijóo y comentó que los negociadores son locales.

“El ejemplo de Castilla y León y el ejemplo de Valencia de Gobierno de coalición es el ejemplo que quieren los españoles y que ofrece Vox”, señaló Abascal este viernes en Informa Radio, la emisora de internet lanzada por Javier Negre y el exdiputado de Ciudadanos Marcos de Quinto.

El dirigente ultra enfiló su foco a presionar ante la fase final de las negociaciones para constituir el sábado ayuntamientos en toda España. Vox ha calculado que deben ser “decisivos” o determinantes por los votos recibidos en las elecciones locales del 28 de mayo en 135 municipios, aunque las estimaciones de EL PAÍS elevan esa cifra hasta casi 200 consistorios. Y Abascal quiso recordarle así al PP de Feijóo que no regalarán sus apoyos a cambio de nada, que no serán nunca su “coche escoba” y que no han venido para relevar a nadie, sino para cambiar las políticas.

“El que quiera acuerdo con nosotros tendrá que sentarse, respetar a los votantes y, en función de la fuerza que los votantes nos han dado, asumir una parte de nuestros postulados en un Gobierno de coalición o la construcción de una alternativa”, volvió a insistir Abascal en una advertencia que lleva reiterando casi desde el 28-M, en la noche electoral. El líder de Vox incidió ahí en que la reclamación de reivindicar su papel y su fuerza no es por una cuestión de sillones, sino para imponer una serie de postulados sobre su ideología donde tengan la suficiente fuerza “para favorecer los intereses de los ciudadanos y no para ponerles dificultades”.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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