EH Bildu | Al asalto de la supremacía institucional del PNV

Las elecciones municipales son el terreno de batalla donde mejores resultados ha conseguido históricamente EH Bildu. La coalición independentista que lidera Arnaldo Otegi se presenta de nuevo con la pretensión de alterar el actual mapa político vasco, copado al 100% por el PNV en las principales instituciones. Hace cuatro años, EH Bildu logró 930 concejales en el País Vasco, frente a los 1.057 del PNV, pero quedó relegado a la oposición en las tres capitales vascas y en las diputaciones de Álava, Gipuzkoa y Bizkaia. En esta cita ha puesto todas sus energías en arrebatar el poder a los peneuvistas en el Ayuntamiento de Vitoria y la Diputación de Gipuzkoa, dos piezas a su alcance según todas las encuestas, y en mantener sus feudos tradicionales.

EH Bildu ha hecho durante esta campaña un ejercicio de pragmatismo. En el arranque se vio envuelto en una polémica nacional de primera magnitud tras la difusión de un comunicado del Colectivo de Víctimas del Terrorismo (Covite) en el que advertía de la presencia de 44 antiguos miembros de ETA en las listas de la formación abertzale, siete de ellos condenados por delitos de sangre. Justo una semana después, tras una oleada de críticas desde todos los frentes por incluir a estos antiguos etarras en las candidaturas, EH Bildu dio un paso atrás y rectificó. Los siete condenados por asesinato anunciaron que van a renunciar a sus cargos si resultan elegidos el 28-M. Fuentes del equipo de campaña sostienen que este asunto no les va a perjudicar; al contrario, consideran que han salido “fortalecidos” porque se presentó a la sociedad como “un gesto a favor de la convivencia democrática”. “Dimos un paso atrás para tomar mucho impulso”, añaden las mismas fuentes.

Los independentistas vascos dieron un golpe de efecto con un vídeo difundido por Manuel Díaz de Rábago, exmagistrado del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV) —tuvo que llevar escolta durante 10 años por estar entre los objetivos criminales de ETA—, en el que hacía público su voto a EH Bildu. En campaña también ha recibido los apoyos de los exconsejeros vascos Gemma Zabaleta y Javier Madrazo, que antes militaron en el PSE-EE y en Izquierda Unida, respectivamente.

Los sondeos colocan a EH Bildu como un valor al alza. En Bizkaia no tiene posibilidades de acercarse siquiera al PNV, porque este partido podría rozar de nuevo la mayoría absoluta en Bilbao y en la provincia. Gipuzkoa, en cambio, es un territorio muy fiel a sus siglas y se presume el más propicio para desbancar al PNV. Aquí ya consiguió alcanzar el poder en 2011 y espera repetir aquel logro con la ex portavoz parlamentaria Maddalen Iriarte como cabeza de lista. En el consistorio donostiarra vuelve Juan Karlos Izagirre, regidor en el cuatrienio 2011-2015, convencido de que en esta ocasión va a colocarse a muy poca distancia del alcalde y candidato jeltzale a la reelección, Eneko Goia. La gran batalla se librará en Vitoria, donde hace cuatro años cuatro formaciones (PNV, PSE. EH Bildu y PP, por este orden) quedaron separadas por muy pocos votos.

El acercamiento que pronostican las encuestas ha llevado al PNV a llamar a la movilización de los indecisos y a cargar con dureza a los independentistas, a los que el partido de Andoni Ortuzar ha criticado por echarse en brazos de Pedro Sánchez en Madrid, mientras en Euskadi se ha dedicado a “poner obstáculos”. A EH Bildu le penalizará las dificultades que tendrá para sumar acuerdos en los pactos poselectorales. Por eso, durante esta campaña han invitado a los socialistas y a Elkarrekin Podemos a formar una alianza de izquierdas en aquellas instituciones en las que los votos de estos tres partidos darían para gobernar y relegar al PNV a la oposición. “Nosotros tenemos mucho que ganar y el PNV, mucho que perder”, afirman los más optimistas de EH Bildu.

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