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Pablo González recibe en la cárcel de Polonia la primera visita de su familia en ocho meses

La esposa del periodista acusado de espionaje vio el lunes durante dos horas a su marido en la cárcel en presencia de un agente del servicio secreto de Varsovia

Óscar López-Fonseca
Periodista español Pablo González
La familia de Pablo González recoge, el pasado 8 de noviembre, el Premio José María Portell a la Libertad de Expresión en nombre del periodista encarcelado en Polonia.AVP (Europa Press)

Oihana Goiriena, esposa de Pablo González Yagüe, el periodista español de 40 años encarcelado en Polonia desde hace más de ocho meses, consiguió este lunes visitar por primera vez a su marido desde que este fuera detenido a finales de febrero acusado de espiar para Rusia. El encuentro, que ha durado dos horas, se ha realizado en presencia de un agente del servicio de inteligencia de Varsovia, según ha detallado Goiriena en un comunicado enviado este martes a través de su abogado, Gonzalo Boye, que le ha acompañado en el encuentro. “Pablo se encuentra física y anímicamente bien, se ha animado mucho con la visita y, a pesar de la falta de intimidad, le he podido poner al día de todo lo sucedido en estos meses respecto de sus hijos y del resto de su familia, tanto en España, como en Rusia”, señala en la nota. La esposa ha recordado que, precisamente, es la doble nacionalidad del periodista (tiene también la rusa porque nació en este país) y su profesión las que “ha generado su actual situación”.

Esta primera visita se ha producido después de que el periodista cambiara de equipo de abogados en Polonia y el nuevo gestionara el encuentro. Su esposa ha reiterado que confía en que “en breve espacio de tiempo” pueda celebrar una segunda visita “si las autoridades polacas así lo permiten”. Hasta ahora, solo había recibido la visita de su letrado y del cónsul español en el país centroeuropeo, Merino de Mena. El contacto familiar se había limitado al envío de varias cartas. En el comunicado, Goiriena detalla que durante la visita le ha transmitido a su marido “las múltiples demostraciones de apoyo” que su caso está recibiendo “de muchas personas, amigos, medios de comunicación, periodistas, algunos políticos, asociaciones, instituciones y, sobre todo, de los ingentes esfuerzos que realizan las personas que componen [el movimiento] #FreePablo”.

La nota apunta que las demostraciones de apoyo han llenado de energía al periodista “para seguir firme en esta batalla que no será ni corta ni sencilla” para conseguir su libertad y poder regresar a Gernika (Bizkaia), donde reside. La esposa también ha contado en el comunicado que no había informado previamente de que se iba a producir la cita “a fin de poder hacerla discretamente y dentro de un ámbito íntimo, pero, también, para no generar situaciones que podían haber llevado a impedirla”.

González fue arrestado durante la noche del 27 al 28 de febrero, poco después del inicio de la invasión de Ucrania, en la ciudad polaca de Przemysl [una ciudad a escasos kilómetros de la frontera con este país] por las autoridades de Varsovia. Se le acusó de actividades de espionaje a favor de Moscú. El Gobierno polaco difundió tres días después una nota en la que detallaba que la Agencia de Seguridad Interior (ABW) capturó al periodista “bajo sospecha” de haber realizado “operaciones en beneficio de Rusia, beneficiándose de su condición de periodista” durante la crisis de refugiados tras el estallido de la guerra.

Desde entonces permanece recluido en una celda sin ventanas del módulo de alta seguridad de la cárcel de Radom, a unos 70 kilómetros de Varsovia, en la que permanece 23 horas diarias, con solo una hora de paseo en un patio de siete por cuatro metros, según ha detallado el propio periodista a su mujer en las cartas que le ha enviado en estos meses. Reporteros sin Fronteras ha denunciado en varias ocasiones las condiciones extremadamente duras en las que se encuentra González sin respetarse su presunción de inocencia.

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Polonia asegura que Pablo González, con tres hijos, utiliza como “alias” los nombres de Aleksey Rutsov o Pavel Rubtsov, tal y como figura en el auto de prisión original. Estos, efectivamente, son los nombres que le pusieron al nacer: Pavel Alekseevich Rubtsov. Nació en 1982 en Moscú, ya que es nieto de un niño de la guerra, los menores trasladados a Rusia durante la Guerra Civil española. Por ello tiene la doble nacionalidad y dos pasaportes y está inscrito con los dos nombres en el Registro Civil de Vizcaya desde 1991, en virtud de la sentencia de divorcio de sus padres, según ha detallado en estos meses su abogado.

Cuando fue detenido llevaba el pasaporte español y el ruso, cada uno con su nombre respectivo, por lo que ambos fueron considerados falsos por la policía polaca. El padre de González, Aleksiej, aún reside en Moscú. De hecho, este manda al periodista mensualmente 350 euros por transferencia como ayuda económica, lo que ha sido considerado por las autoridades polacas como una prueba más de que está al servicio del Kremlin. La familia viaja con frecuencia a Rusia.

En estos meses, la familia ha mostrado su malestar con el Gobierno español, al que ha acusado de no haber hecho “nada” para ayudar al periodista. De hecho, se quejan de que el presidente Pedro Sánchez apenas le dedicó tiempo al asunto durante su visita a Polonia en junio pasado, cuando dijo que quedaba a expensas de los tribunales del país. La Embajada de España en Varsovia ha asegurado en estos meses que está haciendo “el oportuno seguimiento” desde que supo del caso y explicado que Pablo González ha sido visitado por el cónsul en varias ocasiones.

Sobre la firma

Óscar López-Fonseca
Redactor especializado en temas del Ministerio del Interior y Tribunales. En sus ratos libres escribe en El Viajero y en Gastro. Llegó a EL PAÍS en marzo de 2017 tras una trayectoria profesional de más de 30 años en Ya, OTR/Press, Época, El Confidencial, Público y Vozpópuli. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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