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La clave de un verano insoportable: la persistencia del calor extremo

Madrid, Valladolid, Córdoba y Zaragoza superan su umbral de ola de calor más veces en lo que va de verano que ningún otro año e incluso las dos primeras ya suman más días que en cualquier otra estación completa

Ola de calor
Un hombre bebe agua en el puente romano de Córdoba el atardecer del 15 de julio, cuando los termómetros alcanzaron los 43 grados.Salas (EFE)
Victoria Torres Benayas

El calor que está haciendo en España tiene asombrados y preocupados a los meteorólogos, tanto por su cruel intensidad como, sobre todo, por su implacable persistencia. Aunque sigue intacto el récord nacional de 47,6° de La Rambla (Córdoba) en agosto de 2021 ―el pico en lo que va de este verano es de 45,9° en Molina de Segura (Murcia)―, lo verdaderamente grave es que los termómetros de gran parte del país llevan días y días y más días instalados en los valores más extremos de su climatología y sin descanso posible por las noches, porque las mínimas también están siendo inusualmente elevadas.

“Ya me sorprendió la contundencia de la predicción estacional, que apuntaba a un 70% de probabilidad de que este verano fuera más cálido de lo normal. Las previsiones lo tenían claro en mayo y se están cumpliendo con creces”, confiesa Rubén del Campo, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Esta persistencia, señala Marc Santandreu, meteorólogo de TVE, es “muy inusual” y “especialmente notable en amplias zonas interior, donde el calor intenso no ha dado tregua”, frente un Cantábrico y un noreste donde, aunque también han sufrido lo suyo, han podido respirar en algún momento. “Madrid pasó 25 de los 31 días de julio por encima de 35° y Segovia lleva más de 15 noches tropicales ―no menos de 20°― cuando ¡tendría que estar haciendo 15°!″, ejemplifica Santandreu.

Para analizar lo que está sucediendo, EL PAÍS ha pedido a Aemet un estudio de las temperaturas en cuatro ciudades representativas, Madrid, Valladolid, Córdoba y Zaragoza ―centro, meseta norte, sur y norte―, todas con series amplias ―arrancan en los cincuenta salvo en de El Retiro, en 1920― y observatorios en aeropuertos, alejados de las islas de calor de las ciudades salvo, de nuevo, El Retiro. En estas estaciones han contabilizado las veces que se ha superado en junio y julio el umbral de ola de calor ―que varía por provincias y que se establece en el percentil 95 de sus máximas, es decir, cuando alcanza el extremo― y se ha comparado con los peores veranos hasta la fecha. Estos son los resultados:

Madrid

En la capital, el umbral ―que está en 36,4°―, se ha superado 28 días del 1 junio al 31 de julio, es decir, el 46% de los días que llevamos de estación. “No hay ningún verano completo desde 1920, ni uno solo, en el que haya ocurrido nada similar y todavía falta todo agosto”, subraya Del Campo. Con el nuevo episodio de calor intenso, esta semana “se van a sumar tres o cuatro días más”. Su récord era el verano de 2015, cuando se rebasó 26 veces en toda la temporada. En el más cálido de la historia, el de 2003, tan solo ocurrió en ocho ocasiones. Hay que tener en cuenta que la media de las máximas en julio es de 32,1° y que, hasta este año, jamás se había llegado a 40° en Retiro este mes. Igualmente “llamativo y significativo” es que Madrid, que no supo hasta 1987 lo que era una noche tórrida ―por encima de 25°―, lleva siete en 2022. “Lo máximo eran tres, en los veranos de 2017 y 2020, y esta semana aún se pueden producir algunas más”.

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Valladolid

También ha superado su récord absoluto de días en ola de calor “y por goleada”: suman 20, el 33%, por encima del umbral ―34,6°―, cuando hasta ahora el peor verano completo había sido el de 2003 con 14 días, 12 de ellos en agosto. “Esta semana no es descartable que se añadan de cinco a seis”, avanza el portavoz, que añade que la media en julio es de 29,1°. En cuanto a las mínimas, los resultados no son tan asombrosos debido a que en la meseta norte “refresca más de noche”. Desde 1951 solo se han producido 25 noches tropicales, una este año. “El peor fue 2003, con cuatro, pero, a tenor de los pronósticos, es posible que agreguen tres o cuatro, por lo que se puede tumbar el récord”, pronostica.

Córdoba

En esta capital del Guadalquivir, donde en julio los termómetros registran una media de 36,9°, llevan 15 jornadas superando el umbral de ola ―el más alto de todos, 41,6°―, el 25%. Esta cifra tampoco es la mayor de un verano completo, 20 días en 2017, “pero de junio y julio sí es la peor, porque ocurrió 12 días en esos dos meses de 2017″. Y a la ciudad le aguardan tres días en los que es probable que se supere la cota, por lo que puede que caiga el récord. En cuanto a mínimas, no son muy frecuentes las noches tórridas en la zona del aeropuerto, donde refresca bastante más que, por ejemplo, en Jaén capital. “Desde 1961 son 28, el año que más 1995, cuatro. Este año va una y no parece que se vayan a producir en los próximos días, por lo que más ha destacado es el calor diurno”.

Zaragoza

El umbral, que está en 37,5°, se ha sobrepasado en Zaragoza aeropuerto 16 veces, el 26%. “No es récord del verano completo, pero sí de junio-julio, que estaba en 14 días en 2019. Aquel verano acabó con 21 días, pero el peor fue el de 2003, en el que hubo 23, 13 de ellos en agosto”. En Zaragoza suele hacer 32,4° en julio. Dado que las noches tórridas no son frecuentes, el valor tomado para analizar las mínimas ha sido de noches de 23° o más. “Llevan 10 y el récord anterior eran seis noches en todo 2015″, añade el meteorólogo.

Las causas de este calor tan tenaz es la coincidencia de “todas las condiciones favorables posibles”. “Ha habido una situación de estabilidad generalizada asociada a una dorsal ―área de altas presiones en los niveles medios y altos de la atmósfera asociada a aire cálido― que no se ha movido en todo el mes. Además, una dana —un embolsamiento de aire frío en capas altas— reforzó la dorsal al inyectar calor importado, aire más cálido del Sáhara, al calor autóctono”, detalla el experto. “Algunos estudios indican que estas situaciones más persistentes empiezan a ser más frecuentes por el debilitamiento de la corriente en chorro ―una autopista aérea que separa las masas de aire frío de las cálidas― a causa del mayor calentamiento del polo”, añade Del Campo.

La conclusión es que este verano “va a estar en el top tres/cuatro de los más calurosos” e incluso, depende de lo que ocurra en agosto y las previsiones apuntan a que será más cálido de lo normal, puede acabar mirando cara a cara al de 2003. “Lo que marcó la diferencia aquel año fue agosto, que fue supercálido”, recuerda Del Campo. “A falta del balance, julio de 2022 es posible que sea el más caluroso desde que se tienen registros, que hasta ahora era el de 2015. Si es el peor julio también será el peor mes de la historia”, añade Del Campo, para recordar que en junio la anomalía fue de 2° por encima de lo normal y la de julio falta por cifrar, pero será de más de 2°. La anomalía del verano de 2003 fue de 1,8°. En resumen, que el calor de este año, por mucho que se empeñen los negacionistas, no es el mismo de siempre. “Me remito a los datos, no tengo nada más que añadir”, sentencia Del Campo, harto de repetir evidencias.

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Sobre la firma

Victoria Torres Benayas
Redactora de la sección de Madrid, también cubre la información meteorológica. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Navarra, cursó el máster Relaciones Internacionales y los países del Sur en la UCM. En EL PAÍS desde el año 2000, donde ha pasado por portada web, última hora y redes, además de ser profesora de su escuela entre 2007 y 2014.

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