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El Gobierno obligará a los comercios a regular los termostatos para ahorrar energía e impedirá dejar las puertas abiertas

El decreto instará a revisar las calderas con asiduidad para evitar ineficiencias en el consumo de gas

Pedro Sánchez, este viernes, en el palacio de La Moncloa.
Pedro Sánchez, este viernes, en el palacio de La Moncloa.Jaime Villanueva

Un ramillete de ministerios, bajo la batuta de Transición Ecológica, trabajan contra reloj para terminar de cerrar los detalles del decreto de ahorro energético con el que tratarán de embridar al sector privado y asegurarse de que también arrima el hombro. En el texto, que verá la luz el lunes tras aprobarse en un Consejo de Ministros, el Ejecutivo obligará al comercio a elevar la temperatura del aire acondicionado en verano y a reducir la de las calefacciones en invierno, según explican a EL PAÍS fuentes gubernamentales. Según Radio Nacional de España, la medida también será de obligado cumplimiento en centros de trabajo y transportes, con un mínimo de 27 grados en época de calor y un máximo de 19 grados en los meses invernales.

La disposición instará, asimismo, a mantener cerradas las puertas de los establecimientos el mayor tiempo posible para evitar fugas de frío y calor cuando esté puesto el aire acondicionado o la calefacción, una medida especialmente dirigida a las grandes superficies, en las que esta realidad es especialmente lacerante. No obstante, precisan, también afectará a otros negocios, como hoteles o sucursales bancarias. El documento del decreto aún se está perfilando precisamente como consecuencia de esas reuniones y aportaciones de última hora que los distintos sectores están proponiendo al departamento que dirige la vicepresidenta Teresa Ribera.

“Se trata de evitar lo que ocurre ahora: que al pasar frente a un centro comercial sale una bocanada de aire acondicionado”, exponen desde el Gobierno. El presidente, Pedro Sánchez, ha querido ofrecer un ejemplo de las nuevas costumbres que podrían ayudar a reducir el consumo eléctrico y la factura de la luz en línea con lo que ya se está probando en otros países de la Unión Europea al comparecer este viernes, en el salón de tapices de La Moncloa, para hacer su balance semestral, en traje, pero sin corbata. Y lo ha explicado: “Me gustaría que vieran que no llevo corbata. Eso significa que podemos todos también ahorrar desde el punto de vista energético y he pedido a los ministros y ministras, a todos los responsables públicos y al sector privado, si aún no lo ha hecho, que cuando no sea necesario, que no utilicen la corbata, porque así también estaremos haciendo frente al ahorro energético que tan necesario es en nuestro país”. Luego, ya en el trayecto de viaje a los Balcanes, el jefe del Ejecutivo precisó que no se trata de recortes sino de medidas de ahorro.

Otro foco de actuación del decreto estará en las calderas. El texto incluirá, según estas mismas fuentes, la obligatoriedad de revisar con una periodicidad mayor las calderas en empresas y comercios para evitar ineficiencias que acaben en desperdicio de energía. “Aún no están cerrados todos los detalles, pero sin duda esa será una de las líneas de actuación”, explican. Las medidas —que no irán dirigidas a los hogares, al menos en esta primera fase— son una suerte de aperitivo del plan de contingencia que el Ejecutivo tendrá que remitir a Bruselas en septiembre y que serán de obligado cumplimiento ante la Comisión Europea.

La inspiración general del decreto que se presentará el lunes es otro plan: el de ahorro y eficiencia energética en la Administración General del Estado y las entidades del sector público estatal, publicado hace poco más de dos meses. “El objetivo es que las empresas tengan que aplicar medidas similares a las de la Administración”, apuntan fuentes gubernamentales. Además de regular la temperatura de los termostatos, aquel texto instaba a la racionalización de los horarios de encendido y apagado de los sistemas de climatización y de las luces, y llamaba a promocionar el teletrabajo para reducir el consumo de energía en los desplazamientos.

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El plan de choque para frenar el desperdicio de energía en el sector privado llega en un momento clave: con el presidente ruso, Vladímir Putin, jugando a su antojo con el grifo del gas y justo después de que España se haya comprometido con Bruselas a recortar en un 7% su consumo de gas natural. Aun relevante, ese objetivo es mucho menos ambicioso de lo que iba a ser originalmente: en un principio, la Comisión Europea proponía una reducción del 15%, sin excepciones, en todos los Estados miembro, pero España y Portugal lograron una segunda excepción ibérica.

Ese recorte lineal habría obligado a dosificar gas de manera sustancial, sobre todo en el sector industrial, también en un país como España, que tiene el suministro garantizado este invierno gracias a su red de regasificadoras, la mayor de la UE. Al haber quedado finalmente en menos de la mitad de esa cifra, el Ejecutivo confía en que las medidas a aplicar tendrán que ser menos drásticas, sin tener que llegar al punto de racionar este combustible. En todo caso, el ahorro tendrá que agudizarse en todos los frentes: cada kilovatio hora de luz que no se consuma también cuenta, habida cuenta de que los ciclos combinados (que queman gas para generar electricidad) siguen siendo fundamentales en el mix español.

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