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Jeff Staple, el hombre que convirtió las zapatillas en un objeto de deseo

El pionero del calzado urbano sacó en 2005 unas Nike y las colas en su tienda de Nueva York para hacerse con ellas acabaron en disturbios

Jeff Staples
El diseñador Jeff Staple en su oficina de Manhattan.VICTOR LLORENTE; Victor Llorente
Toni García

Para cualquiera que haya transitado por el mundo del streetwear, la locura por las zapas o la cultura urbana, el nombre de Jeff Staple (Nueva Jersey, 45 años) es una suerte de piedra filosofal: uno de los grandes culpables a la hora de diagnosticar por qué algo que empezó en las calles de Nueva York y Los Ángeles y que funcionaba como motor identitario para ciertos jóvenes en ciertos barrios, acabó siendo un fenómeno global que genera miles de millones de euros cada año y que parece no tener techo.

“No sé si soy el culpable, pero es un honor formar parte de esa lista”, dice el diseñador por videollamada. Entró en el olimpo de los amantes de las sneakers cuando hace 18 años creó las Pidgeon, zapatillas con las que Nike homenajeaba a Nueva York. Aquel 22 de febrero de 2005, en su tienda de Orchard Street se produjeron disturbios cuando cientos de chavales ansiosos por hacerse con un par tuvieron que vérselas con miembros de bandas que pretendían robárselas. La historia acabó con intervención policial y una mítica portada al día siguiente en el New York Post, el otro gran periódico de la urbe: “Locura por las zapas”.

“El hecho de que sigamos hablando de ello después de tantos años y de que todo el mundo siga preguntándome por este asunto es señal de su relevancia. Por supuesto que yo no sabía nada de lo que iba a suceder”, dice Staple. “Es como ese grupo al que siempre le piden que toque el mismo hit, no me importa que me lo pidan. ¿El secreto de la locura? Creo que fue el momento justo. También dio la casualidad de que una periodista del New York Post vivía en la misma calle y así fue como saltó de la calle al mainstream: si no fuera por ella, quizás la cosa se habría quedado en anécdota callejera”.

Jeff Staple
Un muñeco de Staple a bordo de unas Nike, en su oficina.VICTOR LLORENTE; Victor Llorente

Staple se convirtió en uno de los nombres más buscados por la incipiente industria del streetwear, las ediciones limitadas inundaron el planeta y si alguien quiere hacerse hoy con unas Pidgeon, deberá preparar un mínimo de 40.000 euros. “Todo ha cambiado, pero en cierto modo y a pesar del desastre que fue la pandemia, creo que los que se dedican a este negocio y sobrevivieron salieron de allí con nuevas ideas y una nueva perspectiva. Si me hubieras preguntado por el streetwear y las zapatillas hace unos años, te hubiera dicho que la edad de oro ya había pasado, pero ahora tengo muchas ganas de ver qué somos capaces de hacer en el futuro”, dice.

New Balance, The North Face, Timberland, Coca-Cola, Beats by Dre, Puma o Clarks ya han pasado por las manos de Staple, que además siempre ha reivindicado las raíces de su cultura (“en mi instituto había 1.600 alumnos y solo tres eran asiáticos”) y la obsesión por tratar de absorberlo todo: “Los grafiteros neoyorquinos tienen esa expresión del all-city, que significa dejar tu marca en todos los barrios, en todas las líneas de metro, de Staten Island al Bronx. Me gusta mucho esa filosofía, la de estar en todas partes”, dice el estadounidense, que se ha convertido en un sello global. Algo que celebra con la publicación de un libro llamado Jeff Staple, Not Just Sneakers (Rizzoli), en el que recopila los buenos (y malos) momentos de una carrera memorable. “A lo mejor sueno ingenuo, pero estoy muy orgulloso de haber llegado hasta aquí”, remata.

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