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La música de la felicidad

Este arte tiene una gran importancia en nuestra vida: hagan el ejercicio de imaginar un día sin ninguna melodía

Ernesto Pantoja
Ernesto Pantoja

Hay canciones que se cuelan en nuestra cabeza y nos acompañan durante horas, a veces, días enteros. No entendemos el porqué, pero las tarareamos mientras nos duchamos, llevamos a los niños al colegio o de camino al trabajo. Las repetimos como un mantra mientras esperamos en la cola del supermercado, subimos en el ascensor o hacemos deporte. La música forma parte de nuestra vida. Al leer el título de este artículo, estoy prácticamente seguro de que no habrán podido reprimir el impulso de apretar el enlace con el lógico deseo de descubrir esa música que les receta un profesional para alcanzar el estado de ánimo que siempre andamos buscando.

Antes de desvelar esa incógnita, me gustaría reflexionar sobre la importancia de este arte que nos acompaña en todo momento y al que, como a la respiración, no damos demasiada importancia hasta que nos falta. ¿Es esto una hipérbole? Es probable. Los artistas somos muchas veces excesivos e hiperbólicos, pero hagan el ejercicio de imaginar un día de sus vidas sin absolutamente ninguna melodía.

No, no me refiero a que durante 24 horas borren la aplicación de Spotify del teléfono móvil. Eso sería relativamente sencillo e indoloro. Estoy hablando de una jornada de silencio musical absoluto. Ni una canción, ni una música de anuncio, ni una melodía de llamada en el móvil… Por supuesto, nada de arte sonoro en su serie o película favoritas (Darth Vader caminando entre sus legiones sin la marcha imperial de John Williams sería algo muy parecido a una fiesta de carnaval de presupuesto alto).

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Para estar aún más seguros de lo relevante que es la música en nuestra existencia recurramos a la ciencia. Encontrarán mil y un estudios de prestigiosas instituciones sobre el asunto: sincronización cardíaca a los pocos minutos de cantar junto a otros seres humanos; mejora de los problemas del habla en niños a través del canto; generación continua de endorfinas que nos relajan y nos dan placer… Y para resumirlos todos, un estudio llevado a cabo por Lyz Cooper, fundadora de la Academia Británica de Terapia de Sonido, en colaboración con Deezer, una plataforma de música online. Para desarrollarlo, se tomó una muestra de más de 7.500 personas. Analizaron cómo utilizamos la música para desarrollar las emociones. ¡Y lo que hallaron fue alucinante! El 90% de los participantes la usaba para relajarse y el 82%, atención ávidos lectores, para sentirse feliz.

Casi la mitad de los encuestados subrayó que lo hacía para superar la tristeza, mientras que un 28% reconoció que utilizaba la música para controlar la ira. Es decir, todos, de una manera u otra, reparaban en los aspectos positivos y beneficiosos de la música.

Antes de terminar quisiera hacer una nueva reflexión. En los días posteriores al 14 de marzo de 2020, muchas personas en España, de manera espontánea, salieron a sus terrazas y balcones a reconocer la labor que el personal sanitario desarrollaba en esta pesadilla contagiosa que nos ha tocado vivir. Pocos días después, miles de músicos anónimos se asomaron a esos concurridos balcones para regalarnos su mayor tesoro: su música. Yo me sentaba a observar aquellas escenas, aquellas miradas, aquellas sonrisas, aquellas lágrimas… y lo que ocurrió fue transformador para mí. Para el mundo. Todos esos artistas atravesaron aquel aire tan sospechoso y consiguieron trasladar a quienes les escuchaban ese sentimiento que, desde mi punto de vista, diferencia a las personas que son felices de las que no lo son: la esperanza.

Esperarán ustedes que les proponga un título, nombre o autor para esa música de la felicidad. ¿La 9ª de Beethoven? ¿La 5ª de Mahler? ¿The show must go on, de Queen? ¿Entre dos aguas, de Paco de Lucía? No, no tengo ni idea. ¿Saben por qué? Porque probablemente a usted, que lee esto, la felicidad, sin saberlo, se la inspire Rosalía, Camarón, Led Zeppelin o, quizá, Rossini… No lo sé. De lo que estoy seguro es de que hay una música para cada instante y que cada uno de nosotros la usa como la sal en la cocina: para potenciar las emociones. Mi receta es añadir música al gusto para potenciar la felicidad.

Zapata Tenor es autor de Música para la vida, publicado por Planeta.

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