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El extrarradio, el cine quinqui y la cruzada de Rosalía

En su última reivindicación la cantante catalana nos recuerda aquella racial España de los suburbios marcada por la delincuencia, la rumba y las relaciones al límite

José Antonio Valdelomar y Berta Socuéllamos en un momento del clásico del cine quinqui 'Deprisa, deprisa', de Carlos Saura.
José Antonio Valdelomar y Berta Socuéllamos en un momento del clásico del cine quinqui 'Deprisa, deprisa', de Carlos Saura.
Carlos Primo

Apenas habían transcurrido algunos minutos desde el discurso inicial de los Premios Goya cuando Rosalía se subió al escenario del Palacio de Congresos y Exposiciones FIBES Sevilla. Poco antes, en directo con los informativos de TVE, había anunciado que interpretaría una canción que muchos de los espectadores recordarían.

Y, sin embargo, cuando un coro comenzó los acordes finales de la actuación, las primeras estrofas descolocaron a muchos, y tocaron una tecla inesperada en otros. Una tecla que hacía mucho tiempo que no sonaba en horario de máxima audiencia. "Si me das a elegir./ Entre tú y la riqueza./ Con esa grandeza./ Que lleva consigo, ay amor./ Me quedo contigo”. Era la primera estrofa de Me quedo contigo, el éxito que consagró en 1980 a Los Chunguitos como los más dignos herederos del Sonido Caño Roto que había revolucionado la rumba en la década anterior. La interpretación de Rosalía en los Goya lleva 2,5 millones de visualizaciones en YouTube en tres días.

Los Chunguitos, el grupo integrado por los hermanos Juan, José y Enrique Salazar, seguía la estela de Los Chichos, pero pronto adoptaron otros derroteros. Lo dice Diego A. Manrique en EL PAÍS: mientras Los Chichos “lamentaban la perdida de virginidad de una mocita, Los Chunguitos se planteaban conflictos entre ideología y sentimientos”.

Precisamente Me quedo contigo sintetizaba a la perfección el halo rebelde y trágico que aún arrastraba la rumba. No solo por su letra, sino también porque se popularizó de la mano de una de las creaciones que mejor resumen el romanticismo a quemarropa de la cultura de extrarradio de los ochenta: la película Deprisa, deprisa (1980), de Carlos Saura.

En la cinta, todo un clásico del cine quinqui que mereció un Oso de Oro en la Berlinale, un delincuente de poca monta interpretado por José Manuel Valdelomar (un delincuente en la vida real que falleció de una sobredosis en la cárcel de Carabanchel en 1992) se enamora de una chica corriente con ganas de emociones fuertes. El conflicto interclase está servido, y los dos protagonistas, como una versión calorra de Bonnie & Clyde o de Romeo y Julieta, viven su amor en descampados, camastros desastrados, habitaciones llenas de desconchones y coches con olor a polvo, gasolina, alcohol y porros.

Momento de la película 'Deprisa, deprisa' donde suena 'Me quedo contigo', de Los Chunguitos.

Entre persecuciones policiales, golpes frustrados, subidones de cocaína y bajones de heroína, la película es una elegía a los quinquis de extrarradio que concluye con el desencanto y la huida hacia delante, con la protagonista escapando hacia un futuro, cuando menos, dudoso. Y es en ese momento cuando suena Me quedo contigo, una canción de amor desgarrado que da paso a los créditos finales, y que sus autores, los hermanos Salazar, consideraban una de sus obras cumbre.

Rosalía, en los últimos tiempos, ha llevado a cabo una recuperación parcial de ciertos aspectos marginales que la corriente más intelectual y sofisticada del flamenco arrinconó a partir de los años noventa. Ahí está, por ejemplo, la estética de suburbio que desplegó en todo su esplendor en el vídeo de Malamente. O su reivindicación de ciertos términos del caló, convertidos en homenajes camuflados a grandes mujeres del cante.

Antonio Vega realizó una versión arrebatada de 'Me quedo contigo'.

Por eso el pasado sábado, ante una representación de la cultura oficial española, en la edición de los Goya que ha consagrado el retorno de la temática gitana (Carmen y Lola) al cine, Rosalía sabía lo que hacía. El sofisticado arreglo coral podía recordar al impresionante experimento acústico del último trabajo de Arcángel (Al este del cante, grabado junto a Las Nuevas Voces Búlgaras), pero en realidad llevaba la firma de Bernat Vivancos, posiblemente el músico que mejor representa la vanguardia en la música coral contemporánea de España (si no lo conoces, prueba a escuchar su disco de culto, Blanc). Y fue así, bajo una suave lluvia polifónica, cómo la barcelonesa hizo algo muy necesario: recuperar un himno que no sabíamos que habíamos olvidado. Mientras, los autores del tema, Los Chunguitos, ya han dicho que "quieren hacer Me quedo contigo con Rosalía". Los veteranos han sido reivindicados por la reina y quieren un poco de gloria en este 2019. Están en su derecho.

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Sobre la firma

Carlos Primo
Redactor de ICON y ICON Design, donde coordina la redacción de moda, belleza y diseño. Escribe sobre cultura y estilo en EL PAÍS. Es Licenciado y Doctor en Periodismo por la UCM

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