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Tentaciones
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Desagradable y refinada: así es la nueva película de Amat Escalante

Se estrena este fin de semana en cines ‘La región salvaje’. Cine fantástico, ciencia ficción y violencia difícil de asimilar

Una mujer gime en primer término hasta alcanzar el orgasmo. La cámara se abre a un plano general y vemos un tentáculo que se retira de su entrepierna.

Así empieza La región salvaje, la cuarta película de Amat Escalante, uno de los niños prodigio del cine mexicano que comenzó siendo el ayudante de Carlos Reygadas en la seminal Batalla en el cielo para terminar debutando en el largo poco tiempo después, cuando tenía tan solo 26 años, con una película, Sangre (2005) que sentaría las bases de su corrosivo su estilo. A partir de ese momento se convertiría en uno de esos directores que no se van sin premio de ningún gran festival internacional que se precie: Mejor director en Cannes 2013 por Heli, y también por La región salvaje en Venecia 2015.

Es un auténtico especialista en revolver las tripas, en componer imágenes de un gran impacto visual que se te quedan para siempre incrustadas en la cabeza. Sabe cómo hacérselo pasar realmente mal al espectador y no se corta ni un pelo a la hora de utilizar los recursos que tiene a su alcance para conseguirlo. Aunque a veces sea de una manera tan insensata como kamikaze.

“La llegada de un ente extraterrestre sirve para poner las cosas en su sitio: o revienta de placer a los personajes o les inflige un dolor irreparable que los conduce a la muerte”

Su escena más famosa continúa siendo la tortura en primer término de un hombre al que terminan quemando los genitales en directo. Después lo cuelgan de un puente. También hay violaciones, malos tratos y abusos de todo tipo. En definitiva, unas dosis de violencia muy difíciles de asimilar. Quizás por eso se haya convertido en uno de los más crudos radiólogos de su país a la hora de analizar el miedo y la violencia que se agazapan en su subsuelo, centrándose en el estudio de temas tan incómodos como la inmigración, el narcotráfico, las mafias, la corrupción estatal, así como el machismo y la homofobia presentes en la idiosincrasia y en la cerrazón ideológica de parte de la población mexicana.

Aunque en realidad, toda esta galería de monstruosidades va encaminada a descubrir de qué manera resulta imposible que la inocencia pueda sobrevivir en un mundo podrido, viciado por el odio y repleto de degradación moral. Todas sus películas tienen algo de eso. De la búsqueda de los valores íntegros en un mundo que se descompone progresivamente y en el que ya no hay lugar para la verdadera pureza.

Precisamente La región salvaje gira en torno a ese concepto, al intento de recuperar las sensaciones y los instintos más primitivos porque en ellos se encuentra la perfección del ser humano en su estado incontaminado. Y, en ese sentido, el sexo es uno de los principales impulsos naturales. Para Amat Escalante hemos dejado de sentir, nos hemos inmunizado a cualquier tipo de estímulo, estamos reprimidos y el resultado es un estado de frigidez emocional y sensitiva perpetua. Por eso los personajes de la película se encuentra tan profundamente insatisfechos. Tanto en su vida como por supuesto en el terreno sexual, que se convierte en el eje motriz de todas sus pulsiones vitales. O bien copulan por aburrimiento u obligación, o si lo hacen por gusto es porque están rompiendo algún tipo de tabú social que los frena.

Hasta la llegada de ese ente extraterrestre que sirve para poner las cosas en su sitio: o revienta de placer a los personajes elevándolos a través del gozo a un estado de conciencia superior o les inflige un dolor irreparable que los conduce a la muerte. El éxtasis y la agonía, Eros y Tánatos como las dos fuerzas motrices del universo que en La región salvaje adquieren una fuerza metafórica de una enorme potencia expresiva.

Es la primera vez que Escalante se acerca al cine fantástico y a la ciencia ficción de una manera explícita, pero siempre ha habido algo marciano en sus películas a pesar del hiperrealismo de su mirada. En Heli uno de los personajes mencionaba que había caído un meteorito y que algún ser de otro planeta se escondía en los alrededores. La extrañeza formaba parte del tejido de sus películas incluso cuando se retrataba la cotidianeidad de una pareja en Sangre. Ahora nos adentra en un espacio repleto de misterio que nos invita casi a sentirnos abducidos, a dejarnos llevar como si estuviéramos en trance por unas imágenes absorbentes y magnéticas que en algunos momentos parece como si nos sumergieran en un espacio mental y abstracto donde se revela la verdadera naturaleza de la sensualidad, el deseo y la lívido.

La región salvaje es una película profundamente sensorial. Puede que en ocasiones a Escalante le guste ser explícito, incluso rudo a la hora de plasmar las acciones de sus personajes, que tenga un espíritu provocador, pero lo cierto es que nos encontramos ante un director superdotado a la hora de cargar de intención cada escena a través de los elementos de la planificación. Juega con los planos largos y contenidos, con los planos secuencia estilizados y con los encuadres que a veces muestran de forma explícita y a veces sirven solo para sugerir. Es brutal y sucio en el fondo, incluso en ocasiones grotesco y bizarro, pero bastante más refinado de lo que pudiera parecer en la forma.

El director vuelve a utilizar como escenario la región de Guanajuato, en algún rincón rural perdido. La ignorancia y la pobreza son el caldo de cultivo para la intolerancia. Imposible aceptar la homosexualidad en un ambiente tan cerrado y obtuso, tan ultraconservador a nivel religioso, en el que además el sistema de clases sociales se encarga de menospreciar y denigrar a todo aquél que considere que está por debajo. Las mujeres están condenadas a ser las esclavas de sus maridos y a no tener voluntad propia, mientras los maridos pueden ejercer sus privilegios con absoluto despotismo. En realidad, todos los personajes se encuentran oprimidos. Y ahí está la criatura para liberarlos. De toda la hipocresía, de todos sus miedos y de esa violencia contenida que forma parte de sus vidas. Y en el caso de las mujeres, para ofrecerles por fin la posibilidad de rebelarse contra la tiranía masculina.

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