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Banbu: el arte de hacer jabones y cremas sin (casi) utilizar agua

La ‘start-up’ vasca elabora productos del cuidado de la piel con mínimo impacto ambiental

Productos de Banbu.
Productos de Banbu.

Rodrigo Folgueira y Verónica Díez son de Biz­kaia, pero su proyecto, Banbu (en euskera se escribe con n), empezó en Gipuzkoa. Dos veganos convencidos que consumían productos de higiene y cosmética elaborados sin agua, que tenían que buscar y comprar más allá de los Pirineos. “Aquí no encontrábamos marcas con estos valores, así que decidimos crearlas nosotros”. Sin conocimientos del sector, él ingeniero aeronáutico y ella licenciada en Derecho, encontraron una vía de negocio en sintonía con su forma de vida.

Banbu diseña y elabora productos de cosmética natural sin apenas usar agua, un elemento que en la industria tradicional consume entre 3 y 5 litros por producto, aunque ahora la nueva normativa, cada vez más estricta, impone la reutilización del agua que no incorpora el producto.

Rodrigo Folgueira y Verónica Díez, fundadores de Banbu.
Rodrigo Folgueira y Verónica Díez, fundadores de Banbu. Verónica Diez

Tras un año y medio estudiando el mercado, desarrollando formulaciones, haciendo test, en mayo de 2019 nació su marca, con la ayuda de una doctora en Biología y máster en cosmética ecológica que los apoyó en la parte técnica. Con 50.000 euros de inversión inicial, primero lanzaron la venta online y en 2021 se decidieron a dar el salto a la tienda física con un establecimiento en Bilbao.

Folgueira presume de tener una de las gamas más completas del mercado, con 120 productos a la venta, a la que cada año añade 20 referencias nuevas. La mayoría de textura sólida y en polvo (con el desodorante y el champú como los más vendidos) y que para su conservación recomiendan no dejarlo al contacto con agua, “si no se gastarán antes”.

Argumenta que siempre intentan ir un paso por delante del resto de las marcas. “Por ejemplo, cuando presentamos el desodorante sólido o el gel en polvo, prácticamente no existían en España. También hemos logrado que el perfume sólido, que es muy difícil de conseguir sin químicos y que tardamos más de dos años en desarrollar, mantenga el aroma entre cuatro y cinco horas; todo un éxito”, apunta.

Aunque su gama es unisex, sus productos los adquieren, sobre todo, mujeres de entre 35 y 45 años, que viven en grandes ciudades como Madrid, Barcelona o Bilbao, “porque los hombres son más vagos para comprar”, sostiene Folgueira. Se fabrican en Madrid, aunque algunos ingredientes, como la plata que incorpora el desodorante, llegan desde Suiza. “Intentamos comprarlos en lugares cercanos ya que apostamos por minimizar la huella, pero somos conscientes de que el impacto cero es imposible. Por ello nos preocupamos por el interior pero también por el envase, de cartón y serigrafiado con tintas vegetales, y por el envío”, explica el cofundador.

Mantienen una plantilla de ocho empleados y en 2022 facturaron 650.000 euros, con escasos beneficios, de los que un 20% llega a través de la venta online. El resto desde la tienda de Bilbao y desde los más de 400 puntos de venta repartidos por toda España, además de Portugal e Italia.

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