Estados Unidos redobla su defensa por el maíz transgénico: “Las pruebas aportadas por México para vetar este grano son irrelevantes”
Bajo el amparo del TMEC, el Gobierno de Biden asegura que la prohibición de la Administración mexicana restringe el comercio internacional
La pugna binacional entre México y EE UU por el maíz transgénico bajo el amparo del TMEC ha subido de tono. Ambos países enfrentan desde hace meses en un panel de disputas comerciales por la limitación de las importaciones de maíz genéticamente modificado por parte de México. Con esta disputa como telón de fondo, el Gobierno de EE UU ha denunciado que las pruebas que ha aportado el Gobierno de López Obrador para defender el veto al maíz transgénico son irrelevantes y carecen de sustento científico. La Administración de Biden esgrime que la prohibición planeada por México sobre las importaciones de maíz transgénico para su uso en masa y tortillas para consumo humano no tiene base científica y viola los compromisos del TMEC.
En una larga réplica de más de 100 hojas, Estados Unidos asegura que los argumentos de defensa del Gobierno mexicano son irrelevantes y carecen de sustento científico. México ha citado una multitud de artículos en un intento a posteriori de encontrar alguna base para justificar las medidas en cuestión. Sin embargo, estos artículos son en gran medida irrelevantes para evaluar las medidas en la controversia y no demuestran los supuestos riesgos para la vida o la salud humana, animal o vegetal que México afirma estar abordando. El Gobierno de EE UU afirma que México está intentando defender su veto a posteriori y ha improvisado un apoyo científico que solo refuerza que la prohibición de maíz genéticamente modificado nunca ha estado basada en principios científicos y contradice las normas, lineamientos y recomendaciones internacionales.
La respuesta de EE UU se ha publicado dos meses después de que México también presentara sus argumentos a favor del veto. México refiere que las autoridades estadounidenses no han presentado ningún estudio científico que demuestre que es seguro comer grandes cantidades de maíz transgénico expuesto al glifosato durante la vida de una persona. El Gobierno de López Obrador ha tratado de restringir el uso del maíz genéticamente modificado desde el 2020. El principal argumento del Ejecutivo es el proteger el maíz nativo y la salud de la población frente a los agroquímicos. El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, emitió un decreto final prohibiendo el uso del grano para consumo humano el pasado 13 de febrero, sin embargo, esta decisión ha despertado tensiones internacionales porque pone en riesgo más de 5.000 millones de dólares en exportaciones del grano que llegan anualmente a territorio mexicano desde EE UU.
Desde su trinchera, EE UU asegura que México no ha aportado pruebas de una amenaza potencial de que el maíz genéticamente modificado para consumo humano domine el mercado mexicano, desplace las variedades de maíz nativo cultivadas por los agricultores mexicanos o se convierta en el maíz elegido por los cocineros de la cocina tradicional. “México hace referencia a evitar que las variedades nativas de maíz y las tradiciones gastronómicas sean desplazadas por las importaciones de maíz genéticamente modificado, pero no explica más para que el panel o Estados Unidos puedan entender cuál es exactamente el interés alegado y la amenaza percibida”, refiere.
Estados Unidos afirma en su escrito de réplica al veto que pretende impulsar México por el grano genéticamente modificado que es una medida que, de forma encubierta, busca restringir el comercio internacional. “Las medidas son muy restrictivas para el comercio. La prohibición del maíz para tortillas actúa como una prohibición absoluta. La sustitución gradual es igualmente severa, impidiendo todo maíz genéticamente modificado para usos distintos de la masa y la tortilla una vez finalizado el periodo de introducción gradual. Además, introduce una enorme incertidumbre en el mercado para los agricultores estadounidenses, los ganaderos mexicanos, los mercados de productos, los desarrolladores de biotecnología y los consumidores mexicanos”, refiere el documento.
A la batalla de EE UU a favor del maíz genéticamente modificado se ha sumado Canadá. Ambos países defienden que el decreto publicado por el presidente mexicano para veta el uso del grano no tiene sustento científico y vulnera el comercio entre los tres países. Las autoridades mexicanas prevén que la resolución final del panel sobre este conflicto concluya hasta noviembre próximo. Mientras tanto, están en juego millones de dólares. México es el principal importador de maíz estadounidense. Cada año compra a EE UU más de 15 millones de toneladas de este insumo, aunque en su mayoría se trata de maíz amarillo destinado al forraje de animales.
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