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Iberdrola se estudia en Harvard

La escuela de negocios de la universidad estadounidense lanza un caso sobre la apuesta renovable de la compañía bajo la presidencia de Galán

Ignacio Sánchez Galán Harvard
El presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, departe con alumnos en la Escuela de Negocios de Harvard.
Miguel Jiménez

Ignacio Sánchez Galán se convirtió a mediados de febrero pasado en profesor de Harvard por un día. El presidente de Iberdrola se instaló junto a una decena de directivos de la empresa en el Aldrich Hall de la escuela de negocios de la Universidad, construido gracias a una donación de John D. Rockefeller Jr, hijo del magnate del petróleo, para hablar de energías renovables. Galán discutía en directo con los estudiantes el nuevo caso de estudio lanzado por la Harvard Business School. Lo hizo a lo grande, como a él le gusta. Impartieron 11 sesiones de cerca de un centenar de alumnos cada una. Unos 1.000 alumnos en un día.

Galán acudió con su inseparable corbata verde, color de la compañía y de su apuesta por la energía renovable, y con la que empieza el caso Iberdrola, liderando la revolución energética, elaborado por el profesor Juan Alcácer, catedrático James J. Hill de Administración de Empresas, que hizo de anfitrión, acompañado por Rebecca A. Karp, profesora adjunta de Administración de Empresas. “Los estudiantes reaccionaron muy positivamente a la participación de estos directivos”, cuenta a EL PAÍS el profesor Alcácer, que asegura que la impresión fue tan buena que muchos han solicitado hacer prácticas en el grupo.

Las escuelas de negocios utilizan el método del caso como sistema de enseñanza. Se presenta un supuesto práctico (casi siempre real) al que se ha enfrentado una empresa. Los estudiantes lo analizan, lo comentan primero en grupos y luego se debate en clase bajo la guía del profesor, que trata de lograr una discusión participativa y enriquecedora. El objetivo es preparar a los alumnos para la toma de decisiones estratégicas en las empresas a través de la práctica de situaciones reales.

Ese sistema se puso en marcha precisamente Harvard, en la facultad de Derecho, a principios del pasado siglo, pero desde allí se ha extendido por todo el mundo, especialmente a escuelas de negocios. Los casos de la Harvard Business School tienen un aura especial y se licencian a otras escuelas, explican fuentes del sector. Hay artículos que son clásicos, una especie de bestsellers, que llevan décadas enseñándose.

Que la escuela de negocios o uno de sus profesores elija una empresa para escribir un caso no implica como tal un respaldo a la compañía, pero con mucha frecuencia lo es. En el caso de Iberdrola, desde el titular que lo encabeza hasta el dilema que se presenta al final, cabe poca duda de que el nuevo caso es todo un reconocimiento al éxito de la compañía, muy especialmente en la etapa de Galán como directivo.

El profesor Alcácer explica que eligió Iberdrola porque los estudiantes de la escuela están muy interesados en los temas de energía verde, entre otros motivos. “Iberdrola ilustra muchos de los puntos que queremos enseñar como elementos de una buena estrategia: una clara visión de como el futuro debería lucir, excelencia en ejecución de los planes, crecimiento rentable”, señala el profesor. “Familiariza a nuestros estudiantes con una empresa líder que viene de una geografía diferente”, añade.

Otros casos españoles

Iberdrola se suma a la lista de empresas españolas que han atraído la atención de la Harvard Business School. Curiosamente, no es la primera eléctrica española que llega a sus aulas. Se le adelantó Holaluz, la startup más exitosa del sector, con un caso publicado en 2020.

En Harvard se estudia también desde 2021 a Glovo, la empresa de reparto rápido, y su expansión internacional, con el foco puesto en su entrada en Kenia. En 2020, el profesor de comportamiento organizacional Boris Groysberg editó un caso sobre El Celler de Can Roca centrado en innovación y en los retos que la pandemia supuso para los hermanos Roca y su restaurante. En 2018, la escuela lanzó otro sobre el BBVA y gobierno corporativo. Gestamp, Ribera Salud, Bankinter, Ebro Puleva, Mondragón, elBulli o el FC Barcelona, entre otros, están en una lista en la que fueron pioneros Zara (la firma de Amancio Ortega va ya por su segundo caso) y el Real Madrid de los galácticos en la primera etapa de Florentino Pérez.

El caso sobre Iberdrola subraya que el nombramiento de Ignacio Galán como consejero delegado de Iberdrola en 2001 (asumió la presidencia en 2006) fue clave en la orientación comercial de la empresa. Galán venía de Airtel, adquirido por Vodafone, y en el sector de las telecomunicaciones aún se recuerda la competencia feroz que presentó no solo al antiguo monopolio, Telefónica, sino también al nuevo entrante, Amena (luego comprado por Orange).

La llegada de Galán también permitió que la compañía pusiera en marcha una estrategia de crecimiento basada en la energía verde y la reducción de sus emisiones antes de que nadie en el sector se hubiera comprometido con la transición energética. El tiempo ha demostrado que fue la decisión correcta. Esa apuesta y una serie de adquisiciones han permitido a Iberdrola pasar de ser la vigésima eléctrica del mundo a situarse como la tercera del mundo por capitalización bursátil, multiplicando por seis su tamaño y resultados, según el texto. “El caso ilustra como puede existir innovación tecnológica y de modelos de negocios en una empresas madura y estable”, explica el profesor Alcácer.

El caso, de 46 páginas incluyendo anexos y notas, destaca una y otra vez el protagonismo del presidente de Iberdrola en todo ese proceso. Divide su presidencia en tres fases. De 2001 a 2006, cuando impulsó un ambicioso plan de inversiones en ciclos combinados de gas y energía eólica. Marcó el rumbo de una empresa que estaba algo descolocada tras el fracaso del proyecto de fusión con Endesa y demostró que podía crecer con fuerza.

La segunda etapa (2007-2017) viene marcada por la apuesta internacional y las grandes adquisiciones, como la de la británica Scottish Power en 2007, la estadounidense Energy East (que luego evolucionaría hasta lo que hoy es Avangrid) en 2008 o la brasileña Elektro en 2011, luego integrada en Neoenergía.

En la tercera (a partir de 2018), Iberdrola se beneficia de tendencias como la descarbonización, la electrificación de la economía, la tecnología y la conectividad. El texto repasa los tres pilares de la compañía: el negocio de renovables, el de redes –con ingresos regulados y estables– y el de clientes, con soluciones personalizadas e innovadoras.

El caso se cierra a finales de 2019, mientras Galán ajusta su corbata verde para dirigirse a una reunión con inversores y prepara sus notas: “Suelo decir que estamos en un buen sector, en un buen momento, en la mejor compañía”, le entrecomilla el caso, que plantea a los estudiantes si merece la pena redoblar la apuesta renovable con el hidrógeno verde. Tras exponer en qué consiste, el profesor Alcácer lanza las preguntas para el debate: “¿El hidrógeno verde va a ser clave en la revolución energética? Si es así, ¿en cuáles de sus usos debería invertir Iberdrola? ¿Cuándo es el momento adecuado para invertir?”

La respuesta y el debate queda a criterio de los alumnos y los resultados de un negocio todavía incipiente están por ver, pero los estudiantes tuvieron ocasión de saber el mes pasado por boca del propio Galán la respuesta de Iberdrola: invertir miles de millones para tratar de situarse al frente de esa nueva revolución energética.

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Sobre la firma

Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.

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