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Cegos toma aire tras la entrada de Bridgepoint

El grupo de formación profesional pone en marcha un plan estratégico a tres años que prevé una inversión de 90 millones de euros

Oficinas de Cegos en Madrid.
Oficinas de Cegos en Madrid.
Carmen Sánchez-Silva

Cegos es una empresa casi centenaria. Nacida en Francia en 1926, es uno de los grandes actores internacionales del negocio de la formación. Presente en 50 países y en 12 con oficinas propias (en España desde 1952), es esta capacidad de operar globalmente la que ha visto el fondo de inversión Bridgepoint Develop­ment Capital para adquirir el 30% del capital de un grupo cuya mayoría está en manos de sus propios directivos y empleados (1.100 en total). Aportará músculo financiero a la compañía para poder hacer inversiones más altas, según Jesús Araújo, director general de Cegos en España y Latinoamérica. “Los clientes cada vez piden más proyectos internacionales. Por ello, no solo puedes tener los mejores contenidos y pedagogía, sino que tienes que poder desplegarlos en cada mercado, ya que no aprende igual un español que un chino. Y las empresas piden utilidad”.

El grupo tiene previstas inversiones de 90 millones de euros entre 2022 y 2025, un capital que les llevará de facturar 300 millones de euros al final del periodo conforme al plan estratégico que ha diseñado. Será mediante crecimiento orgánico y a través de la compra de otras empresas, “fundamentalmente enfocadas en el B2C, donde no estamos, o en la formación de posgrado”, explica Araújo, que hace referencia a las recientes adquisiciones de la francesa Next Group (experta en reciclaje profesional) y de la brasileña Crescimentum (de aprendizaje digital).

En 2021 la empresa logró superar las cifras de 2020, con unas ventas de 200 millones de euros y tras la caída del año más duro de la covid, en el que las empresas ralentizaron los proyectos de formación de sus empleados y sus ventas se situaron en 142 millones. “Pasamos de un resultado 0 en 2020 a 27 millones de beneficios el año pasado”, mantiene el directivo, que también destaca el crecimiento de España, del 32%, hasta los 6,7 millones de euros. Este año su objetivo es llevar las ventas nacionales hasta casi 10 millones de euros.

La pandemia no solo cambió el volumen de facturación del grupo, sino la forma de su negocio, reconoce Araújo. Ahora los proyectos de formación dan preponderancia al individuo y buscan soluciones a las necesidades de las organizaciones. Son más prácticos. “Se nos piden cursos cortos y con impacto”. Hay un auge importante del outdoor presencial, pues las empresas necesitan reconectar a sus empleados después de la explosión de teletrabajo. Además, se reclaman cursos especializados en ventas y en liderar equipos, añade el director general para España y Latinoamérica, al tiempo que agrega que los daños colaterales de mezclar la vida profesional y la personal a raíz del trabajo en remoto están provocando unos niveles de estrés tremendos en las plantillas y derivando en formaciones para la gestión del estrés y las emociones, otros de los cursos más demandados.

Cegos diseña itinerarios de aprendizaje, síncronos o asíncronos. Forma a más de 250.000 personas al año y cuenta con más de 350.000 usuarios activos en su plataforma de e-learning. Con el modelo digital de servicios, la planificación está perdiendo peso en las organizaciones en favor de la agilidad, indica el ejecutivo. Los cursos suelen durar dos días de media en el modelo presencial o en su equivalente de clase virtual. “Aunque sufrimos presión para dejarlos en un día”.

Entre sus 20.000 clientes figuran Airbus, Cepsa, Santander, CaixaBank o Iberdrola. Grandes empresas que contratan proyectos que pueden moverse entre dos y ocho millones de euros. Pero también diseñan formación profesional para pequeñas y medianas empresas.

Punto de inflexión

Según Araújo, tras la crisis provocada por la pandemia, las empresas no han respondido como habitualmente en épocas de recesión: “Cuando había crisis, tradicionalmente las compañías recortaban su inversión en formación. Esta vez no ha sido así porque el talento es fundamental para la supervivencia de las organizaciones y se han convencido de que el aprendizaje es una inversión y no un gasto. Se ha producido un punto de inflexión”, asegura. Sin embargo, las corporaciones han invertido mejor en sus empleados, no más, aclara. El 93% de ellas han adaptado su oferta de aprendizaje y desde 2020 entre el 30% y el 60% de las plantillas se han beneficiado de cursos de capacitación, según indican los datos de su último estudio, en el que destaca que cada vez son más empleados los que inician ellos mismos sus propias formaciones (más de la mitad). El aprendizaje a distancia ha adquirido un gran protagonismo desde que irrumpiese la covid.

Y en un contexto de transformación en el que las habilidades actuales se están cuestionando, el reskilling y upskilling se han convertido en una necesidad para la continuidad de las empresas, mantiene el ejecutivo, debido a esa escasez de talento mundial y a su movilidad, cada vez más elevada. “Las organizaciones han de atraer este talento y fidelizarlo”. Y, por supuesto, no tienen más remedio que transformar a sus equipos para la digitalización. Deben hacerlo con urgencia y en poco tiempo, sostiene Araújo.

Miedo a la obsolescencia

El último barómetro elaborado por Cegos entre 365 directivos de recursos humanos y de formación de Francia, España, Alemania, Italia, Singapur y Brasil indica que todos comparten una misma preocupación: la obsolescencia de las habilidades de los empleados. El 45% de los encuestados cree que los puestos de trabajo de su organización corren riesgo de quedar desfasados en tres años. En España, el porcentaje sube hasta el 51% y es el más elevado de todos. Los 2.643 empleados consultados también temen que sus trabajos desaparezcan. Aunque solo el 30%, que en España se reduce al 24%. Si bien cerca de 8 de cada 10 son conscientes de que las transformaciones tecnológicas pueden cambiar el contenido de su empleo. Mandos intermedios y directivos están más inquietos por esta amenaza: más de la mitad de los responsables de recursos humanos creen que sus equipos están abrumados por la tecnología y solo 3 de cada 10 trabajadores lo admiten. Eso sí, tras la pandemia casi la totalidad de los empleados (93%) se declaran dispuestos a emprender su propia formación para adaptarse a los cambios en sus puestos y a la transformación de sus profesiones. Incluso las tres cuartas partes dicen que podrían utilizar su tiempo libre para asistir a cursos.

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Sobre la firma

Carmen Sánchez-Silva
Es redactora del suplemento Negocios. Está especializada en Economía (empleo, gestión, educación, turismo, igualdad de género). Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Previamente trabajó en La Gaceta de los Negocios, Cinco Días, Ranking, Mercado e Ideas y Negocios. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense.

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