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¿Se puede aprobar una oposición en un año?

Sacar una plaza de empleo público en menos de 12 meses es difícil, pero no imposible, si se cuenta con la dedicación, la organización y el compromiso adecuados

Un joven estudiando en una biblioteca.
Un joven estudiando en una biblioteca.Sam Edwards (Getty Images)
Nacho Meneses

Mejores condiciones laborales y salariales, estabilidad económica, vocación, seguridad... Cada año, miles de personas recurren a una de las numerosas convocatorias de empleo público con la esperanza de conseguir la tranquilidad y los medios necesarios para emprender su proyecto vital. Puede que, en lo que respecta a las motivaciones, haya tantas como personas, pero quizá no todos los momentos sean tan propicios como este: la progresiva jubilación de los baby boomers (aquellos nacidos entre finales de los años 50 y mediados de los 70) se dejará ver también en la Administración pública, que verá cómo más de la mitad de sus 2,73 millones de empleados se jubilará a lo largo de los próximos 10 a 15 años. Pero ¿es posible sacar una oposición en menos de un año?

La respuesta, en pocas palabras, es que sí, aunque con condicionantes: depende, en primer lugar, del tipo de plaza a la que se aspira, y después del compromiso que se esté dispuesto a adquirir: “Superar una oposición en tan poco tiempo requerirá estar dispuesto a trabajar y estudiar a un nivel alto, buscando la eficiencia en cada hora de estudio y dedicando muchísimas horas a su preparación”, afirma David Fuentes, fundador y CEO de Formación Ninja. Ponerse un objetivo como este implica, en cualquier caso, aceptar un nuevo mantra: que no sea lo habitual, no quiere decir que no sea posible. E ir a por todas.

Por supuesto, conseguirlo es mucho más probable en algunas oposiciones que en otras. Aquellas donde es frecuente encontrar a bastantes aprobados en primera convocatoria suelen ser las del grupo C: Correos, administrativos, auxiliares administrativos, policías, guardias civiles, auxiliares de Justicia y ciertas convocatorias de la rama de Educación, por citar algunas. “Un opositor que comienza este reto con la aspiración de aprobar en solo un año, suele sufrir un gran cambio vital, ya que pasa de su vida anterior a otra de dedicación máxima a la oposición. El ritmo será alto y deberá decir que no a muchos planes por estudiar... Pero ojo, porque si lo consigue tendrá el resto de su vida para decir que sí a todos ellos”, añade Fuentes.

¿Cómo aprobar en menos de un año?

Son muchos los aspectos que juegan un papel importante en este empeño. Factores que van desde el tipo de preparación por el que se opte y la disciplina y la capacidad de organización que se posean al uso de técnicas de estudio o la motivación que se tenga: “Es necesaria una excelente organización del tiempo, además de poder dedicar al estudio un número considerable de horas cada día. Hay que tener horarios definidos para el estudio que eviten la posibilidad de procrastinación; al igual que tenemos horarios laborales fijos, es importante ponerse a estudiar todos los días a la misma hora, con tiempos marcados para cada actividad: lectura, estudio, repaso y descanso”, explica Javier Durán, gerente de marca en Ucademy.

Un reto que cada año emprenden también miles de personas que han de compaginar la preparación con las exigencias de un empleo. “Es posible”, admite Fuentes, “siempre que ese opositor se obsesione con la eficiencia de su preparación, aplicando desde el primer día técnicas de estudio para exprimir al máximo cada hora disponible”. Recuerda cómo, por ejemplo, un compañero de su promoción en bomberos trabajaba en un taller mecánico mientras estudiaba la oposición. “Él empezaba a estudiar a las cinco de la mañana y los fines de semana no solía descansar. Es un ritmo agotador, pero claro, consiguió en un año, mientras trabajaba, lo que otros conseguimos en cuatro”.

La importancia de las técnicas de estudio

“Memorizar y vomitar es cosa del pasado. Si estudiar es algo aburrido, monótono y que requiere un sacrificio extremo, es normal que mucha gente tarde años en sacar una oposición (o que incluso lo acabe dejando)”, reflexiona Fuentes. Y es que, a pesar de que las técnicas de estudio son una gran herramienta, muchas personas siguen resistiéndose a utilizarlas, ya sea por desconocimiento o porque se resisten a dejar de estudiar como lo han hecho durante toda su vida. “Y luego, cuando las prueban, se vuelven adictos a ellas, porque se dan cuenta de que su capacidad de memorización, retención y aprendizaje son mayores de lo que pensaban”, añade.

“Lo primero que enseñamos a nuestros alumnos son precisamente esas técnicas de estudio”, insiste Fuentes. Reglas mnemotécnicas, juegos de palabras y códigos de colores para mejorar y optimizar la memoria. O la aplicación de sistemas de estudio como el método Pomodoro, que alterna periodos de estudio intensivo con breves descansos (por ejemplo, 25 minutos de estudio y cinco de descanso, o 50 y 15, según le funcione a cada alumno). Así lo recomiendan en Ucademy, por ejemplo, para ayudar a sus alumnos a afrontar largas sesiones y procesar grandes cantidades de información sin dejar de mantener unos niveles óptimos de atención.

Tampoco conviene menospreciar la importancia del tiempo de ocio, advierte Durán: “Acabar quemado es una posibilidad muy real en estas situaciones, así que aprender a compaginar y tener aficiones y actividades que ayuden a desconectar es muy importante”. Los casos de éxito, añade, suelen tener también una buena estructura de apoyo a su alrededor (como la familia o la pareja que puedan asumir temporalmente algunas responsabilidades).

Las ventajas de la formación ‘online’ y otros consejos

“Uno de los errores más comunes a la hora de preparar una oposición es pensar que el proceso solo requiere hincar codos con el temario oficial delante”, señala Durán. “La realidad es que, incluso cuando se trata de las oposiciones “más fáciles”, la cantidad de temas es enorme, hay varios tipos de pruebas durante los exámenes y la competencia es feroz”, esgrime. Por eso, tanto Fuentes como Durán defienden las bondades de la preparación online, gracias a la cual las clases están grabadas y siempre a disposición de los alumnos, tantas veces como las necesiten e independientemente del lugar en el que estén. De esta manera, indican, los opositores pueden elegir el ritmo de estudio que más les convenga: habrá quienes puedan memorizar varios temas en una sola semana, y otros que no.

Maximizar las posibilidades de éxito, en todo caso, pasa por otros dos factores tanto o más importantes que los ya señalados: por un lado, disponer de un temario completo pero conciso, que evite ser excesivamente largo y vaya a lo esencial y necesario; y por otro, aceptar que nunca harás demasiados test de práctica. No hay que olvidar que muchos de los exámenes de oposición son de este tipo (por ejemplo, la primera parte del examen para administrativo del Estado incluye 70 preguntas de tipo test con respuesta múltiple; mientras que el de conocimientos teóricos de Policía Nacional o el de Gestión Procesal constan de 100 preguntas).

Es la hora de asimilar un segundo mantra: practicar, practicar y practicar. Desde su lanzamiento a mediados de 2022, la plataforma de test de Ninja ha registrado más de 11 millones de respuestas, lo que arroja una media de 2.600 preguntas por cada alumno durante su oposición.

“Se puede aprobar la oposición de 1.000 maneras diferentes. Los hay que estudian a primera hora del día, los hay que estudian por la noche, los hay que descansan religiosamente cada domingo, los que lo hacen solo cuando están cansados... Hay muchísimos y todos son válidos”, apostilla Fuentes. “Mi principal consejo es que oposites fuerte, y eso no implica necesariamente hacerlo durante 12 horas al día. Opositar fuerte es ir al 100% a por tu plaza. Una vez decidido esto, descubre los diferentes hábitos que mejor te encajen en tu estilo de vida y en tu forma de ser, incorpóralos a tu rutina y sé constante”.

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Sobre la firma

Nacho Meneses
Coordinador y redactor del canal de Formación de EL PAÍS, está especializado en educación y tendencias profesionales, además de colaborar en Mamas & Papas, donde escribe de educación, salud y crianza. Es licenciado en Filología Inglesa por la Universidad de Valladolid y Máster de Periodismo UAM / EL PAÍS

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