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El 22% de los trabajadores teme represalias por afiliarse a un sindicato y un 32% acepta condiciones laborales ilegales

La mitad de los empleados cree que no puede negociar sus condiciones laborales, un tercio dice trabajar jornadas excesivamente largas y a un 44% el trabajo le provoca irritabilidad o tristeza

Jornaleros en la provincia de Sevilla, en julio de 2022.
Jornaleros en la provincia de Sevilla, en julio de 2022.Juan Carlos Toro
Emilio Sánchez Hidalgo

“No es de recibo en un estado democrático. Es un escándalo”. Así ha valorado el secretario general de CC OO, Unai Sordo, una de las principales conclusiones de un estudio presentado este lunes en la sede central de la organización: un 22% de los trabajadores cree que no puede afiliarse a un sindicato sin temor a represalias. Es decir, algo más de uno de cada cinco trabajadores augura problemas si ejerce un derecho reconocido en la Constitución. “Si fuera solo un 5% también me parecería muchísimo, pero es un 22%. Es una forma muy autoritaria de entender la gestión empresarial”, ha añadido Sordo.

Esta es una de las muchas conclusiones del estudio demoscópico La influencia de la negociación colectiva en el bienestar laboral, la precariedad laboral, el compromiso y el rendimiento en el trabajo, elaborado por la Fundación Primero de Mayo del sindicato. En la presentación han participado los coordinadores del informe: Ramón Rueda, profesor de organización de empresas de la Universidad de León, y Jaime Aja, profesor de Sociología de la Universidad de Córdoba.

El estudio analiza la percepción de los trabajadores sobre la negociación colectiva. En torno a la mitad considera que conduce a resultados positivos: el 47% cree que hace posible mejores salarios, el 52% mejores condiciones laborales, el 53% mejorar la seguridad y la salud en el trabajo, el 55% garantizar la igualdad de oportunidad entre sexos... En todas las variables mencionadas, salvo la referente a la igualdad, las mujeres tienen una opinión ligeramente mejor que la de los hombres respecto a la negociación colectiva.

Con todo, un 35% no considera que los sindicatos mantengan informados sobre la negociación colectiva a las plantillas, un porcentaje parecido (37%) al de aquellos que no creen que las organizaciones sindicales animen a los empleados a participar en el proceso.

El estudio también aborda la percepción de los trabajadores sobre sus condiciones laborales. Un 28% asegura que su salario no le permite cubrir sus necesidades básicas, un 24% querría trabajar más horas o días, un 21% cree que su empresa le va a despedir en los próximos seis meses, la misma proporción que los que opinan que en su empresa no se respetan los derechos laborales. Además, un 32% dice aceptar condiciones a sabiendas de que no son legales o reglamentarias, tantos como los que se ven obligados a asumir jornadas “excesivamente largas”. En la misma línea, solo un 40% dice estar en disposición de controlar su hora de entrada o de salida.

Otras de las preguntas que han destacado los coordinadores del estudio es la referente a si las condiciones laborales son impuestas o no, si el empleado tiene capacidad de negociarlas. El 32% responde que no puede elegirlas.

En estas cuestiones se observan diferencias importantes en función del perfil del encuestado: por ejemplo, los universitarios tienen más capacidad de negociación y advierten mayor respeto por sus derechos laborales y sindicales que los trabajadores con menor formación. Asimismo, los jóvenes se consideran más expuestos al incumplimiento de las normas y temen más castigos por afiliarse a un sindicato.

Por otro lado, según el estudio, un 52% de los encuestados cree que pueden expresas sus opiniones y emociones en su empresa; un 37% considera que su jefe y la empresa no se preocupan por el bienestar laboral de la plantilla, un 30% piensa negativamente del trabajo fuera de su horario laboral, a un 44% su trabajo le provoca irritabilidad, tristeza y nerviosismo y 55% se ha sentido agotado mental y emocionalmente en el trabajo.

Tras analizar estas ideas de forma transversal, los autores del estudio llegan a la siguiente conclusión: ”La negociación colectiva es un elemento esencial para que las personas trabajadoras vean mejorado su nivel de bienestar laboral y vean reducido su nivel de precariedad. Y es precisamente este mayor bienestar laboral y menor precariedad lo que conlleva un aumento de su compromiso con las empresas. En última instancia, esto es la vía para que las empresas alcancen sus objetivos a través de un adecuado desempeño laboral individual”. “Se pone de relieve —continúa el resumen de la fundación— la clara relación entre la negación colectiva y el desempeño”.

Sordo cree que esta tesis es muy “sugerente”, ya que le parece “una enmienda a la totalidad con datos a las políticas laborales implementadas desde los años 80, que recetan una degradación paulatina de las condiciones colectivas de trabajo. Hay que contrarrestar esa idea desde el punto de vista de la eficacia económica, hay que contestar estos mensajes del neoliberalismo. El rendimiento laboral depende del compromiso con la empresa, y ese compromiso está vinculado a las condiciones y el bienestar, y ello está relacionado con la negociación colectiva”.

Contrarrestar el discurso patronal

“Contrarrestar” ha sido una palabra muy repetida por Sordo durante la presentación del informe. El secretario general de CC OO cree que el debate público en materia laboral está “sesgado” por una producción “pseudocientífica” que recoge el pensamiento de las empresas. Se refiere a las encuestas y análisis que grandes compañías y patronales distribuyen a los medios de comunicación y que en su opinión pervierten el debate con afirmaciones, en muchas ocasiones, falsas. “Queremos contrarrestar eso con claridad en el análisis, con un método científico”, ha reivindicado Sordo.

Fernando Lezcano, presidente de la Fundación Primero de Mayo, ha insistido en la misma línea: “Queremos huir del sesgo que se presupone a un estudio promovido por un sindicato. Por eso hemos puesto nuestro análisis en manos de la academia, para que despeje cualquier tipo de dudas. No queremos que alguien tenga la tentación de descalificarla. El mejor antídoto es el rigor científico de la universidad pública española”. Este es el primer estudio demoscópico de la fundación, que anticipa más análisis parecidos. Ha sido elaborado a partir de 1.599 encuestas.

Sordo cree que un buen ejemplo de debate condicionado por esas encuestas patronales o empresariales es el de las vacantes. Cada poco tiempo trascienden informes que señalan el problema de puestos de trabajo sin cubrir en España, mientras que los datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística y de Eurostat contraponen esa versión de la realidad. “Hay mucha sobreactuación y alarma y el problema es marginal. Tiene que ver con las malas condiciones de trabajo y solamente una pequeña parte con el desacople entre formación y demanda. Se intenta exagerar el problema para reforzar a quienes pretenden bajar salarios”, ha finalizado Sordo.

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Emilio Sánchez Hidalgo
Redactor de Economía. Empezó su trayectoria en EL PAÍS en 2016 en Verne y se incorporó a Sociedad con el estallido del coronavirus, en 2020. Ha cubierto la erupción en La Palma y ha participado en la investigación de la pederastia en la Iglesia. Antes trabajó en la Cadena SER, en el diario AS y en medios locales de su ciudad, Alcalá de Henares.

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