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La familia Grifols deja todo el poder ejecutivo de la firma al dar a Glanzmann el cargo de consejero delegado

Los hasta ahora co-consejeros Víctor y Raimon Grifols pasan a ser director de operaciones y director general corporativo, respectivamente

Josep Catà Figuls
Grifols
Laboratorio de análisis de plasma para fraccionamiento en Parets del Vallès (Barcelona).Gianluca Battista

Más cambios en Grifols. La multinacional catalana de hemoderivados está inmersa en la transformación de su estructura para zanjar la crisis de su cotización y demostrar a los inversores que tiene la deuda bajo control. Y esta revolución pasa por apartar temporalmente a la familia de los más altos cargos. Primero fue la renuncia del histórico presidente no ejecutivo, Víctor Grifols Roura, que en octubre fue relevado, con funciones ejecutivas, por Steven F. Mayer. En febrero, y después de lanzar un plan de ahorro, Mayer dimitió por motivos personales y fue sustituido por Thomas Glanzmann. Este lunes, la compañía ha informado que Glanzmann asumirá también el cargo de consejero delegado, con lo que la familia ha decidido ceder todo el poder ejecutivo: los hasta ahora co-consejeros delegados, Víctor Grifols Deu y Raimon Grifols Roura (hijo y hermano del ex presidente no ejecutivo) pasarán a ocupar cargos más funcionales en la cúpula directiva: director de operaciones y director general corporativo, respectivamente.

El comunicado de la compañía destaca que “Grifols alinea su estructura directiva para acelerar el desempeño de la compañía y simplificar su gobierno corporativo, apostando así por una estructura organizativa funcional centrada en la ejecución y simplificando su gobernanza”. El objetivo es “garantizar el enfoque en la obtención de resultados”. En otras palabras, demostrar a los inversores que van en serio en su senda de reducir la deuda y sacar el máximo provecho de sus activos. La empresa lleva unos meses centrada en esta meta: el plan de ahorro elaborado por Mayer prevé unos 2.300 despidos, la gran mayoría en EE UU, cerrar centros de donación de sangre que no sean eficientes y “optimizar” la compensación que se da a los donantes, entre otras medidas. La empresa trató así de mostrar su compromiso con los inversores, después de protagonizar una crisis en la cotización que ha lastrado a la compañía desde el inicio de la pandemia. La acción paso de su máximo valor antes de la covid-19 (el 21 de febrero de 2020, 34,19 eu­ros por título) a un mínimo de 8,12 euros el 24 de octubre de 2022.

El principal motivo fue que la elevada deuda de Grifols (los resultados de 2022 la situaron en 9.191 millones de euros de deuda neta, con un ratio de 7,1 veces sobre el ebitda) generaba desconfianza en un contexto de caída de ingresos por la reducción en la recolección de plasma, ya que las restricciones a causa de la covid redujo mucho la actividad en los centros de recolección. Y con la progresiva subida de los tipos de interés, la deuda se hacía cada vez más incómoda. Relevar al histórico presidente no ejecutivo y buscar a un perfil ejecutivo externo a la familia fue el primer gesto, seguido por el plan de ahorro y ahora por la reestructuración en la cúpula, que aparta aún más a la familia de los cargos más importantes. Tras la dimisión de Mayer en febrero, la acción, que se había recuperado un 76%, volvió a caer a mínimos, y desde entonces se mantiene por debajo de los 10 euros por título. Hacía falta un nuevo volantazo en la estructura organizativa para demostrar que Glanzmann es quien toma las riendas.

A partir de ahora, como presidente ejecutivo y consejero delegado, Glanzmann “será el responsable de las decisiones empresariales de Grifols, al tiempo que creará e implementará las estrategias de la compañía a corto y largo plazo con el equipo directivo”. “Estoy seguro de que estos cambios nos posicionarán para nuestra próxima etapa de crecimiento y nos ayudarán a lograr los resultados y a acelerar nuestro rendimiento para cumplir con los compromisos con todos nuestros grupos de interés”, expresa Glanzmann en la nota.

Los dos co-consejeros delegados pasarán a ocupar puestos “de carácter más específico y funcional que dan respuesta a las necesidades reales que hoy por hoy tiene la compañía”, con el objetivo último de “acelerar la ejecución del plan estratégico de Grifols”. Víctor Grifols Deu será director de operaciones, y se centrará en la gestión del día a día de la empresa, al frente de todas las funciones operativas. Seguirá siendo miembro del Consejo de Administración. Por su parte, Raimon Grifols Roura, que tras el acceso de Glanzmann a la presidencia, pasó a ocupar su silla de vicepresidente en el Consejo, mantendrá estas funciones pero dejará el cargo de co-consejero delegado y pasará al de director general corporativo, “centrándose en optimizar el valor de las filiales y asociaciones corporativas de Grifols, así como en liderar las principales iniciativas corporativas”, señala la nota. Entre sus próximas tareas, pues, estará la de ejecutar la decisión que el Consejo tome sobre las participadas de Grifols, especialmente sobre el 26,2% que tiene en Shanghai Raas, un activo que la empresa está estudiando vender.

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Sobre la firma

Josep Catà Figuls
Es redactor de Economía en EL PAÍS. Cubre información sobre empresas, relaciones laborales y desigualdades. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona. Licenciado en Filología por la Universidad de Barcelona y Máster de Periodismo UAM - El País.

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