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CRISIS ENERGÉTICA
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El falseado mercado del gas

La Unión Europea debe dar prioridad a los derechos de los ciudadanos sobre las ganancias de los monopolios

El vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, y la comisaria de Energía, Kadri Simson, durante una rueda de prensa.
El vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, y la comisaria de Energía, Kadri Simson, durante una rueda de prensa.POOL (Reuters)
Andreu Missé

Uno de los hilos conductores de la historia europea es la construcción de una economía de mercado sin excesos. Es decir, sin monopolios y sin abusos. El modelo europeo se inspira en Estados Unidos que empezó su iniciativa contra los monopolios con la ley Sherman Antitrust de 1890. El primer tratado europeo, el de Roma de 1957, propugnaba el “establecimiento de un mercado común”, que garantizase que “la competencia no será falseada”. La misión de fondo era lograr “una elevación acelerada del nivel de vida y relaciones más estrechas entre los Estados” que integraban la Comunidad Económica Europea. Numerosas directivas insisten en proteger a los consumidores de los abusos y comportamientos irresponsables. Una tarea cada día más difícil.

La crisis de la energía han puesto al descubierto el desastroso funcionamiento del mercado del gas en la UE, que empobrece a millones de personas para beneficio de unos pocos. La Comisión Europea ha destacado que los precios del gas registraron alzas de hasta un 1.000% el pasado agosto respecto a la media de la década anterior. El principal mecanismo de formación de precios del gas (contado y futuros) es el TTF holandés, que representa el 80% del gas natural negociado en la UE.

La guerra de Rusia contra Ucrania que empezó en febrero ha exacerbado los precios del gas. Pero los excesos del TTF ya se había detectado antes, con las alzas superiores al 700% en 2021. La Comisión Europea ha constatado sus fallos y considera que “el índice del TTF ya no es un indicador adecuado de los precios en Europa”.

El TTF permite a las empresas cubrirse de los riesgos de los desajustes de precios mediante el empleo de derivados de energía. El estudio Financial stability risks from energy derivatives markets, elaborado por Oana Furtuna, Alberto Grassi y otros expertos destaca que este complejo mecanismo está integrado por 1.700 empresas de derivados energéticos, cuyo número aumentó un 30% en 2022. Señalan que en el TTF, los bancos representan la mayor parte de las posiciones en derivados, que el crédito a las empresas de energía aumentó en un 200% en pocos meses y alertan del riesgo para la estabilidad financiera.

Ante esta situación la Comisión, ha propuesto un “mecanismo de corrección del mercado para proteger a los ciudadanos y la economía frente a precios excesivamente elevados”. Plantea un tope de 275 euros el megavatio hora que ha sido rechazado por España y otros 14 países, que estiman una intervención insignificante. Por el contrario Holanda defiende su negocio y rechaza toda intervención. Igual que Alemania, que tiene sus propias soluciones nacionales.

Naciones Unidas recuerda que los Gobiernos europeos han dedicado 600.000 millones de euros en medidas de protección a los consumidores por los costes de energía, de los que Alemania ha concedido 264.000 millones de euros.

No estamos en una batalla entre intervencionistas y defensores del mercado. Todos los mercados están regulados. Se trata de una cruda pugna de intereses, entre quienes priorizan las ganancias de los monopolios y quienes defienden los derechos ciudadanos y que el mercado no sea falseado. Un pulso que la Unión no debería perder.

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