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Una gran mayoría de países rechaza la propuesta de Bruselas para limitar el precio del gas

Para España o Polonia, el instrumento planteado por la Comisión es insuficiente y lo califican como una “broma”; Países Bajos y Alemania creen que se pone en riesgo la seguridad de suministro

La comisaria de Energía, Kadri Simson, habla con el ministro de Energía checo, Jozef Sikela.
La comisaria de Energía, Kadri Simson, habla con el ministro de Energía checo, Jozef Sikela.OLIVIER HOSLET (EFE)
Manuel V. Gómez

La propuesta de la Comisión Europea para limitar los precios del gas a 275 euros MWh no ha convencido a casi ningún Estado miembro. Así se lo han trasladado a la comisaria de Energía, Kadri Simson, en la reunión mantenida este jueves. A España le parece una “tomadura de pelo”, como verbalizó la vicepresidenta Teresa Ribera; a Polonia, “una broma”; a Bélgica, “insatisfactoria”. El enfado entre los países que reclamaban topar las cotizaciones de esta materia prima ha sido grande. Pero Simson tampoco ha encontrado una adhesión férrea en las capitales que se encuentran en la posición contraria. Para estos países, cualquier paso que ponga límites en las transacciones de este combustible pueden poner en riesgo la “seguridad de suministro” en la UE, han apuntado los Países Bajos.

Ante este escenario, la aprobación de los dos reglamentos que el Consejo de la UE de Energía pensaba aprobar este jueves ha quedado aplazado hasta una nueva reunión extraordinaria —la undécima de este año, más las ordinarias— el próximo 13 de diciembre. Aunque hay acuerdo ya sobre ambos: uno regula las compras conjuntas de gas y un nuevo índice para las cotizaciones del gas licuado y otro trata de acelerar las instalaciones para generar energía renovable, ese punto de encuentro no ha sido suficiente para que vieran ambos la luz verde, debido al desencuentro sobre la propuesta que el martes presentó Bruselas.

La discrepancia sobre la necesidad de ponerle un tope al precio del gas entre los Estados miembro viene de largo. 15 países, entre ellos España, firmaron una carta en septiembre exigiéndole a la Comisión que hiciera una propuesta. Finalmente en el Consejo Europeo de octubre, los jefes de Estado y Gobierno, pese a la resistencia de Alemania, Holanda y otros países, le reclamaron que lo hiciera con urgencia.

La medida nunca ha gustado a una parte considerable del Ejecutivo comunitario, entre ellos a los responsables del área, Kadri Simson, y al vicepresidente responsable del área de Cambio Climático, Frans Timmersmans. La oposición es incluso mayor entre los técnicos y funcionarios del área de la Comisión, que creen que eso podría poner en riesgo el suministro de gas hacia la UE y también estimular su consumo. Las resistencias han sido tan grandes que incluso el pasado miércoles durante la reunión de Colegio de Comisarios, Timmersmans volvió a explicitar su oposición a la medida, pese al encargo del Consejo Europeo. El holandés incluso presionó para que en el texto aprobado figurara la advertencia de que si durante la negociación con los estados se cambiaba mucho la propuesta la Comisión la retiraría. No tuvo éxito.

El planteamiento final de Bruselas consiste en un “mecanismo de corrección del mercado” que se activa cuando el precio del mercado holandés de referencia TTF para los contratos de futuros para entrega en el mes siguiente supere los 275 euros MWh. Pero no basta con que se rebase este nivel durante un momento, además deberá mantenerse durante dos semanas y en 10 días consecutivos deberá superar en 58 euros el precio de referencia del gas natural licuado (GNL). Ambas condiciones hacen prácticamente imposible que ese mecanismo pueda activarse en algún momento si finalmente se aprobara como lo presentó Simson.

Aunque esto -que se quede intacta la propuesta- se antoja imposible. Grecia ha entrado en la reunión pidiendo una rebaja a 150-200 euros para hacerla “realista”. Sin embargo, otros países del bloque de los que reclamaban una limitación en los precios, son más partidarios de un tope dinámico, como España. Este mecanismo podría activarse, por ejemplo, si la diferencia entre la cotización de la referencia TTF y la GNL superara un determinado umbral. Entonces se fijaría ese precio y se movería en paralelo si la brecha por la que se ha activado el mecanismo se mantuviera. La ventaja de esta vía es que podría reducir el riesgo de suministro frente a un precio a un límite fijo y bajo que podría llevar a la UE a perder proveedores frente a otros países que sí estuvieran dispuestos a pagar por encima.

Con el escenario visto este jueves, las negociaciones serán duras y trabajosas. De hecho, la vicepresidenta y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha tenido palabras de ánimo para los funcionarios españoles que se van a encargar de la parte técnica. Y después se ha mostrado optimista pese a las grandes diferencias que habrá en la mesa de negociación. “Creo que podemos llegar a un consenso el día 13 de diciembre. Prima claramente la convicción de que debemos responder estando a la altura de las circunstancias”, ha apuntado Ribera.

“Espero que haya acuerdo”, ha apuntado con optimismo al acabar la reunión el ministro de Energía de Chequia, Jozef Síkela, quien tendrá que coordinar las negociaciones, ya que su país preside este semestre la UE. Además, ha augurado “una discusión bastante picante”.

Alemania, por su parte, ya ha dejado claro que no está dispuesta a aceptar un tope bajo: “Eso no ayuda, porque entonces ya no tendremos suficiente gas y el consumo también será demasiado alto”, ha apuntado su secretario de Estado de Energía, Sven Giegold.

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Sobre la firma

Manuel V. Gómez
Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.

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