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Twitter cierra todas sus oficinas para acometer despidos masivos en su plantilla

Elon Musk comienza el recorte de trabajadores comunicándoles por correo electrónico este viernes si siguen siendo empleados de la red social

Elon Musk, consejero delegado de Twitter, este viernes en Nueva York en un encuentro de inversores.Foto: Johnny Wolf (AP) | Vídeo: Reuters
Miguel Jiménez

La hora de los despidos masivos ha llegado a Twitter. Antes de las nueve de la mañana de este viernes en San Francisco (EE UU), las 17.00 en la España peninsular, los miles de empleados de la red social han ido recibiendo los correos que les comunicaban si se han quedado sin trabajo. Los despidos ya son un hecho y para evitar problemas, la empresa ha cerrado todas sus oficinas este viernes. El nuevo dueño de la compañía, el magnate Elon Musk, de 51 años, lo anunció en otro mensaje a la plantilla este jueves, con la confirmación de la mala noticia que ya se esperaban. El correo, cuyo contenido ha circulado por la propia red social, señala que el momento ha llegado y afirma que ese paso es “por desgracia, necesario”, sin cuantificar el número de empleados que se quedarán sin trabajo.

“Equipo. En un esfuerzo por colocar a Twitter en una senda saludable, pasaremos por el difícil proceso de reducir nuestra fuerza de trabajo global el viernes. Reconocemos que esto afectará a un número de individuos que han hecho valiosas contribuciones a Twitter, pero esta acción es por desgracia necesaria para asegurar el éxito de la compañía en el futuro”, reza la comunicación enviada este jueves a los empleados, que ha salido de un remitente genérico y va firmado simplemente por Twitter.

Twitter es ahora tanto como decir Elon Musk. El empresario ha pagado un alto sobreprecio por una red social económicamente en horas bajas y cuya cuenta de resultados no permite ni siquiera sostener los intereses de los 13.000 millones de deuda que el empresario y sus socios han hecho asumir a la compañía como parte de la operación de compra por unos 44.000 millones de dólares, cerrada hace solo una semana.

El mensaje del jueves ha circulado por Twitter. Tras el anuncio inicial, concreta la parte operativa: “Dada la naturaleza de nuestra plantilla repartida por múltiples localizaciones y nuestro deseo de informar a las personas afectadas lo antes posible, las comunicaciones para este proceso se harán por correo electrónico. Antes de las nueve de la mañana del viernes 4 de noviembre [hora de San Francisco], todos recibirán un correo electrónico individual con el asunto: ‘Su papel en Twitter’. Por favor, revisa tu correo electrónico, incluyendo la carpeta de spam. Si tu empleo no se ve afectado, recibirás una notificación a través de tu correo electrónico de Twitter. Si tu empleo se ve afectado, recibirás una notificación con los próximos pasos a través de tu correo electrónico personal. Si no recibes un correo electrónico de twitter-hr@ antes de las 17.00 del viernes 4 de noviembre, envía un correo electrónico [a una dirección concreta]”.

En el anuncio también se avisaba del cierre de todas las oficinas “para ayudar a garantizar la seguridad de cada uno de los empleados, así como los sistemas de Twitter y los datos de los clientes”. Esta medida se ha acompañado de una suspensión de “todo acceso a las tarjetas de identificación”. “Si estás en una oficina o de camino a ella, por favor, vuelve a casa. Reconocemos que esta es una experiencia increíblemente complicada por la que hay que pasar, tanto si te ves afectado como si no. Gracias por seguir respetando las políticas de Twitter que prohíben hablar de información confidencial de la empresa en las redes sociales, con la prensa o en cualquier otro lugar”, añade el correo que, pese a esa advertencia, se ha filtrado en poco tiempo a la prensa.

Una empleada de Twitter duerme en el suelo, en las oficinas de la compañía en San Francisco.
Una empleada de Twitter duerme en el suelo, en las oficinas de la compañía en San Francisco.

Los trabajadores han reaccionado en la propia red social y en los tribunales. “Parece que estoy desempleado”, ha tuiteado un usuario que se describe como antiguo community manager de la compañía, “se me ha desconectado remotamente de mi ordenador portátil del trabajo y se me ha expulsado de [la plataforma de mensajería] Slack”. Otros empleados también han asegurado “estar fuera” de la firma o han compartido los últimos mensajes que han mandado por los canales de mensajería interna a modo de despido de sus compañeros. A la vez, se promueve una demanda colectiva en la que se argumenta que Twitter no ha respetado el periodo de aviso de 60 días que la ley de California, donde tiene su sede la firma, prevé para despidos en masa.

Mal momento

Aunque el mensaje del jueves no concretaba el número de trabajadores afectados, los planes de Musk pasan por recortar prácticamente la mitad de la plantilla, unos 3.700 de los 7.500 empleados, aunque también se manejan estimaciones menores para este primer día. Los despidos llegan en un pésimo momento: tras un periodo de fiebre de contrataciones en Silicon Valley, actualmente numerosas compañías están congelando sus ofertas de empleo o incluso reduciendo sus plantillas.

El jueves, Lyft, rival de Uber, anunciaba el despido de casi 700 empleados, un 13% de su plantilla, en un esfuerzo por reducir sus costes. La plataforma de pagos de comercio electrónico Stripe también ha anticipado a sus trabajadores que recortará su plantilla en torno a 1.000 trabajadores, un 14% del total. Amazon, por su parte, ha decidido congelar las contrataciones en su área corporativa. Meta (Facebook), Apple y Alphabet (Google) también están tratando de contener sus costes de personal con diferentes medidas que implican, como mínimo, rebajar el ritmo de contrataciones.

Caída “masiva” de ingresos

En el caso de Twitter, la necesidad de recortar costes se agudiza por la fuga de anunciantes desde la toma de control por parte de Musk. A la suspensión de la publicidad anunciada el viernes por General Motors se han sumado esta semana compañías como L’Oréal, General Mills, Audi y Pfizer. Los anunciantes están a la espera de conocer las nuevas políticas de moderación de contenido de la red social. Sin haberlas cambiado oficialmente, los mensajes de odio ya se dispararon en cuanto se cerró la operación para comprobar hasta dónde llegaba la intención de Musk de permitir una mayor libertad de expresión. El magnate respondió que “Twitter no puede convertirse en un infierno de libertad para todo, donde se pueda decir cualquier cosa sin consecuencias”.

Muchos más anunciantes han huido de la red social sin comunicarlo expresamente. El propio Musk lo ha reconocido: “Twitter ha tenido una caída masiva de ingresos, debido a que los grupos activistas presionan a los anunciantes, a pesar de que nada ha cambiado con la moderación de contenidos y de que hicimos todo lo posible para apaciguar a los activistas. Es un gran lío. Están intentando destruir la libertad de expresión en Estados Unidos”, ha tuiteado.

Mientras, Twitter busca ingresos alternativos a través de su servicio de suscripción Twitter Blue, al que deberán abonarse quienes quieran tener la marca de verificación en su perfil que certifica que es auténtico. Musk quiere exigir desde la semana próxima el pago de una cuota de 8 dólares mensuales (8,2 euros, al cambio actual) para quienes quieran tener la señal, aunque planea un periodo de transición en que se mantendría la marca sin coste para quienes ya la tienen.

Nada más tomar el control de la empresa el jueves, Musk destituyó a buena parte del equipo directivo, incluido el consejero delegado, Parag Agrawal; el director financiero, Ned Segal; la responsable jurídica y de moderación de contenidos, Vijaya Gadde, y el secretario del consejo, Sean Edgett. En los días siguientes, se han producido otras salidas, como la de la directora de marketing, Leslie Berland; la de la directora de clientes, Sarah Personette, y la de Jean-Philippe Maheu, que era vicepresidente de soluciones globales para clientes.

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Sobre la firma

Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.

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