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El asesino del cineasta Van Gogh rechaza toda ley que no sea islámica

Isabel Ferrer

Mohamed Bouyeri, el joven holandés de ascendencia marroquí que el pasado 2 de noviembre asesinó en Amsterdam al cineasta Theo van Gogh, rechazó ayer formalmente la competencia del tribunal que le juzga por el crimen. Bouyeri fue obligado a comparecer en la sala por los jueces ante su negativa a presentarse. Vestido con una chilaba negra, un pañuelo palestino en la cabeza y el Corán bajo el brazo, instruyó a su abogado, Peter Plasman, para que manifestara que se consideraba "plenamente responsable de lo ocurrido". El juicio concluirá hoy con la petición de pena por parte de la fiscalía.

Según sus allegados, Bouyeri sólo admite como legítima la ley islámica (sharia) y si el sistema jurídico holandés contemplara la pena de muerte, se habría acogido a la misma. Dicha actitud, unida al carácter ritual del asesinato de Van Gogh -tiroteado y acuchillado en la calle y luego casi decapitado-, hace pensar a los juristas que el procesado iba en busca del martirio. No sólo había saldado sus deudas y hecho testamento antes de salir en busca de su víctima. Varios testigos presenciales han declarado además que disparó indiscriminadamente contra policías y peatones cuando huía de la escena del crimen. Para los psicólogos que le han observado, Bouyeri siempre ha sido consciente de sus actos.

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