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Los expertos en la obra de Brenan repasan la España que vivió el autor

Localizar la casa de Gerald Brenan en Mecina Fondales no resulta muy complicado. Su actual propietario es Lázaro, un pintor y ceramista sueco que está casado con Lynda Nicholson, la poeta inglesa que fue secretaria de Brenan y que figura con frecuencia en las memorias del escritor británico. Este lugar es sólo uno de los muchos que guardan memoria del hispanista. En la región, tanto algunos jóvenes como los más viejos recuerdan entusiasmados la presencia del autor de El laberinto español. No es de extrañar, por tanto, que el público esté siendo fiel a las jornadas sobre su vida y su obra que, desde el pasado viernes, se desarrollan en el recién inaugurado Centro de Documentación y de Estudios de Sierra Nevada y la Alpujarra.

En opinión de Miguel Carrascosa Salas, presidente de la UNESCO en Andalucía, "Brenan no fue un hispanista más, sino un español converso", lo que hizo que rápidamente se integrara en una población que le recibió con las manos abiertas y cuyos modos de vivir analizó profundamente hasta "exponer las palpitaciones de una pequeña comunidad".

Las sesiones de ayer comenzaron con la ponencia Gerald Brenan y Gamel Woolsey: Testigos de la Guerra Civil española, en la que Fernando Arcas Cubero, profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Málaga, recordó cómo "Brenan y Woolsey fueron testigos presenciales de los primeros meses de la Guerra Civil en Málaga, lo que se ve reflejado en torno a la obra que recoge sus impresiones sobre este hecho".

Miguel Martínez Lage, traductor, hizo una defensa del género biográfico desglosando la trascendencia de El castillo interior, la biografía de Brenan escrita por Jonathan Gathorne-Hardy.

Por su parte, la psicóloga Francisca García Martín habló de la evolución de la situación de la mujer que Brenan pudo ver desde que llegase a Granada en 1919.

Una conferencia, una ponencia y un concierto cerraron los actos de ayer.

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