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Ida y Vuelta
Columna
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Estrella del porno

Enrique Vila-Matas

Entré en una librería y, cuando esperaban que comprara los Diarios de Robert Musil, me llevé Confesiones de una estrella del porno, la biografía de Nacho Vidal. Hacía ya tiempo que deseaba leer estas heterodoxas memorias del que hoy es el mejor actor porno del mundo, estas memorias de Nacho, el semental de Mataró que a sus 31 años se ha convertido en el discípulo y sucesor del mítico Rocco Siffredi, el rey de los actores porno hasta hace bien poco.

Estas memorias de Nacho, que ha escrito con notable talento David Barba, nos aproximan al mundo de este actor de Mataró que ha llevado hasta extremos impensables el arquetipo de macho dominante, reventándolo, haciéndolo increíble. "Tanto es así", dice Barba, "que, como escribió el filósofo Alberto Cardín, se ha puesto de manifiesto que la relación sexual no existe. Acaso todo el sexo en el porno -y quizá también fuera- sea una gran ópera bufa".

En realidad, el mundo exagerado de Nacho pertenece a lo pospornográfico. Es el mundo de alguien que rechaza visceralmente el erotismo de las grandes producciones de la industria porno tradicional de la limusina y la lencería. Es el mundo de alguien cada día más abierto a mostrar sin tapujos todo tipo de prácticas sexuales, minoritarias o marginales, tales como el pissing, bondage, fist-fukking y la transexualidad. Si Nacho Vidal es pospornográfico, su biografía también lo es. En ella David Barba nos cuenta con despliegue heavy la asombrosa historia de alguien que tiene una adolescencia salvaje hasta el día en que, tras una descomunal fiesta en un burdel, termina haciendo un casting para entrar a trabajar en la sala Bagdad de Barcelona y siete años después se ve convertido en Nueva York en la máxima estrella mundial del cine porno en su vertiente más moderna. Yo creo que el libro cuenta muy bien cómo ha logrado Nacho Vidal ser el número uno. Habiendo tantos, ¿cómo ha llegado a esa cumbre? Ésta es una de las preguntas que se hace uno al abrir el libro y que Barba (escritor, por cierto, salido del barrio del Carmel de Barcelona y admirador de pijoapartes como Nacho) va contestando con su prolija información y capacidad de análisis.

Una de las bases del éxito de Nacho parece radicar en la intuitiva manera que tiene de tratar a sus partenaires. Se ha acostado con más de 1.500 actrices y su reputación, en todos los sentidos, ha salido indemne. Es casi una proeza, porque todas hablan bien de él. Parte de su éxito parece basado en su manera de tratarlas (que no excluye que las mujeres le traten a él con un ardor que hasta supera el suyo), en su manera de acercarse a ellas, que ya no es sólo muy caliente, sino también astutamente cariñosa, casi de padre de familia. Intenta enamorarlas en cada escena, sacar de ellas una pasión verdadera. Quiere que vivan lo que hacen, que no actúen. Se comporta, pues, como el que va de putas y quiere que se enamoren de él. Despliega un exquisito y humano trato feroz y, si es necesario, les dice que quiere ser el padre de sus hijos. Todas le aman y hablan bien de él, ellas le han subido a la cumbre. Un romántico en el porno posmoderno. No ha leído a los románticos ni a Musil, sólo tres libros en su vida, pero los tres le han cambiado esa vida, sobre todo Miedo y asco en Las Vegas, el libro de Hunter S. Thompson, que publicará Anagrama y en el que creyó ver reflejada todas sus desventuras de adolescencia con las drogas, sus ingestiones catalanas de Amanita muscaria y otras lindezas. A veces pienso que el mundo macho de Nacho debería ser uno de los ejes centrales de nuestro plural Año del Libro.

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