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Crítica:FLAMENCO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Poetas clásicos para el quejío jondo

Se había hecho ya, esporádicamente, algún intento de llevar la poesía de los clásicos al flamenco, pero nunca un empeño como éste, en que todo lo que cantan pertenece a poetas del XVI y XVII. Velázquez-Gaztelu, autor de la selección de los versos y su implantación en los estilos flamencos, ha tenido además cuidado en respetar en su integridad la literalidad de los textos.

Obviamente los problemas eran grandes, porque el lenguaje de los clásicos trasladado a la copla flamenca tiene un sonido y una expresión muy distantes de la vocalización y la escritura del andaluz actual. E incluso del castellano. Y qué decir del enunciado de algunos cantes que hizo Menese: la liviana de Ruiz de Alarcón, la malagueña de San Juan de la Cruz, como podía haber enunciado los martinetes de Luis de Góngora o la petenera de Lope.

De mis soledades vengo

Cante: José Menese, Ginesa Ortega. Toque: Enrique de Melchor, Jerónimo Maya. Baile: Carmen Ledesma. Palmas: Chícharo y Gregorio Fernández. Orquesta de cámara dirigida por Joan Albert Amargós. Teatro Real. Madrid, 8 de noviembre.

De entrada, pues, faltaba en el cante esa familiaridad a que los aficionados estamos acostumbrados. Quieras que no, los cantaores son sensibles a esta dificultad, y han de valerse de los atriles para tener las letras a la vista. Aun así, los flamencos no pueden hacer estos cantes con la misma facilidad que hacen otros que llevan cantando mucho tiempo, y con los que se identifican plenamente. Me pareció más apreciable esto en un cantaor como Menese, quien cantó bien aunque se le notara tenso en algunos temas. En otros como las guajiras o la petenera, dio la medida de su madurez.

Mayor naturalidad se apreció en Ginesa Ortega, cantaora dúctil y acostumbrada a experiencias diversas en el cante. Algunos de sus temas fueron muy atractivos, como las nanas de Quevedo, Rojas, Lope, Tirso y Calderón y las sevillanas de Tirso. Las guitarras bien, aunque la megafonía no les dio el adecuado relieve, sobre todo cuando se integraban en la orquesta de cámara dirigida por Amargós, que tuvo intervenciones muy bellas.

Carmen Ledesma es una excelente bailaora, mejor para los ambientes íntimos que para escenarios como el del Real. Bailó alegrías y peteneras e intervino con los palmeros jerezanos en un espectacular acompañamiento.

Espectáculo, en definitiva, de una gran dignidad, que si no emociona grandemente sí interesa y rompe con los tópicos del flamenco convencional.

Ginesa Ortega, durante su actuación en el Real.
Ginesa Ortega, durante su actuación en el Real.EFE
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