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El Prado presenta 'El jardín de las delicias' restaurado y acompañado de sus copias

Una exposición descubre que El Bosco cambió mucho el diseño original del tríptico

Es uno de los cuadros más bellos, misteriosos y fascinantes de la historia. Lo pintó Hieronymus Bosch, El Bosco, a principios del siglo XVI. Algunos secretos del tríptico El jardín de las delicias han salido a la luz con la restauración que ha hecho el Museo de El Prado, que ha querido mostrar todo el proceso en la exposición que se inauguró ayer y podrá verse hasta el 10 de septiembre. La noticia más importante es que El Bosco cambió mucho el original que había diseñado previamente, lo que confirma su asombrosa imaginación y su talento compositivo.

El tríptico estaba en un estado muy delicado cuando entró en el taller de restauración, en enero de 1998. Primero se le quitó el polvo y la polución, se fijó toda la capa pictórica, se le quitaron los barnices oxidados y los repintes posteriores, se arreglaron las faltas y desgastes, se estucaron las lagunas que tenía y, finalmente, se barnizó de nuevo, con material reversible y natural, fácil de eliminar.Hoy, se exhibe lleno de color, enigmas y pecados en la sala 16B, junto a las fotografías y radiografías del estudio de restauración, y al lado de algunas copias realizadas en diversos soportes (tablas, óleos, un tapiz de Patrimonio Nacional), poco después de que la pintara El Bosco.

Según explicó la comisaria de la muestra, Pilar Silva, las copias fueron encargos de reyes y mecenas que querían ver aquella obra magnífica, todo un mito desde su creación.

Las copias proceden del Museo de Budapest, del de Núremberg y de una colección particular de Bruselas, y debieron realizarse entre 1530 y 1568, un periodo en el que la obra estaba en manos de la familia Nassau-Orange (el original fue un encargo de Enrique III de Nassau a El Bosco). Según Silva, parece probable que FelipeII y el tercer duque de Alba tuvieron relación con los encargos de la copia de Bruselas y el tapiz de Patrimonio Nacional, respectivamente.

En cuanto a los estudios técnicos, los métodos empleados por las restauradoras, María Teresa y Rocío Dávila, confirman la calidad singularísima de ElBosco, y prueban que el pintor realizó numerosos cambios y modificaciones respecto del diseño originario (un dibujo tenue y esquemático, hecho a pincel sobre una preparación de creta) en la ejecución pictórica. Los infrarrojos enseñan que eliminó numerosos elementos y figuras; las radiografías muestran que modificó mucho, dándole más simplicidad, la composición del panel lateral derecho (el infierno) y del central (el jardín de las delicias); y los rayos ultravioleta desvelan que la obra sufrió retoques y repintes en anteriores restauraciones.

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