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Castro Caycedo narra la odisea de unos "guerrilleros de clase media"

Germán Castro Caycedo, reportero colombiano de 58 años, es uno de los autores más leídos en su país: más de un millón de copias vendidas de sus 11 libros. Castro llegó a España el año pasado con Mi alma se la dejo al diablo, y vuelve ahora con El Karina, otra novela-reportaje. Al contrario que aquella, muy dramática, ésta mezcla grandes dosis de «surrealismo y cachondeo» con unas gotas de «romántica lucha guerrillera de clase media».

El libro, publicado por Planeta, cuenta la epopeya que sufrieron en 1981 tres guerrilleros del grupo M-19 surcando los mares (el canal de la Mancha, el Mediterráneo, el Caribe...) a bordo de un buque de río (el Karina) y con las bodegas llenas de fusiles de segunda mano para hacer la guerra en Colombia.

A través de las voces de los protagonistas (guerrilleros, marineros, campesinos marimberos, traficantes de marihuana...), Castro despliega datos, suspense, mapas, fotos y humor para hacer creíbles las inverosímiles peripecias de una operación que duró casi tres meses e incluyó visitas a Alemania, África del Norte, el Amazonas, el desierto caribeño de La Guajira y varios pasos de ida y vuelta por el muy vigilado canal de Panamá. «El Karina pasó por allí tantas veces que lo conocía todo el mundo menos el servicio de inteligencia colombiano».

El relato no es tampoco amable con los guerrilleros. Castro los considera su gente («Eran tipos de mi edad, con estudios, civilizados: querían una democracia plena, no una revolución sangrienta...») pero sabe que, como soldados, recuerdan sobre todo a los Hermanos Marx: «Se olvidan el bote salvavidas y la radio y no pueden desembarcar las armas; dejan que los marineros alemanes contratados revelen el contenido de la carga a las putas de Panamá; se rompe el casco y no se les ocurre otra que llevarlo a arreglar a un israelí que trabajaba para el Mosad...».

Batalla a tiros

«Varios miembros de aquel M-19 que dirigía con mano firme el comandante Pablo (Jaime Bateman) acabaron sentados en la Asamblea Nacional que parió la Constitución colombiana de 1991», recuerda Castro, que añade que los protagonistas del libro quedaron libres un año después de ser detenidos porque nunca se encontró el cuerpo del delito.El Karina fue finalmente hundido en el Pacífico por la Armada colombiana, pero nadie pudo encontrar las armas. «Fue el primer combate naval de nuestro glorioso ejército», ironiza el periodista. «¡Y no mandaron una corbeta o un destructor, sino un remolcador con un cañón! Encontraron el Karina de casualidad, y el primer disparo que tiraron cayó contra el propio buque de la Armada. Luego, el cañón se estropeó y siguieron a tiros de fusil».

Todo eso lleva a Castro Caycedo a una resignada conclusión: «Los únicos serios de esta historia son los traficantes de marihuana, que eran capaces de gestionar los aeropuertos clandestinos como auténticos profesionales».

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