_
_
_
_
_
Entrevista:

"Cien científicos colaboran frente al desastre de Doñana"

El jefe del estamento científico español ha saltado a la celebridad no por un descubrimiento sensacional sino por una catástrofe ecológica. Licenciado en Químicas y Farmacia y catedrático de Microbilogía, César Nombela (Carriches, Toledo, 52 años) se ha hecho cargo de la dirección del comité de expertos que analiza el impacto del vertido tóxico de Aznalcóllar y sugiere soluciones para mitigarlo. César Nombela se ha convertido en estos días en el referente que ofrece «el parte» sobre el desastre ecológico que más ha conmocionado en el mundo del medio ambiente por su afección al Parque Nacional de Doñana.Pregunta. ¿Le parece bien que el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) se haya hecho famoso porque ha ocurrido una catástrofe?

Más información
La junta aprueba hoy un crédito para comprar las fincas de Doñana

Respuesta. La presencia del CSIC en esta emergencia ha sido importante, útil y significativa, en un acción coordinada de científicos y otras instituciones que han colaborado. Afortunadamente, cada vez hay más gente que sabe y valora su papel. Aunque existe desde hace casi sesenta años, nunca había aparecido con tanta profusión en los medios de comunicación como tal organismo científico.

P. No hay mal que por bien no venga.

R. Mejor hubiera sido que no hubiera ocurrido la catástrofe.

P. Algunos científicos se han frotado las manos de entusiasmo ante la oportunidad que les ofrece esta catástrofe de poner a prueba sus conocimientos.

R. Ese sentimiento es el mismo que el de un médico ante un paciente con una dolencia rara para diagnosticar.

P. ¿Su intervención se produjo por iniciativa propia o fue requerido por el Gobierno de José María Aznar?

R. El CSIC desempeña tareas de conservación dentro del Parque Nacional de Doñana, donde posee una reserva biológica de 10.000 hectáreas de las 55.000 que tiene el parque. También tenemos una estación biológica en Sevilla vinculada a ese espacio. Nuestra implicación es total. Tenga en cuenta que en la promoción para declarar este espacio protegido el CSIC fue pionero en la persona de José Antonio Valverde.

P. ¿Cómo se enteró usted de la catástrofe?

R. Por el director de la estación biológica. Si la catástrofe ocurrió el sábado, el lunes valoré que teníamos que movilizarnos. Luego el Consejo de Ministros nos encargó que interviniéramos en el diseño de un plan para resolver el problema.

P. Con el valor científico que tiene este recinto, ¿cómo se explica que no esté blindado y que un balsa tan próxima, en las condiciones de riesgo de la de Aznalcóllar, no estuviera vigilada?

R. Aparte de laboratorio viviente, Doñana está inmerso en un entorno sociocultural del que forman parte, tanto las romerías como la franja pirítica que se explota desde tiempos prerromanos. Las 361 especies de animales que allí encuentran su alimento son tan importantes como esas otras actividades.

P. El CSIC ha implicado a muchos de los centros que tiene desperdigados por toda España. ¿Cuántas personas están dedicadas a la catástrofe?

R. De los 107 institutos que tenemos están colaborando 15, con alrededor de unos cien científicos en distintos cometidos y especialidades.

P. Pero hay especialistas en vertidos como el de Aznalcóllar, con mucha experiencia a sus espaldas, que se sienten marginados. Algunos han ido a tomar muestras y a estudiarlas por su cuenta.

R. No hemos rechazado ninguna colaboración. Hemos trabajado con científicos propios y otros que no pertenecen al Consejo. La lista de nombres que se publicó no está completa. Hemos recibido muchas ofertas y las hemos incorporado. Canalizamos las experiencias de todo aquel que pueda aportar algo y tratamos de evitar las duplicidades.

P. Sus informes periódicos de situación y sus recomendaciones han sido bien acogidos, pero ¿les hacen caso?

R. En general, sí. Dijimos que las aguas ácidas, por su importante volumen, no podían verterse al Guadalquivir porque planterían problemas serios. Nos han hecho caso. Luego se nos pidió que informáramos sobre el procedimiento para neutralizarlas y para que los metales que contienen precipitaran antes de devolverlas al río. Sobre la depuradora que inicialmente se propuso hemos visto que puede ser útil para tratamientos posteriores. También hemos advertido sobre la necesidad de que se eliminen los lodos -tres millones de toneladas o un millón de metros cúbicos, según como se cuentifiquen- antes de que lleguen las lluvias de otoño. En los últimos partes creo que se había alcanzado un buen ritmo de extracción, unas 45.000 toneladas diarias.

P. ¿Y se ocupan de vigilar su cumplimiento?

R. No es nuestra función. Nos importa que se retiren bien los lodos, pero no tenemos medios para hacer un seguimiento o para comprobar si lo hacen bien o mal.

P. Un celoso inspector de Trabajo ha investigado a los obreros que retiran los lodos por no llevar mascarilla.

R. Hemos llamado la atención de que los minerales depositados sobre las fincas están en forma de partículas insolubles, pero pueden transformarse en solubles. En ese estado pasan al suelo y a los acuíferos, y, si se levantan, pueden inhalarse y ser nocivos. Todo eso lo estamos analizando para ver su evolución. También se está haciendo un estudio epidemiológico.

P. Cuando redactan un informe, ¿a quién se lo envían primero?

R. Al subdelegado del Gobierno en Sevilla, que coordina la comisión mixta Gobierno central- Junta de Andalucía; a la ministra de Educación y Cultura, de quien dependemos; a la ministra de Medio Ambiente, a la Junta de Andalucía y a Presidencia del Gobierno.

P. ¿Cuánto dinero le va a gastar al CSIC esta operación?

R. Unos mil millones de pesetas.

P. ¿Han llegado a alguna conclusión sobre el origen de la rotura de la balsa?

R. Las causas y responsabilidades escapan a nuestra actividad, aunque hemos sido requeridos por la juez que lleva el caso para que colaboremos.

P. ¿No cree que deberían haber invitado a expertos de las organizaciones ecologistas, al menos las más solventes, a que intervinieran en los debates de la comisión de expertos?

R. Greenpeace nos sugirió la presencia de un asesor suyo, el catedrático Narcís Prats, y participó, sin ningún problema.

P. ¿Tienen algún dato de animales afectados por el vertido?

R. Estamos analizando unas golondrinas de mar muertas y muestras de pelos y plumas. Su estudio llevará tiempo.

P. ¿Algún resultado sobre estudios de suelos?

R. Hace dos semanas celebramos la primera discusión de suelos, pero no tenemos ninguna conclusión.

P. ¿Qué alternativas se plantean para regenerar los suelos afectados por lodos?

R. La Junta de Andalucía quiere hacer un pasillo verde reforestado. Para elegir las alternativas el otoño será clave. Ya se están haciendo experiencias en laboratorios sobre regeneración, tipo de plantas capaces de asimilar los metales, agentes microbianos que puedan absorber la contaminación. En el Instituto de Agricultura Sostenible de Córdoba ya están ensayando con una variedad de col que reúne estas características. Habrá muchas opciones de análisis científico. El profesor Valverde propuso en la reunión del Patronato de Doñana que se deje una parcela contaminada para estudiar su dinámica.

P. ¿Por cuánto tiempo seguirá funcionando la comisión?

R. Durante bastante, bastante tiempo.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_