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Bellas mujeres libres de Garry Winogrand

Se exponen por primera vez, en España imágenes arrancadas de la vida por el artista

Las calles de las ciudades de Estados Unidos fueron espejos, en los años sesenta, de los cambios sociales de la condición femenina. Y allí, cámara en mano, estaba Garry Winogrand para captar con la espontaneidad que marcó a los felices sesenta actitudes de mujeres de toda condición social en lugares de encuentro. Más de 80 fotografías dan cuenta en la sala municipal de exposiciones de San Benito de Valladolid, hasta el 29 de este mes, del rostro de la libertad de aquellas mujeres, fraguada en ambientes de fiesta, de utopía y de radicalidad, al hilo de los movimientos de liberación desencadenados en aquel tiempo.

"Cada vez que he visto a una mujer bella he intentado hacerle una foto. No sé si todas las mujeres de las fotografías son bellas, pero sí que son bellas en las fotografías", comentaba el fotógrafo Garry Winogrand (Nueva York, 1928-Tijuana, 1984) respecto de su trabajo monográfico tomado en las calles de distintas ciudades americanas durante los años sesenta.Ahora, unas 80 fotografías, presentadas por vez primera en Europa bajo el título Las mujeres son hermosas, configuran un álbum pletórico de mujeres captadas según los usos y costumbres de una sociedad que escuchaba la música de los Beatles en dosis masivas y se justificaba existencialmente con el consumo de LSD, marihuana y la iconografía antibelicista, contrapunto de la guerra de Vietnam. Su trayectoria es el arquetipo de una generación de fotógrafos cuyo talante quebró la rigurosa forma de hacer hasta esas fechas.

Para Garry Winogrand, de quien se ha escrito que la abundancia de formas con las que trabajaba rozaba la anarquía, la fotografia debía de captar ese instante justo en que se toca "el momento en que el contenido está a punto de desbordar las formas". Su afición por los temas de calle, y en general por todo aquello que explicara visualmente la vida cotidiana, le llevó a publicar en el año 1969 un libro sobre el mundo de los parques zoológicos -The animals- y el comportamiento dentro de ellos de la sociedad americana; años más tarde llegarían Women are beautiful (1975), del que se extrae la selección de esta muestra, y Public relations (1977).

La sociedad estaba en el punto de mira de su objetivo de forma obsesiva (pero sin entender el término social en el sentido reivindicativo que se le daba en Europa). Así quedó patente en su participación -junto a otros cuatro fotógrafos: Duane Michals, Bruce Davinson, L. Friedlander y Danny Lion- en una de las exposiciones claves de esta especialidad en este siglo, Tower and landscapes, organizada en 1976 por Nathan Lyons.

"Fotografío para saber a qué se parece algo o alguien cuando ha sido fotografiado, porque no tengo nada que decir en ninguna imagen", explica como si fuera un investigador al que le gusta observar -sólo observar- las nuevas partículas que ha descubierto. Ésta fue una máxima, que tuvo presente durante toda su vida, evidenciada en este trabajo. "¿Qué me atrae de una mujer? No lo quiero decir como hombre que intenta conocerla, sino como fotógrafo. Sé que no es simplemente la belleza o su físico ( ... ). Al Final, las fotografías son meras descripciones de posiciones o de actitudes que dan una idea de su vitalidad. Después de todo, no conozco a las mujeres que fotografio. Ni sus nombres y sus vidas", decía.

Objeto de culto

Su forma de hacer, heredada de la de los grandes maestros como Edward Weston y Robert Frank (su formación originaria procede de Alexei Brodovitch) fue poco considerada por la crítica, que no tardó en calificarlo despectivamente como "fotógrafo de instantáneas" por "su falta de propósito y consideración", debido a su repertorio de imágenes banales y la aparente torpeza de sus composiciones.Él siempre restó importancia a su papel como fotógrafo, e incluso al propio medio como vehículo transmisor de ideas significativas. Las fotos expuestas son sólo una parte de su obra (lo suficientemente representativa), fueron publicadas originariamente en 1975 y pronto se convirtieron en un referente visual de aquellos años. Hoy son objeto de culto y, en la actualidad, difícilmente se puede conseguir alguno de los ejemplares de aquella primera edición.

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