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Siza defiende el espíritu internacional del museo que diseñó en Santiago

El arquitecto portugués presenta su primera obra escultórica

La ruta de fuga del arquitecto portugués Álvaro Siza está en Arco 98. David y Goliat, en desechos de hierro y madera, es el tema escogido por Siza para presentar su primera obra escultórica. Una incursión en la escultura que Siza puede hacer permanente "si la arquitectura continúa tan infernal", afirma este artista de 65 años. El nacionalismo no cabe en el arte, cuya naturaleza es internacional, señaló al referirse a la destitución de Gloria Moure en el Centro Galego de Arte Contemporáneo que Siza diseñó en Santiago de Compostela.

Su visión de un museo es la de "buscar el equilibrio entre la actividad local y la presencia universal". En cuanto a la destitución de Gloria Moure, Siza prefiere no opinar porque dice desconocer los motivos, aunque no está de acuerdo "si es por una razón nacionalista en contra del arte internacional".Rodeado del eco de martillos y de los últimos ajustes de las 204 galerías que participarán desde esta tarde en Arco, Siza también contribuye al ruido frenético de querer acabar a tiempo para la inauguración. Catálogo en mano, dirige desde tierra a quienes le ayudan a armar a su metálico Goliat. Una obra abstracta y esquelética de cuatro metros de altura que simula una crucifixión. A sus pies, mientras tanto desde una mesa alta de madera: su David, con cabeza de aro, se asoma boca abajo en medio de algunos animales. Y alrededor de ellos, colgados en la pared, los bocetos de la evolución de la obra.

Se trata de una escultura de figuras atornilladas y pegadas con desechos de metal de un depósito de Oporto. "Me considero un privilegiado por tener esta salida", dice el artista, que reconoce que debe esta oportunidad a su prestigio como arquitecto. Una obra basada en el contraste, "y en el juego de cambio de escala", como prefiere definirla. "El gigante, el niño; el rico, el pobre; la fuerza, la inteligencia; el débil, el fuerte", explica el autor.

Ilusión por la escultura

Con esta visión sobre el gigante filisteo vencido por el pequeño David, Siza Vieira ha querido regresar a su primera ilusión: la es cultura. Ése fue su sueño hasta los 16 años, cuando empezó a estudiar arquitectura. "La escultura era considerada poco conveniente y la familia presionó para que yo fuera arquitecto", recuerda. Aunque aclara que el cambio le gustó.La escultura pasó a convertirse en la forma para relajarse de las presiones de la arquitectura. Siza opina que el trabajo debe ser un placer, pero reconoce lo difícil de esta aspiración y por eso recomienda "aprovechar los intersticios que puedan existir para enfrentar este sistema represivo y condicionador".

En su presentación en sociedad como escultor, Siza justifica su incursión en este campo: "Para mí, arquitectura, pintura y escultura forman parte de la misma familia. Están unidas. Las especializaciones se acaban".

Con David y Goliat quiere demostrar no sólo el regreso del artista integral sino también su búsqueda de la libertad de creación. "Cada día encuentro más dificultad en poder desarrollar el proceso de creación de un proyecto arquitectónico", confiesa.

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