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Reportaje:

Las enfermedades infecciosas causan el 32% de los fallecimientos en el mundo

Desde 1976 se han detectado más de 30 nuevas dolencias altamente contagiosas

La esperanza de vida ha aumentado en el mundo, pero las epidemias siguen siendo el ran azote mortal de la humanidad. De los 2 millones de personas que cada año mueren en la Tierra, 17 millones (un 32%) fallecen por enfermedades infecciosas clásicas como la tuberculosis o nuevas como el sida. Este tipo de dolencias son la primera causa de muertes prematuras. En los últimos 20 años se han detectado más de 30 patologías altamente contagiosas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta hoy -Día Mundial de la Salud- sobre este peligro que no cesa.

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Las condiciones de miseria que padece el Tercer Mundo le hacen escenario por antonomasia de los estragos infecciosos: una de cada cinco personas viven en la extrema pobreza y una de cada dos no tiene acceso a medicinas básicas. Pero la frecuencia de estas enfermedades aumenta en el Primer Mundo: por ejemplo, la tuberculosis no ha sido erradicada de los países desarrollados, y en todo el planeta mata a más personas que nunca, unos tres millones al año.Según el director general de la OMS, Hiroshi Nakayima, hay un sentimiento de "falsa seguridad" por la erradicación de la viruela y la eliminación prevista de algunas enfermedades como la poliomielitis y sarampión, pero hay otras dolencias que se propagan "a velocidad alarmante'-'. Es un hecho que desde el descubrimiento de la penicilina (1928) y su aplicación práctica (1943) no se ha encontrado un arma similar contra las infecciones.

Plagas clásicas

Las epidemias de toda la vida siguen ahí. Pese a la vacunación sistemática, en África es mayor que nunca la prevalencia de la fiebre amarilla; en todo el mundo afecta a 33 países y hay unos 200.000 casos anuales. La malaria continúa esquivando los progresos médicos, a la espera de que vacunas como la de Patarroyo puedan aplicarse masivamente: de momento causa entre dos y tres millones de muertos al año y afecta al 40% de la población mundial.El cólera ha multiplicado la mortalidad por nueve sólo entre 1993 y 1996; en 16 países africanos se multiplicó por seis en ese periodo; en la primera mitad de los años noventa, hubo 11.000 muertes en Iberoamérica. La falta de higiene y la miseria han hecho endémico el dengue en los países centroamericanos, y son cada vez más habituales los brotes de la variante hemorrágica. La difteria ha rebrotado con fuerza en la ex URSS, con especial virulencia este año en Tayikistán.

En cuanto a las enfermedades emergentes, la principal es el sida: cada día hay 8.500 nuevos casos. La hepatitis C afecta como portadores crónicos a unos 100 millones de personas; la B, según datos de ayer mismo, sólo en Indonesia la padecen 10 millones de personas, o sea el 5% de la población., La leishmaniasis, con medio millón de enfermos anuales, también se extiende al sur de Europa: de los casi 700 casos en esta zona, el 60% fueron españoles. El ebola, que se detectó por vez primera en 1976, ha conocido diversos brotes en África: recientemente Costa de Marfil ha anunciado el éxito contra la última epidemia.

Nakayima incluye entre los nuevos enemigos la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, variante humana del llamado mal de las vacas locas. No existe tratamiento ni quedan aún claras las vías de transmisión.

Las enfermedades venéreas también conocen un rebrote inusitado. En Rusia, desde el fin del régimen soviético, la sífilis se ha multiplicado por 40, con tasas 100 veces superiores a las de la Unión Europea. La gonorrea crece en todo el este de Europa.

El auge de las enfermedades infecciosas se debe, por una parte, a que los medicamentos topan con cepas paulatinamente resistentes, pero también a las condiciones sanitarias y económicas: crisis de los sistemas de sanidad pública, problemas de contagio en megalópolis superpobladas y de urbanización deficiente y, por último, la gran movilidad de la población a través de todo el planeta. "La clave de lucha contra estas enfermedades", dice Rafael Rodríguez-Contreras, presidente de Medicus Mundi, "está en reforzar la Atención Primaria, potenciando la descentralización y la accesibilidad de la población". "Las condiciones económico- sanitarias están empeorando en el mundo, lo que explica que reaparezcan enfermedades que creíamos controladas", dice Belén Pedrique, responsable del Servicio Médico de Médicos Sin Fronteras.

Voluntad política

La actuación de los Gobiernos es fundamental. Sirva como ejemplo el de Surat, la ciudad de la India donde se registró en 1994 una fuerte epidemia de peste. En aquel entonces las ratas y las basuras eran parte del paisaje y el contagio estaba servido. Las autoridades controlaron con rapidez los desplazamientos de los habitantes de Surat a otros puntos del país. Y a partir de ahí se lanzaron a una guerra total a favor de la higiene: hoy Surat es una ciudad limpia. Afganistán brindó ayer un ejemplo de buena voluntad política, pero más dudoso: el Gobierno islamista talibán decretó un alto el fuego de cinco días para vacunar, con técnicos de Unicef, a 3,5 millones de niños contra la poliomielitis.España, pese a contar con un alto nivel sanitario, tiene un importante problema: una de las mayores tasas de resistencia a los antibióticos, sobre todo por parte de la bacteria streptocoecus pneumoniae y de la haemophilius influenzae frente al tratamiento de penicilina.

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