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AJEDREZ

La agridulce vida de Anatoli Kárpov

El ruso se consolida como uno de los mejores deportistas de la historia

Leontxo García

Anatoli Kárpov dice que nadie podrá igualar su palmarés en un milenio. Y no es un farol: ha ganado más de 120 torneos y ha perdido menos de 150 partidas de unas 2.200 disputadas en 30 años. A los 45, acaba de ceñirse la quinta corona de la Federación Internacional (FIDE) tras derrotar al estadounidense Gata Kainski por 10,5-7,5 en Elistá (Rusia). Este triunfo enriquece una biografía novelesca y alienta el deseo de un nuevo duelo contra Gari Kaspárov, campeón del mundo de la Asociación Profesional (PCA), que el nuevo presidente de la FIDE, Kirsán Iliumyínov, anunció ayer para 1997. Pero Kaspárov dijo que no sabe nada del asunto.Cuando Kárpov recibió a EL PAÍS en una mansión de Elistá, el lujoso ambiente hacía evocar sus días de mayor gloria, cuando un emocionado Leonid Bréznev le entronizó como héroe nacional tras vencer al disidente Víctor Korchnoi (1978 y 1981). Junto a un Mercedes y una furgoneta aparcados en la puerta con sus correspondientes chóferes, dos guardias retenían el pasaporte del periodista. Mientras la cocinera se esmeraba con dos hermosos esturiones destinados a la cena, los tres analistas del campeón, su médico, su jefe de delegación y su preparador físico veían la final de la NBA en una televisión de muchas pulgadas. En la segunda planta, Kárpov trabajaba en su computadora. Sólo la élite de Rusia puede vivir así.

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La mansión pertenece al Gobierno de Kalmikia, la república autónoma presidida por el millonario lliumyínov, de 34 años, que ha sucedido a Florencio Campomanes al frente de la FIDE. Ese día, Kárpov veía cerca la victoria sobre Kamski y confiaba en el triunfo de Borís Yeltsin, al que apoyó públicamente durante la campaña electoral.

¿Tiene la sensación de ser un campeón postizo como en 1975, cuando ganó el título por incomparecencia de Bobby Fischer? Su gélido carácter impide saber lo que realmente piensa, pero su respuesta da alguna pista: "Soy el campeón oficial y legítimo porque Kaspárov no desea jugar bajo las reglas de la FIDE; ese es su problema. Yo estoy dispuesto a enfrentarme a él porque eso sería bueno para el ajedrez, pero no como si él fuera el campeón y yo el aspirante. Mientras Kaspárov quiere destruir el ajedrez, lliumyínov aporta dinero e ideas interesantes. Tengo muy claro en qué lado debo estar".

Kárpov ya se sintió frustrado por la retirada de Fischer, que le convirtió en campeón sin ganar al mejor. Su afán competitivo se convirtió entonces en obsesión; jugó torneos sin cesar y logró un triunfo tras otro hasta que sufrió el martirio de defender su título contra Korchnoi, el traidor, en el duelo más escandaloso de la historia. Guerra de banderas, presiones políticas, gurúes, parapsicólogos, yogures que contenían supuestos mensajes secretos, una tabla bajo a mesa para evitar que se dieran patadas y otras zarandajas, además del buen juego de Korchrioi, llevaron a Kárpov al borde del colapso físico y psíquico. Después de aquel triunfo, el gélido Tolia pensaba que por fin iba a ser feliz. Pero surgió en Azerbaiyán un niño genial y rebelde, Gari Kaspárov, que iba a amargarle la vida.

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Sobre la firma

Leontxo García
Periodista especializado en ajedrez, en EL PAÍS desde 1985. Ha dado conferencias (y formado a más de 30.000 maestros en ajedrez educativo) en 30 países. Autor de 'Ajedrez y ciencia, pasiones mezcladas'. Consejero de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) para ajedrez educativo. Medalla al Mérito Deportivo del Gobierno de España (2011).

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