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Crichton vuelve a 'Parque Jurásico'

La segunda parte de la novela ya figura como el libro más vendido en Estados Unidos

El editor de Michael Crichton, Alfred A Knopf, al anunciar el lanzamiento en Estados Unidos de dos millones de ejemplares de su nueva novela The lost world (El mundo perdido), la segunda parte de su éxito de ventas de 1990 Parque Jurásico, se limitaba a enumerar lo que Crichton ha conseguido en sus 52 años de vida. La nueva obra del autor de Acoso y Congo se traducirá a 271 idiomas. [En España se publicará en noviembre editada por Plaza y Janés]. El mundo perdido aparece ya en el primer lugar, en la primera semana, de las listas de los libros más vendidos en Estados Unidos. Crichton basa su éxito en la pasión por la ciencia, la tecnología, el arte. "Sentirme en conflicto, diferente, ha sido una constante en mi vida", declara.

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The lost world podría parecer un cierto retroceso para Crichton, porque es la primera vez que escribe una segunda parte. Crichton lo consideró un reto: "La verdad es que no puede resultar fresco. Si hay frescura, es que no es una segunda parte". Prevé una paliza de los críticos, y probablemente la merece. El libro (han asado seis años desde Parque Jurásico, estamos en una isla costarricense y la tierra empieza a temblar... ) le hace pensar a uno esas tomas que no se incluyen en el montaje. No importa: el lanzamiento de dos millones de ejemplares con tapa dura en EE UU es uno de los mayores de, la historia, y Spielberg ya está preparando un guion cinematográfico, aunque todavía no ha decidido si será el director.Crichton cimentó su éxito sobre una comprensión de la ciencia, la tecnología, el arte, el ocio y el comercio, temas por los que siente pasión. Es una de esas máquinas complicadas de pensamiento abstracto a quien interesan las cuestiones sociales contemporáneas pero que es capaz de lograr que sus propios intereses impulsen las ventas de libros y entradas de cine. Esa expresión peyorativa tan frecuente -"evidentemente, está escrito pensando en una película"- debe ser matizada cuando se aplica a Crichton.

"Pienso en Michael como el sumo sacerdote de los conceptos elevados", dice Spielberg. Está bien, conceptos: "Isla. Parque temático. Dinosaurios. Adultos tragados enteros. Niños en peligro. Es fácil. Pero, ¿quién dijo qu eel autor tenía que contarnos la historia de los ordenadores? ¿O la teoría del caos? ¿O la diferencia entre la geometría fractal y euclídea? ¿O el funcionamiento del buche de un estegosaurio? ¿O el ADN?"

"Es el único escritor que conozco que teine notas a pie de página en obras de ficción", dice Frank Marshall, que dirigió Congo. Spielberg afirma entusiasmado: "Puede que tenga la imaginación más rica de toda la gente que conozco. Y basa su fantasía en realidades técnicas contemporáneas, de forma que el lector se traga prácticamente cualquier cosa".

Sus detractores se quejan de que nunca deja que unos personajes plausibles obstaculicen la información:no es una gran novelista, pero como educador es tremendo. Por otra parte, algunos científicos han dicho que Crichton sierra la rama que le sostiene; no es una maravilla en el labotario, pero es todo un artista con el procesador de textos. Crichton está acostumbrado a las acusaciones. Declaró al Los Angeles Times que sentirse en conflicto, direrene, ha sido una constante en su vida. "Alguien me comparó con un murciélago. 'Si pones a un murciélago entre pájaros', dijo, ' le llamarán mamífero. Si lo pones entre los mamíferos, lo llamarán pájaro'. En los círculos más intelectuales, me consideran un artista popular indigno de ser tenido en cuenta. En los círculos popularres, se me considera demasiado intelectual. Parece que no encajo en ninguna parte".

Salvo, quizás, en el banco. En 1995, los ingresos de Crichton relacionados con el ocio ascendieron, según la revista Forbes, a 22 millones de dólares (2.684 millones de pesetas): no por capital, ni por intereses, sino sólo por palabras que se le ocurrieron. "Sabe, no he leído mucho", dice con su modestia característica- "Leí un libro de Cocteau llamado La dificultad de ser. Contenía un ensayo sobre la escritura, y decía lo que yo siempre he creído de mí. No le importaba que se fijaran en su estilo. Sólo quería que se fijaran en sus ideas. Y todavía mejor en la influencia de sus ideas. Me pareció buena forma de expresarlo".

La gente que trabaja con Crichton lo sabe expresar igual de bien. " A Michael le interesan las preguntas", observa Sonny Mehta, jefe de edición de Knopf, "ya provengan de la ciencia, de la sociedad, de lo que nos ocurre. Cuando Michael entrega un manuscrito, a todos nos sorprende lo mucho que nos hace pensar, y la cantidad de información y lo bien que se ha investigado. Siempre aprendo cuando trabajo con Michael". Lynn Nesbit, su agente literaria desde hace tiempo, indica: "Con Michael nunca puedes hacer predicciones, porque su campo de intereses es amplísimo. Escribe con verdadera pasión sobre el tema en el que esté pensando en cada momento"

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