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Reportaje:

Un museo para el horror y las lágrimas

Bill Clinton inaugura en Washington un centro que recordará para siempre el terror del holocausto

Antonio Caño

Es el primer museo no tolerado para menores de la ciudad de Washington. Es un regreso a la noche de los cuchillos largos y a todos los horrores de la persecución de los judíos por los nazis.En medio del centro monumental de Washington, entre el obelisco donde se rinde homenaje al primer presidente norteamericano y el mausoleo donde se preserva la memoria de Jefferson, Bill Clinton inauguró ayer una cámara del terror donde se quiere mantener el recuerdo de lo que la humanidad no debe olvidar.

La entrada al Museo del Holocausto de Washington asemeja a la de las cámaras de gas de los campos de Auschwitz, Treblinka y Dachau, donde fueron exterminados millones de judíos, gitanos, homosexuales, testigos de Jehová, polacos y otros que escapaban del concepto de raza pura de la Alemania nazi.

El edificio de cinco plantas, construido con 168 millones de dólares obtenidos de donaciones privadas, recoge todo tipo de recuerdos de los campos de concentración. Particularmente conmovedora resulta la visión de una pila de miles y miles de zapatos que calzaban las víctimas.

Al final del recorrido del museo, protegidas por un muro lo suficientemente alto como para tapar la vista de los niños, varias pantallas de cine y televisión ofrecen escenas, jamás expuestas hasta ahora, sobre ejecuciones masivas, enterramientos colectivos y todo tipo de tormentos.

El presidente ha querido inaugurar este museo en un acto que incluye la presencia de una decena de jefes de Estado y de Gobierno, la mayoría de ellos procedentes de países del centro y el este de Europa, donde más se sufrió la persecución nazi. Clinton se refirió en su discurso de inauguración al peligro que representa el resurgimiento de corrientes neofascistas, como los cabezas rapadas, y criticó a los países donde determinadas etnias sufren persecución, especialmente la antigua Yugoslavia, Suráfrica, e Irán, Irak y Turquía respecto a sus minorías kurdas.

Ha provocado gran polémica la presencia entre los invitados del presidente de Croacia, Franjo Tudjman, autor de un libro en el que se pone en duda que la cifra de judíos muertos en los campos de exterminio sea de seis millones. El premio Nobel de la Paz Ellie Wiesel, presentador del acto, dijo que los argumentos de Tudjman "favorecen a aquellos que niegan la existencia del holocausto".

Un portavoz del museo indicó que se habían cursado invitaciones para el acto, sin distinción, a todos los líderes europeos, excepto al de Serbia. En la memoria de todos los reunidos circulaban los horrores inspirados también en la limpieza racial, que ocurren a diario en Bosnia-Herzegovina.

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