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El motín de Esquilache

El pasado 23 de marzo se cumplieron los 227 años desde el levantamiento popular contra el marqués de Esquilache. No he visto ninguna reseña en la prensa y Te parece natural, porque un aniversario sin ser fecha redonda es dificil de convertirse en titular. Pero cuando se cumplía el 225º aniversario tampoco se recordó, quizá porque nadie podía pensar que estuviéramos, inmersos en una situación que podría recordar aquellos hechos.La historia es dramáticamente sencilla, pero sorprendente para el que no conozca cómo se mueven los pueblos y por qué. Recordémosla.

Don Leopoldo de Gregorio, marqués de Esquilache, un personaje con cultura europea, modernizador y pleno de capacidad para racionalizar las, cosas, es encargado de la Secretaría de Hacienda por el rey Carlos III. El marqués de Esquilache había comprendido en Nápoles la necesidad de modernizar España para que, cuanto antes, se incorporase a la comunidad de naciones europeas. Carlos III, su valedor, le fue cediendo cada día más poder, llegando a acumular en su mano no sólo la cartera de Hacienda, sino también la de Gracia y Justicia y la de Guerra. Esta cesión de poder tenía como objetivo que iniciase un proceso reformador y modernizador del viejo Estado español.

El plan se va cumpliendo eficazmente. Se prohíbe a los jueces eclesiásticos que puedan confiscar bienes o detener a las personas; se obliga a eclesiásticos y nobles a que paguen impuestos; se reorganizan los arbitrios municipales; se crean montepíos para viudas y huérfanos del Ejército; se incrementa la eficacia del servicio de correos y de las aduanas. Y tantos y tantos esfuerzos de progreso que lo hacen un referente obligado para cualquier estudioso de los escasos esfuerzos modernizadores de España. La economía, mientras tanto, pasaba por un momento de recesión.

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El día 10 de marzo de 1766 promulga un decreto por el que se pena con multa y cárcel el uso de la capa larga y del sombrero de ala ancha. Por razones de modernidad, eficacia, seguridad y un largo etcétera, era obligatoria la capa corta y el sombrero de tres picos.

Los ciudadanos (especialmente de Madrid como punto clave de cualquier manifestación) se niegan por la vía de los hechos a aceptar estas medidas higiénicas y de modernidad. El día 23 las masas se van reuniendo en la plaza Mayor para seguir desde allí al palacio Real.

Las fuerzas de seguridad dialogan y logran evitar males mayores contra el control simbólico del poder, pero no pueden contener a las masas cuando asaltan y saquean la casa del ministro Esquilache. "Chulos, manolos y sacerdotes" (dicen las crónicas) se alzan contra la imposición del marqués.

El día 24 se repiten las manifestaciones y es preciso que un predicador de gran habilidad en su discurso (el padre Cuenca) serene los ánimos con el compromiso de que lleguen las reclamaciones del pueblo hasta el rey. ¿Temas fundamentales que se solicitan? Que se vaya Esquilache, que se baje el precio de los alimentos, que se suprima la Junta de Abastos y que se conserve el uso de la capa larga.

El día 14 de abril el marqués de Esquilache, destituido, parte desde Cartagena a Nápoles. Un año después, la moda de la capa corta y del sombrero de tres picos era normal en toda España.

Este 227º aniversario, escasamente celebrado, es un buen momento para meditar lo que puede pasar cuando se moderniza y se europeíza todo sin contar con todos. Es cierto que las cosas se deben hacer muy deprisa (hay retrasos históricos) y que todo tiene una tremenda carga de razón. Pero también puede ocurrir que bajo la dirección de "chulos, manolos y sacerdotes" el pueblo, que sólo ve la cara arbitrista y paternalista, a lo sumo, de las decisiones modernizadoras y la carestía coincidente de los alimentos, diga al marqués de turno que se marche. Y por culpa de un marqués lleno de razón se frustre una reforma profunda. Algo muy serio debió fallar. Y con lo que he leído no se me ocurre ninguna explicación.

Madrid debería tener un monumento importante erigido en honor del marqués de Esquilache. Él fue uno de los gobernantes que más hicieron por la modernización y la europeización de España en el siglo XVIII y así fue reconocido con el paso de los años por sus detractores. Y quien propició que "chulos, manolos y sacerdotes" tomaran el poder. Hoy hace algo más de 227 años.

Luis Solana es presidente del Club de Empresarios.

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