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Dinamarca rechaza el tratado de Maastricht e interrumpe el proceso de unidad europea

ENVIADO ESPECIALDinamarca rechazó ayer el Tratado de Maastricht, interrumpiendo así el proceso de construcción de la unión europea. El referéndum sobre el mismo, en el que participó un 82,9% del electorado, se saldó con la victoria del no por el escaso margen de un 50,7% contra un 49,3%. El resultado supone un claro voto de castigo contra la clase política danesa, que apoyaba abrumadoramente la ratificación del tratado y que ayer noche no salía de su asombro, al no haber previsto en ningún momento la posibilidad de una victoria de los partidarios del no.

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El primer ministro, el conservador Poul Schlueter, negó que fuera a presentar su dimisión o convocar nuevas elecciones. Tanto los partidos que forman la coalición en el Gobierno de Copenhague -conservadores (KF) y liberales (V)-, como la oposición socialdemócrata (S) y radical, lo que supone más de un 80% del Parlamento, se habían volcado en la campaña en favor de la unión europea, al igual que hizo el movimiento sindical. La fuerza de esta alianza se dejaba notar con claridad en la calle.En el lado contrario, la campaña del no era apoyada sólo por los extremos: los socialistas y los grupos ecologistas y la extrema derecha nacionalista. Al final marcaron la diferencia algo más de 44.000 votantes, de los más de 3,5 millones que participaron en la consulta.

Una de las principales claves de la derrota del sí hay que buscarla en el fracaso de la oposición socialdemócrata para convencer a sus votantes tradicionales de que se pronunciaran a favor de la unión europea. Schlueter y otros miembros de su Gobierno así lo hicieron notar en cuanto empezó a verse claro el resultado, en un intento de sacarse de encima la responsabilidad.

Voto socialdemócrata

Lo cierto, sin embargo, es que sólo un 40% de los tradicionales electores socialdemócratas votaron sí. Más allá del clientelismo, los resultados por distritos indicaban claramente que el no ganó arrolladoramente en los barrios obreros, mientras que el sí lo hacía en las zonas más ricas del país, con la pequeña excepción de los reductos de la extrema derecha.

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La razón, apuntan algunos observadores, estriba en el hecho de que ya en 1966, cuando se celebró el referéndum sobre el Acta única Europea, la socialdemocracia se pronunció abiertamente en contra. En aquella ocasión, pese a todo, los daneses aprobaron el tratado por un 56% contra un 44%.

El liberal Henning Christopherson, vicepresidente de la Comisión Europea y muy activo en la campaña por el sí, en la que introdujo el miedo a la pérdida de, empleos, no podía anoche esconder su sorpresa. "La Comisión Europea", admitió, "no tiene nada previsto para esta eventualidad, no hay ningún plan". El ministro de Asuntos Exteriores, Uffe Ellemann-Jensen, también del Partido Liberal, reconoció que la clase política danesa "ha desestimado los deseos del pueblo" y apuntó hacia una "crisis" parlamentaria, en vista a la proporción entre lo deseado por los partidos y lo escogido por los votantes. "Son momentos difíciles", dijo, "y habrá que esperar a ver lo que piensan nuestros socios en Europa".

Los argumentos de los defensores del no apuntaban hacia la pérdida de control de los pequeños países en una Comunidad Europea dominada por los grandes Estados como Alemania o Francia, y este argumento parece haber convencido a los votantes. Entre la gente de más edad, la generación que vivió la II Guerra Mundial y la ocupación nazi, pervive todavía el fantasma de una Alemania de oscuro pasado.

Pero si los más jóvenes no participan de estos temores, tampoco minimizan el impacto que una Alemania económicamente poderosa ejerciendo de potencia hegemónica puede tener en su país.

Económicamente, Dinamarca se ha aprovechado considerablemente de los fondos comunitarios desde su entrada en la CE en 1972. La agricultura ha sido el sector más beneficiado. En la actualidad Copenhague salda aún con superávits su relación con Bruselas, concretamente 2.000 millones de coronas (32.000 millones de pesetas) en 199 1, pero la tendencia hacia un equilibrio se consumará el año próximo cuando el saldo sea prácticamente nulo.

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