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El arte bajo la mirada policial

El semiótico Omar Calabrese propone nuevos modos de disfrutar la creación artística

A lo largo de los cuatro primeros días de esta semana, Omar Calabrese, profesor de Semiótica en la Universidad de Bolonia, ha venido impartiendo un seminario en el Círculo de Bellas Artes de Madrid titulado "Cómo leer una obra de arte". La pretensión del curso se centraba en facilitar puntos de vista- sobre los significados que siempre encierra, secretamente o no, la obra deurte y, de esta manera, se añadiría, al disfrute netamente estético, un placer cuasipolicial relacionado con la historia de la pintura, con la historia social y el sentido mismo de la belleza.En opinión del autor, pocas personas en el mundo ofrecen un método de análisis artístico semejante al suyo. No se trata de presumir de ello, pero tampoco de dudarlo mucho. Ciertamente -según él- si se exceptúa a los franceses Hubert Damisch y Louis Marin, o al suizo Felix Thiirlemann, pocos más semióticos de alto nivel se afanan en la crítica de arte. Pero, ¿en qué consiste la originalidad de esa crítica? ¿Qué distingue a este método de otros? En primer lugar, el concepto desmitificador de la creación artística. Según Calabrese, el grueso de la sociedad sigue creyendo que el arte es un fenómeno de orden misterioso y, la relación, con él, casi privativa de gentes dotadas de gusto superior. Nada de esto puede estimarse exacto, en su parecer. En primer lugar, Omar Calabrese niega la existencia de buenos o malos gustos innatos. Admite mayor o menor sensibilidad de partida, pero sólo esto. Y aún menos que esto, porque "la sensibilidad puede mejorarse o empeorarse, empobrecerse o embotarse". Nada por tanto puede tenerse como un don completo e incorregible. En su opinión, el buen o mal gusto se adquiere a lo largo de la vida y se configura de acuerdo con las circunstancias sociales y personales, la formación, las influencias, el ejercicio. No existen por tanto valores absolutamente trashistóricos ni un gusto metahistórico. Ni siquiera Miguel Angel se salvó de ser vituperado cincuenta años después de su muerte y tanto Homero, como Shakespeare o Velázquez -dice- son más o menos celebrados, según los aires estéticos de las distintas épocas.

El detective

"El gusto", pues, no es un pilar seguro. En su lugar Calabrese insiste más en los análisis de orden técnico si por ello se entiende, no sólo la destreza del autor o la condición de los materiales, sino los contenidos de significación y de comunicación patentes o secretos en una obra de arte. Presenciar una conferencia de Omar Calabrese pr oporciona una emoción equivalente a la que se vive en los momentos finales de una película de intriga, cuando, tras una serie de incógnitas y caminos ciegos, el detective avezado rehilvana, punto por punto, la desordenada trama. Efectivamente, Calabrese no cesa -como un fiscal- de dirigir preguntas al lienzo. ¿Por qué esa asimetría?, ¿A qué viene esa extraña cuchara? ¿Por qué esta ventana abierta? Cada cuadro o serie de cuadros, sometidos a este punto de vista, terminan declarando algo, revelando claves y parecidos, evocaciones cifradas o pistas sobre la vida y circunstancias del responsable. El deleite policial parece asegurado. Pero para mayor disfrute no bastará sólo con mirar y mirar. Es necesario armarse de conocimientos, históricos y estéticos, instruirse poco o mucho sobre las concepciones religiosas, filosóficas y políticas de la época. El placer y los descubrimientos aumentan propocionalmente a la información, tanto como a la propia perspicacia y, sin duda, gracias a la enseñanza para saber ver -"o leer"- que imparte un maestro tan brillante como Calabrese.Con esta orientacion calebresiana, un programa titulado Imagina que emitió la RAI en 1987 logró una audiencia de dos millones de telespectadores. Actualmente el mismo Calabrese junto a algunos profesores españoles, todavía sin concretar, se encuentra citado para una producción semejante, con capital italo-español y acaso también francés, que se emitirá en nuestras pantallas a partir de febrero de 1992, por espacio de cuatro meses.

La nueva moda

En opinión del profesor boloñés la cultura no sólo se demandará más en estos años sino que constituirá el fenómeno más expresivo en el nuevo consumo de occidente. De hecho ya ha comenzado a producirse. Y seguirá extendiéndose desde el arte y la literatura a la filosofia y la ciencia. La filosofía se está poniendo de moda ya por toda Europa.Pero además la demanda de conocimientos respecto a las ciencias naturales ha multiplicando tanto el número de publicaciones periódicas, semanales o mensuales, como la venta de libros hasta niveles de bestseller, sean referidos al origen del universo, (Hawking), la estructura fractal (Mandelbrot), las organizaciones disipativas (Prygogine) o las catástrofes (Thom).

En los actuales tiempos de crisis ideológica y de valores, en general, -apunta el profesor de Bolonia- la gente busca la inversión más segura. Del mismo modo que se compra oro o bienes inmuebles como refugios de garantía en momentos de desazón económica, el público busca ahora arte, cultura, filosofía o ciencias de proyección humana que le procuren una mayor comprensión y asentamiento en un mundo cada vez más incierto y discontinuo. El desaforado amor por la pintura -amor mercantil y amor popular- de estos tiempos constituiría el ejemplo más cabal y consumado.

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