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Oídos sordos

En el terreno de los oídos sordos, quizá el que más perdió sus clamores en el desierto fue el secretario general socialista, Bettino Craxi, en capilla para el congreso de su partido -que comienza el sábado próximo en Milán-, quien en un principio criticó los tickets sanitarios y luego arremetió ferozmente contra la huelga, vio cómo paraban ayer hasta los tres canales de la televisión privada de su íntimo amigo Silvio Berlusconi.Además, Craxi tuvo que escuchar a Giorgio Benvenuto, líder de la UIL, el sindicato de mayoría socialista, quien dijoayer en Fiuggi: "El paro de hoy no sólo es de trabajadores, sino también de ciudadanos. Vamos en serio, y así se lo diremos al Gobierno. La de hoy es una 'huelga de ciudadanos que reclaman del Ejecutivo el fin del desastre de la sanidad. Porque los partidos políticos han intentado distraer a la opinión pública, pero no han tenido el valor de decidir que la sanidad funciona".

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Otro socialista, Ottaviano del Turco, vicesecretario de la CGIL, la central más fuerte, de mayoría comunista, afirmó: "Si el Gobierno se ha equivocado en materia sanitaria, debe tener el valor de reconocerlo".

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