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Celaya y las concejalas donostiarras consiguen sortear el veto machista de la sociedad Gaztelubide

El alcalde de San Sebastián, Xabier Albistur, rompió anoche con una tradición de 50 años al no celebrar la fiesta del patrón en Gaztelubide, una de las sociedades gastronómicas de mayor raigambre, que mantiene fervorosamente el veto a la entrada de la mujer.

La iniciativa del alcalde de San Sebastián, una auténtica fractura en el costumbrismo ceremonial de la fiesta donostiarra, posee una trascendencia aún mayor, toda vez que se produce como consecuencia de las presiones de buena parte de la corporación municipal, particularmente de las concejalas donostiarras, y ante la actitud refractaria a ese tipo de tradiciones que mantiene el propio Tambor de Oro de este año, el poeta Gabriel Celaya.

El rito establece que en la noche de San Sebastián el personaje galardonado con la máxima distinción de la ciudad comparta mesa en la sociedad Gaztelubide con la máxima autoridad municipal. Xabier Albier Albistur, eso sí, se ha visto obligado a tratar de atemperar la inevitable polémica, indicando que no ha pretendido sentar precedentes y aludiendo a la falta de cortesía en la que habría incurrido con Gabriel Celaya, sabido que el anciano poeta donostiarra no se separa un momento de su mujer, Amparitxu.

Compartir el triunfo

Para evitar que el agravio comparativo se sumara al desplante, el alcalde descartó el miércoles celebrar la cena en la sociedad La Unión Artesana, donde el veto prescribió hace tiempo, y optó por festejar al patrón en el hotel María Cristina, una cita a la que se sumaron anoche, con la sensación de compartir un triunfo, concejales y concejalas, que, voluntaria o forzosamente, no asistían a la tradicional cena de Gaztelubide.La norma, inscrita en el reglamento de muchas sociedades gastronómicas, de prohibir la entrada a las mujeres, con la excepción de aquellas que realizan las tareas de limpieza del local, obligó a la Tambor de Oro de hace dos años, Pilar Miró, a cenar en un restaurante de la ciudad con la piadosa compañía de una concejala, mientras su anfitrión, el alcalde, ocupaba mesa en la sociedad Gaztelubide.

Los límites a la tradición que se invoca para los derechos supuestamente adquiridos por esta última sociedad, considerada en esos ambientes como la esencia misma del donostiarrismo, han sido expuestos certeramente por Javier María Sada, uno de los más cualificados cronistas de la ciudad.

Javier María Sada ha dicho que la asistencia de la corporación municipal a la cena que ofrece esta última sociedad se inicia en los años posteriores a la guerra civil, y que con anterioridad a la contienda era La Unión Artesana la que acogía al alcalde de San Sebastián en esa noche festiva.

La Unión Artesana fue fundada en 1870; es, por tanto, la sociedad más antigua de San Sebastián, y sus socios reclamaban para sí el espíritu liberal que ha caracterizado buena parte de la historia de esta ciudad.

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