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Tribuna:LECCIONES DE LA HISTORIA
Tribuna
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El año yugoslavo 1948

El año yugoslavo de 1948 continúa teniendo un carácter plenamente actual por el mensaje y las lecciones que aportó al movimiento revolucionario y al socialismo, señala el autor. La excomunión de los comunistas yugoslavos por su rechazo al Estado líder soviético es hoy revelador de muchos fracasos, agrega.

Evocar el año yugoslavo 1948 -como muchos lo denominan con razón- no tiene sólo un carácter ocasional. El sentido de ese acto es más profundo y continúa teniendo actualidad.El año 1948, el movimiento comunista entró en un período extraordinariamente tempestuoso, pero igualmente productivo, de su desarrollo. El drama por el que pasaría ese año y varios de los siguientes fue causado, por una parte, por el propósito de la muy influyente dirección soviética, con Stalin a la cabeza, de conservar a toda costa su posición frontal en el movimiento y subordinar todo el desarrollo de los países de orientación socialista al fortalecimiento de un partido y Estado líder en la constelación de bloque que se estaba creando con la descomposición de la coalición antifascista y la propagación de la guerra fría, y, por otra parte, por el anhelo de los comunistas yugoslavos de solucionar las cuestiones internas y problemas de política exterior de su país en concordancia con sus propias condiciones y posibilidades, fuera de los esquemas dogmático-doctrinarios del concepto y praxis del socialismo de Stalin. Esta orientación de los comunistas yugoslavos se contraponía a la lógica implacable de la dirección soviética, según la cual en la situación surgida después de la II Guerra Mundial ningún país pequeño podía ser autónomo e independiente, sino que debía pertenecer o al bando del socialismo, con la URSS al frente, o al bando del imperialismo, con el imperialista EE UU a la cabeza. Por eso fue condenada duramente y calificada de renegada por el movimiento revolucionario y por el marxismo. Aceptando la resolución sobre la situación en el Partido Comunista de Yugoslavia, a esta condena de los comunistas yugoslavos se adhirieron también los demás partidos comunistas y obreros. La excomunión de los herejes yugoslavos del bando de los ortodoxos fue total y despiada.

Aislacionismo

Las consecuencias del cierre de filas de los partidos comunistas y obreros sobre la plataforma antiyugoslava fueron numerosas y graves. En lugar de seguir la lógica de las diferentes vías y formas de construir el socialismo, de estimular sobre esta base las acciones progresistas de otros y de fortalecer, con una orientación auténticamente democrática, su prestigio e influencia internacional, estos partidos emprendieron la dirección contraria. Es más, pusieron sus acrecentados potenciales al servicio del juego del lager contra el bando imperialista, cayeron en un nuevo aislacionismo y sectarismo y comenzaron a perder afiliados y el apoyo del cuerpo electoral.

Mucho más difícil fue la situación de los comunistas yugoslavos. Quedaron solos y expuestos a una presión brutal, que desde mediados de 1948 y en adelante fue ejercida con todos los medios disponibles de la política estatal, incluyendo las amenazas de guerra. Ellos no sólo tuvieron que dar respuesta a la cuestión de cómo pudo producirse ese conflicto, sino también ofrecer una solución al problema.

Conscientes del hecho de que la causa por la que lucharon podía triunfar sólo si en base a una crítica radical de la praxis socialista existente conseguían crear nuevas perspectivas de revolución, los comunistas yugoslavos dedicaron preponderantemente su atención no a contrarrestar la campaña propagandística desatada contra ellos, sino a explicar las causas sociales de ese fenómeno. De ese modo -estudiando las condiciones internas y las relaciones en los países socialistas de Europa oriental y con una actitud crítica para con sus propias experiencias y logros- llegaron a conocimientos que, de muchas cuestiones pendientes de la teoría y praxis socialistas, quitaron el velo de las racionalizaciones y mixtificaciones ideológicas estalinistas. La base de esos conocimientos la constituía la tesis de los comunistas yugoslavos de que el burocratismo es el último y más resistente bastión del sistema de clases y, con ello, el enemigo más grande del socialismo, que podía ser derrotado únicamente haciendo que la función de la gestión social y económica se transformara, sistemática y consecuentemente, de instrumento de monopolio de la propiedad estatal en instrumento de la autogestión de los trabajadores.

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En concordancia con estos conocimientos y paralelamente a ellos, los comunistas yugoslavos efectuaron cambios en la práctica social de su país y desarrollaron relaciones y cooperación con los partidos y movimientos progresistas del mundo. Esto les posibilitó salir del conflicto como vencedores, es decir, demostrar: que la diversidad de caminos y formas de construir el socialismo no es una invención de los revisionistas, sino una ley objetiva, que la solidaridad y cooperación entre los portadores sociales y políticos de ese proceso se pueden establecer sólo voluntariamente y sobre la base de los principios de igualdad, autonomía y no injerencia en los asuntos internos de otros y que el internacionalismo no comienza allí donde terminan la autonomía e independencia, sino que solamente en ellas puede basarse.

Este desenlace del conflicto entre el Partido Comunista de Yugoslavia y la Cominform convino tanto a los comunistas yugoslavos como a las fuerzas mucho más amplias del socialismo, la paz y la democracia. Muchas cuestiones esenciales del mundo contemporáneo y del socialismo se promovieron justamente en ese conflicto. El modo en que los comunistas yugoslavos mediaron en ello posibilitó que la gran mayoría de esas cuestiones recorriera con éxito, a lo largo de los 40 años transcurridos, un largo y complejo camino: de presentimientos iniciales a explicaciones integrales y que llegaran a ser un contenido insoslayable de aquella base sobre la cual hoy se establecen y desarrollan las nuevas relaciones entre los partidos comunistas y países socialistas y las relaciones políticas y económicas internacionales en global.

Esto es lo que hace que el año yugoslavo 1948 sea un hito en la nueva historia del movimiento revolucionario y del socialismo, cuyos mensajes y lecciones también hoy laten con tanta actualidad.

Radoyan Radonjic es profesor en la universidad de Titogrado.

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