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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Comedia para Goldie Hawn

La presente comedia de Gerry Marshall -cuarta realización del director, cuyo único título estrenado en nuestras pantallas fue Los locos del bisturí- ilustra con discreta funcionalidad un argumento escrito y producido por mujeres para el lucimiento de la actriz Goldie Hawn.El guión, con ingredientes comunes a la comedia, cuya historia desemboca en una familia y donde están presentes la dicotomía entre la opulencia y la modestia, utiliza el pretexto de la amnesia como posibilitadora de hallar la felicidad, tras la pasajera pérdida de identidad. Otros elementos que bañan su desarrollo y desenlace son la sátira social y el romance amoroso, con la presencia de ternurismo sentimentaloide, como recursos fáciles para buscar la sonrisa y complicidad del espectador; todo ello expuesto sin notoria brillantez.

Un mar de líos

Dirección: Gary Marshall. Guión: Leslie Dixon. Fotografía: John A. Alonzo. Música: Alan Silvestri. Producción: Alexandra Rose y Anthea Sybert. Intérpretes: Goldie Hawn, Kurt Russell, Edward Hermann, Katherine Helmond. Estados Unidos, 1987. Estreno en Madrid: cines Conde Duque, La Vaguada y Peñalver.

La base sobre la que gira el enfrentamiento de la pareja protagonista, Goldie Hawn y Kurt Russell, permite a la actriz oscarizada por su trabajo como secundaria en Flor de cactus ofrecer dos imágenes opuestas: una, como sofisticada y despótica millonaria, y otra, como sufrida, humillada y nada glamourosa ama de casa, víctima de sus indisciplinados hijos y tiránico esposo, tras la pérdida de su memoria.

El contraste entre ambos aspectos de la protagonista goza de un acertado tratamiento, que se ampara en una opuesta utilización de vestuario, maquillaje, peinado e iluminación, ayudada la cámara por la peculiaridad facial de Goldie Hawn, cuya amplia frente, ojos saltones y extraños labios son presa fácil para los maquilladores. Ello, unido al variable dinamismo de sus movimientos -a los que no es ajena su experiencia como bailarina- concede credibilidad al papel.

Como réplica, Kurt Russell, arquetipo de varón rudo, pero finalmente con buen corazón, cumple su cometido, sin demasiados matices, pero dando el tipo requerido, al igual que ya hiciera en sus anteriores trabajos en Elvis, Rescate en Nueva York, La cosa y Golpe en la pequeña China, todos ellos dirigidos por John Carpenter.

Comedia menor, entre la sátira, el romance y la apología familiar, Un mar de líos se deja ver sin gran esfuerzo, siempre que se aporte buena voluntad, sin despertar odios ni amores, dando impresión de producto ya visto, y con un final feliz blandengue, que promociona la vida familiar y el trabajo hogareño como elixir de la felicidad.

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