Reencuentro con la razón
F. A. La coincidencia del congreso de filósofos jóvenes dedicado a la política y el cuarto centenario del nacimiento de Thomas Hobbes, que hoy se celebra, no es casual. No lo es, sin embargo, que muchos de los asistentes planteen cuestiones referentes a la fundamentación del Estado, una de las principales preocupaciones hobbesianas, como tampoco es casual que sea Habermas el autor más aludido a estas alturas. Tras la fiebre posmoderna y antirracionalista de los últimos congresos parece haber un reencuentro con la razón o, cuando menos, alguna razón intersubjetiva que sirva de orientación en el mundo. Hobbes, la Ilustración y Habermas sugieren caminos que llevan hacia algún tipo de racionalidad práctico-política. El primero, con su diagnóstico de los conflictos internos que amenazan la estabilidad social, a partir de él, los ilustrados y el propio Habermas -a quien reiteradamente se ha aludido aquí como heredero de la Ilustración- como autores de un proyecto político-racional con esperanza de futuro.
Sorprenden el casi silencio sobre Schopenhauer, las claras alusiones a Nietzsche y a sus herederos posmodemos. Se diría que el lema del congreso, Filosofía y política, ha actuado como imán atrayendo a los racionalistas y repeliendo otras tendencias filosóficas contemporáneas. Esto, sin embargo, no implica un silencio sobre el presente. Ayer se habló sobre el paro y sobre el terrorismo, sobre el pacifismo y sobre el feminismo, y no faltaron las alusiones al Mayo del 68. Incluso Solé Tura mereció una cita que le dejará escasamente satisfecho, ya que se recordó como ponente constitucional ejemplo -se dijo- de ignorancia de la moderna filosofia política. Casi la misma causticidad que Hobbes dedica a Francisco Suárez.
El próximo número de Temas de Nuestra Época, que aparecerá el jueves, está dedicado a Thomas Hobbes.