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Técnicas curativas

La eliminación espontánea del cálculo depende de múltiples factores, algunos de los cuales dependen del cálculo, como son su tamaño, superficie y forma, y otros, del estado anatómico de la vía urinaria; pero en términos generales se admite que aquellos cálculos esféricos con un eje mayor, igual o superior a seis milímetros difícilmente serán expulsables. La recidiva litiásica viene a representar el 50% de las LU, siendo las causas más frecuentes las alteraciones metabólicas, malformaciones de la vía urinaria y el incorrecto manejo de las infecciones urinarias. La permanencia del cálculo en el interior de la vía urinaria puede coexistir con dos situaciones clínicas bien diferenciadas. Por un lado están las litiasis bien toleradas, sin dolor, con orinas repetidamente estériles y función renal conservada, en estos casos la vigilancia periódica está plenamente justificada.Por el contrario existen LU mal toleradas y responsables de complicaciones de carácter obstructivo con infección que incrementan la trascendencia de las mismas. Esta obstrucción mantenida es capaz por sí sola de limitar la recuperabilidad de la función del riñón, si a esto le añadimos la infección y sus eventuales complicaciones, la posibilidad de destrucción renal se multiplica.

Más información
El mal de los cálculos

El pronóstico de las LU dejadas a su evolución última y sin control conduce irremisiblemente a la destrucción real uni o bilateral. Datos recientes en este sentido aportados por la European Dyalisis and Transplant Association (EDTA) informan de la no baja proporción entre pacientes en programa de hemodiálisis por insuficiencia renal crónica terminal, condicionada por la LU.

No existe desde el punto de vista terapéutico una modalidad de tratamiento única. Éste viene condicionado por los elementos constitutivos del cálculo en cada caso. Las litiasis metabólicas (ácido úrico y cistina) pueden ser disueltas con tratamiento médico, mientras que las demás son tributarias de actuaciones instrumentales.

Terapéutica integral

El tratamiento de la LU no debe contemplarse simplemente como la destrucción química o extracción quirúrgica del cálculo, ya que la causa etiológica, sea cual fuere, si no se corrige, persistirá después. Por tanto, la terapéutica debe ser integral y coordinada, actuando sobre las alteraciones etiológicas extrayendo o disolviendo el cálculo y finalmente realizando una vigilancia periódica y rigurosa.

La actuación quirúrgica propiamente dicha en la LU ha supuesto un reto para el urólogo, en particular la extracción de los grandes cálculos (litiasis coraliforme) ha resultado siempre un procedimiento quirúrgico complejo. En las últimas décadas, el desarrollo de métodos como la hipotermia ha revitalizado las técnicas de cirugía renal con resultados francamente positivos.

En la actualidad, aunque persisten claras indicaciones de cirugía abierta (asociaciones con problemas obstructivos, procesos infecciosos supurados, etcétera), el advenimiento en los últimos cinco años de tecnicas para destruir los calculos urinarios por ondas de ultrasonidos (litotricia extracorpórea por ondas de choque) y otros métodos que no precisan la apertura quirúrgica del abdomen ha supuesto una alternativa real a la cirugía de la LU.

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