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CIENCIA

El 'Challenger' no debió ser lanzado, según la comisión investigadora

Francisco G. Basterra

La decisión de lanzar el Challenger fue un error de juicio por parte de la agencia espacial norteamericana, que actuó imprudentemente al dar luz verde para el lanzamiento que acabó en una tragedia en la que perdieron la vida los siete astronautas el pasado 28 de enero. Ésta es la primera conclusión, provisional aún, obtenida esta semana por la comisión presidencial que investiga el desastre. Tras tres días de reuniones públicas, el presidente de la citada comisión, William Rogers, afirmó el pasado jueves que el proceso que condujo al lanzamiento fue "claramente defectuoso".Una serie de malentendidos y defectos de comunicación hicieron que las advertencias de los constructores del Challenger, que estalló en el aire a los 73 segundos del lanzamiento, no fueran escuchadas por la dirección de la NASA.

La agencia espacial abandonó "el buen juicio y el sentido común" en la seguridad del lanzamiento, afirmó Rogers, un ex secretario de Estado con Richard Nixon, que está poniendo a los dirigentes de la NASA en dificultades, al demostrar con su exhaustiva investigación que no fue a burocracia la culpable del fracaso, sino que probablemente los responsables podrán ser individualizados.

La última revelación efectuada es que la compañía fabricante de la nave espacial, RockweIl International, avisó dos horas antes del lanzamiento del Challenger que el vuelo "era inseguro", porque las agujas de hielo que colgaban de la torre de lanzamiento, de hasta más de un metro de longitud, podrían dañar las losetas térmicas que protegen al transbordador. Los funcionarios de la NASA desoyeron la recomendación y dijeron a la comisión investigadora que "era sólo la manifestación de una preocupación, y no una objeción definitiva" al vuelo.

La noche anterior a la partida del Challenger, los ingenieros de Morton Thiokol, la empresa fabricante de los cohetes propulsores del transbordador, recomendaron unánimemente que no se efectuara el vuelo. Estaban preocupados porque las temperaturas bajo cero reinantes esos días en Florida podían dañar los anillos de goma que cierran y sellan las junturas de los cohetes propulsores. Pero la dirección de Morton, presionada por la NASA, que dijo: "Dios mío, ¿qué quieren, que aplacemos el lanzamiento hasta abril?", no hizo caso a sus técnicos y aprobó el vuelo.

Las últimas fotografías presentadas ante la comisión investigadora muestran muy claramente una nubecilla de humo negro saliendo de la parte inferior del propulsor derecho, sólo dos segundos después del encendido de los cohetes. Esto significaría que en el inicio del vuelo ya se había producido la filtración de gases que se cree produjo, 70 segundos después, la explosión.

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