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Reportaje:

El reconocimiento explícito de Israel divide a la OLP

El reconocimiento de Israel por la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), exigido por Estados Unidos para negociar directamente con esta organización, y la posible creación de una confederación jordano-palestina enfrentan a las diferentes corrientes que integran la resistencia nacionalista. Estas divergencias han obligado a aplazar la anunciada reunión de su máxima instancia, el Consejo Nacional Palestino (CNP, Parlamento en el exilio), prevista inicialmente para este mes de noviembre, pero que, en el mejor de los casos, se celebrará en diciembre o a principios de 1983, indican fuentes solventes.

Cuando, tras evacuar Beirut, navegaba el 30 de agosto rumbo a Grecia, Yasir Arafat, líder de la OLP, afirmó que los tres meses de guerra palestino-israelí en Líbano habían fortalecido la unidad de los palestinos, pero tan sólo dos meses y medio después Jaled el Fahum, presidente del CNP, se ve obligado a repetir que la autoridad del máximo dirigente palestino no está amenazada.Arafat no consiguió, sin embargo, a principios de noviembre en Túnez, que el comité ejecutívo de la central palestina fijase la fecha y el lugar de la próxima reunión del CNP que los moderados, como él, desean se celebre en la capital tunecina mientras los radicales como el Frente Popular de Liberación de Palestina de Georges Habache (FPLP) y pro sirios prefieren Damasco y se baraja Argel como solución de compromiso.

El comité central de la OLP se reunirá el viernes en Damasco para tratar nuevamente de ponerse de acuerdo sobre una capital en la que pueda reunirse el CNP pero, en el fondo, su postergación no debe disgustar a un Arafat que no está seguro, por ahora, de contar con una mayoría entre sus 301 miembros.

A los tradicionales enfrentamientos entre moderados y radicales en la central palestina se añaden, una vez más, las presiones extemas de países árabes, como Siria, que se esfuerzan por influenciar a la OLP para utilizarla mejor en beneficio de sus propios intereses en materia de política exterior. Por este motivo Arafat, que mantiene ademas pésimas relaciones personales con el presidente sirio, Hafez el Assad, quiere evitar a toda costa que la dirección palestina se reuna en Damasco.

Arafat fue el primero, en pleno sitio de Beirut, en dar un paso gigantesco al firmar al congresista norteamericano Paul N. McCIoskey un documento en el que acata todas las resoluciones de las Naciones Unidas sobre la cuestión palestina, incluida la famosa 242, aprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU en 1967, que prevé "el reconocimiento de la soberanía y de la independencia política de cada Estado de la región", entre los que figura, Israel.

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El atrevimiento de Arafat

El líder de la OLP reconoció ese 25 de julio implícitamente a Israel, pero la reacción negativa de la Administración norteamericana, que exigía una adhesión más explícita a la resolución 242, le incitó a retractarse y evitar así peleas internas prematuras en el seno de su organización.La cumbre de jefes de Estado árabes, en la que Yasir Arafat desempeñó un papel muy activo -celebrada en septiembre en Fez-, hizo de nuevo, en el séptimo punto de su resolución final, la misma concesión al preconizar el establecimiento de un Estado palestino en Cisjordania y Gaza y reconocer también implícitamente a Israel.

Presionados por Siria o por voluntad propia, cuatro grupos palestinos encabezados por el FPLP rechazaron, en una declaración conjunta, el séptimo punto de la resolución aprobada en Fez, no porque sigan preconizando la destrucción de la entidad sionista para construir un Estado palestino en toda Palestina, como todavía lo afirma la carta fundacional de la OLP, sino porque consideraban que no era necesario hacer tal concesión sin contrapartidas concretas e inmediatas.

Poco después, en octubre, cinco grupos palestinos condenaron con matices las entrevistas celebradas ese mismo mes en Amman entre el rey Hussein de Jordania y Arafat sobre una posible confederación palestino-jordana, que el propio líder la OLP descarta, por ahora, si no ha sido fundado previamente un Estado palestino independiente que acepte libremente federarse con su vecino del Este.

Prisas negociadoras

Pero las prisas por iniciar una negociación cuanto antes para impedir que Israel se anexione de hecho los territorios ocupados, en los que crea casi a diario nuevos asentamientos de población judía, han convencido a muchos en la dirección palestina de la necesidad de adoptar una postura más flexible que se aproxime al reconocimiento de su eterno enemigo.Quizá hayan sido influenciados por los habitantes de Cisjordania y Gaza, que parecen ser los más apresurados en iniciar el proceso que les libre de la ocupación. A principios de mes varios de sus principales dirigentes moderados tomaron, por primera vez, una iniciativa independiente de la OLP al suscribir, según el diario británico Sunday Times, un documento de paz en el que piden a la OLP que acepte las resoluciones 242 y 338 del Consejo de Seguridad -y reconozca así el derecho de Israel a la existencia- y se pronuncian por una confederación jordano-palestina.

El rey Hussein presionó también en el mismo sentido. En una reciente entrevista a la BBC reveló que incitó a Arafat en octubre a que reconociese al Estado hebreo porque este gesto "haría desaparecer un obstáculo con vistas a la apertura de todas las puertas a los árabes, y no sólo pienso en Israel, sino en Estados Unidos".

A falta de una resolución de la ONU, como la franco-egipcia, que preconice un reconocimiento mutuo palestino-israelí y que la OLP suscribiría sin dudarlo, el Frente Democrático de Liberación de Palestina (FDLP), encabezado por Nayef Hawatmeh, presentará ante el Parlamento palestino, según anunció al diario parisiense Le Monde, un proyecto de resolución en este sentido.

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