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Crítica:LOS CONCIERTOS DEL REAL
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Olavide homenajea a Lorca

Obras de Guridi Olavide y Dvorak. Orquesta y Coro Nacionales. Directores: Ros Marbá y José de Felipe. Solista: María Luisa Castellanos. 18 de octubre.

En el último festival granadino fue estrenado Cante, en memoria de Federico García Lorca, escrito por Gonzalo de Olavide a instancias de la Orquesta Nacional Española. Ya informamos de las características de la obra y del éxito alcanzado, lo que hay que subrayar ahora, cuando la partitura, a teatro cerrado, ha podido escucharse mejor.

Olavide (1934), que, como es sabido, reside en Ginebra, es un compositor que une al instinto y al saber un rigor en la exigencia verdaderamente admirable. Tengo el Cante por una de las mejoras músicas que en homenaje o sobre la figura y la obra de García Lorca se hayan escrito.

Lo primero que llama la atención es la voluntad de comunicarse, el concepto de utilidad social del arte, que poco o nada tiene que ver con las «torres de marfil» y los ensayos «a puerta cerrada»; lo segundo, el equilibrio de lenguaje -en todos los valores-, en el que no se advierten inquietudes por estar a la última, que, en el mejor de los casos, suele ser la penúltima; lo tercero, el dorn inio técnico, el control del autor sobre su obra: sabe exactamente qué quiere decir y cómo debe decirlo; en fin, el servicio evocativo a un texto que, aun cantado, funciona, sobre todo, como inipulso emocional: el soneto Yo sé que mi perfil será tranquilo.

La obra de Olavide es española y lorquiana desde las razones más hondas que determinan el carácter y no por alusión a elementos populistas externos, fácilmente reconocibles. Es acaso la expresión dolorida de una ausencia, expresada por un compositor que ha superado los tics de las llamadas vanguardias después de haberlos estudliado profundamente. Más que los tics, Olavide conoce muy seriarriente las múltiples corrientes de nuestro tiempo. De ellas y de la tradición ha conseguido extraer su propia manera, tensa, bien estructurada y de auténtica fuerza expresiva que no es lo mismo que conmoción sonora).

La versión dirigida por Ros Marbá al Coro y Orquesta Nacionales fue excelente, cuidada en todos los detalles, entendida en su general intencionalidad. Como resultó soberbia la Séptima sínfonía de Dvorak, ese original homenaje del músico bohemio a su modelo Brahms. Esta música de aliento romántico e imaginación sonora conviene de manera particular al maestro catalán, que, por otra parte, trabaja los entresijos de las más complejas partituras con el detallismo propio de la raúsica de cámara que tantos triunios y ancho prestigio le vale en su trabajo como director titular de la orquesta holandesa.

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