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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Hans Hartung

El nombre de Hans Hartung es, sin duda, uno de los más prestigiosos de la pintura europea actual. Su nombre quisiera ser el correlato de aquellos otros pintores que, en Estados Unidos, implantaran la gran abstracción, aquella que hiciera inviable, por reiterativa, todo intento de insistencia en campo: sobre manchas y colores, los americanos lo tenían todo inventado. Pero será mejor olvidar esto e insistir en que el nombre de Hans Hartung es de los más prestigiosos del panorama plástico europeo de los últimos años. Incluso en España, ya por los años sesenta, era un buen nombre para mencionar, y hasta hubo coleccionistas que, ya por entonces, adquirieron obra suya, y a precios muy altos.Pero, debido a la falta de información directa que aquí se sufría, aún su obra era desconocida para muchos, y había algunos que le confundían con el mismísimo Mathieu. Este es motivo más que suficiente para que el interesado en el tema agradezca la existencia de la exposición actual de Hartung en Madrid, exposición que, si bien predominante en obras últimas, posee un breve carácter antológico.

Hans Hartung

Galería Juana Mordó, SACastelló, 7

Rasgos caligráficos

La obra de Hartung, como obra de estilo, tiene una impronta: unos determinados rasgos, que podrían ser definidos como caligráficos -los críticos acusan a este pintor de ser el primero en utilizar medios caligráficos-, unas rayas que arañan el lienzo, acompañadas en ocasiones por unas peculiares curvaturas; esta impronta acompaña desde los comienzos su obra, si bien en su evolución aparecen períodos en que queda oculta. Ahí, claro, no acaban sus rasgos diferenciadores, pero sí puede pensar se que es el más determinante. De este ejemplo podría deducirse que la obra de Hartung es inconfundible.

Sensación de antigüedad

Algo de cierto hay en ello, sin que igualmente deje de serlo el que si se ocultara al visitante el nombre del artista y le dejaran en la desnudez de la obra -¡sin autor!-, bien pudiera creer que se encontraba, verbigracia, en la exposición de algún miembro del grupo El Paso, o similares, aunque parezca justo reconocer, muy posiblemente, que el planteamiento debiera ser el contrario. ¡Por fin llegan los maestros (Hartung, Bacon...)! ¿Y qué ocurre? Nada. No se sabe muy bien qué es lo que pasa con estos maestros que llegan de lejos, pero el hecho es que producen una aburrida sensación de antigüedad. por aquí, se pasaron la vida copiándolos, y ellos, por allí, se la pasaron copiándose, impertérritos, a sí mismos.

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